por Lyndal
Rowlands
Naciones Unidas,
20 oct 2016 (IPS). Los agricultores ya padecen las consecuencias del
cambio climático, pero también pueden ayudar a combatirlo, subraya
un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO).
“Todos los
agricultores deben adaptarse al cambio climático y contribuir a
mitigar las emisiones (contaminantes) liberadas por la agricultura”,
observó Rob Vos, director de Economía del Desarrollo Agrícola de
la FAO, en diálogo con IPS.
“La buena
noticia es que muchas técnicas empleadas en la adaptación (al
recalentamiento planetario) también contribuyen a reducir las
emisiones y vice versa”, apuntó.
El estudio Estado de la Alimentación y la Agricultura 2016 se concentra en la relación
entre cambio climático, agricultura y seguridad alimentaria.
El sector
agrícola, agregando la silvicultura, la pesca y la producción
ganadera, es responsable de liberar una quinta parte de las emisiones
de gases contaminantes a la atmósfera.
Una de las
consecuencias más graves del fenómeno es la deforestación, que
incluye las tierras empleadas para cubrir la creciente demanda de
productos cárnicos.
La agricultura
contribuye al cambio climático, pero los 500 millones de pequeños
agricultores, que suelen producir apenas suficientes alimentos para
alimentar a sus familias, están entre las personas más afectadas
por el recalentamiento planetario.
El clima, y
principalmente las lluvias, se vuelven cada vez “menos
predecibles”, explicó Vos. “Eso afecta gravemente a los
agricultores, que no saben qué esperar”, explicó.
Por ejemplo, en
algunas partes de América Latina y África oriental, en dos semanas
cayeron las lluvias que caen durante un año entero, “entonces el
resto del año no habrá nada”, apuntó.
Además, las
temperaturas crecientes también llevaron a la propagación de pestes
y enfermedades, añadió Vos.
Pero los
agricultores no son los únicos productores de alimentos muy
afectados por el cambio climático.
El aumento de la
temperatura oceánica hace que los peces de zonas tropicales se
desplacen largas distancias, lo que reduce las reservas, lo que
afecta particularmente a los pescadores de los países en desarrollo.
“Aparecen peces
tropicales en aguas del norte, incluso en Islandia”, observó Vos.
Reducir la
presión sobre los recursos naturales de los que dependen numerosos
productores de alimentos también implica hacer frente al consumo y
el desperdicio, explicó.
“Hacer frente a
las pérdidas y al desperdicio de alimentos puede ayudar a reducir la
presión sobre los recursos naturales porque al no ser consumidos por
los humanos, significa una presión innecesaria sobre ellos”,
abundó.
“Las soluciones
no deben buscarse solo en los agricultores, debemos mirar a todo el
sistema de producción de alimentos en general”, subrayó Vos.
El estudio de la
FAO también se concentra en los cambios de la dieta, como la mayor
demanda de proteínas de la carne, que han aumentado la presión
sobre el ambiente.
“El
reequilibrio de los regímenes alimenticios con objeto de disminuir
los alimentos de origen animal supondría una contribución notable
en esta dirección, con probables beneficios conjuntos para la salud
humana”, destaca el informe.
La asesora de
cambio climático de Oxfam Estados Unidos, Aditi Sen, destacó en
diálogo con IPS que el nuevo informe de la FAO detalla, además, la
forma en que los países pueden implementar sus compromisos para
reducir las emisiones contaminantes asociadas a la agricultura en el
marco del Acuerdo de París, que pronto entrará en vigor.
“No se le ha
prestado mucha atención a cómo se implementarán los compromisos
climáticos vinculados a la agricultura, y es muy bueno ver que quedó
destacado y reflejado en el informe”, indicó Sen.
“De la misma
forma en que hablamos de la transición hacia las energías limpias,
creo que necesitamos comenzar a hablar de la transición que necesita
la agricultura”, precisó.
Algunas áreas de
la actividad agrícola requieren de una atención particular a la
hora de hacer frente al cambio climático, observó Sen.
“En general, si
observas el sistema de alimentación en su totalidad y de donde
proceden las emisiones, la mayor responsabilidad en materia de
mitigación la tienen los grandes actores del agronegocio y de la
agroindustria, más que los pequeños agricultores”, subrayó.
Cultivos como la
soja y la palma aceitera son algunos de los mayores contribuyentes de
emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la
agricultura y principalmente liberadas por la agroindustria.
Por su parte, la
producción ganadera a gran escala también acelera el cambio
climático, y no solo por las emisiones de gas metano liberadas por
los animales, sino también por el desbroce de tierras para producir
los alimentos que ellos consumen, explicó Sen.
Una excepción
notable es el arroz, un alimento básico para miles de millones de
personas, y principalmente producido por pequeños agricultores.
“El arroz es,
de hecho, uno de esos productos básicos que deja una enorme huella
de gases invernadero y que también es un alimento básico producido
por pequeños agricultores”, puntualizó Sen.
El uso excesivo
de fertilizantes químicos en los arrozales contribuye a ese
problema, precisa el informe de la FAO.
Pero se necesitan
más datos para comprender mejor las diferentes emisiones de gases
invernadero producidos por los pequeños agricultores en relación
con la agroindustria, subrayó Sen.
Fuente:
Lyndal Rowlands, Cambio climático pone en riesgo a los pequeños agricultores, 20/10/16, Inter Press Service. Consultado 22/10/16.
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