martes, 20 de septiembre de 2016

Cómo esconder cuatro millones de kilos por día

En las ciudades más grandes, incluida la Capital, la disposición final está aún lejos de ser ambientalmente sustentable, y en la mayor parte del mapa, los desechos terminan en vetustos basurales a cielo abierto o en enterramientos precarios que apenas se tapan, para no ser vistos.

por Fernando Colautti

El impacto por la falta de tratamiento adecuado de los residuos sigue siendo uno de los grandes temas ambientales que Córdoba (como el país) no termina de abordar. Los cordobeses generamos unos cuatro millones de kilos de basura por día, que en su mayor parte van a parar a sitios con riesgos ambientales y sanitarios.

En gran parte del territorio provincial no hay plantas de tratamiento. El porcentaje que se separa y recicla es aún muy bajo.

Los proyectos que hace décadas se anuncian para crear vertederos regionales tuvieron acotado desarrollo. Apenas una parte de Traslasierra, el valle de Calamuchita y los dos departamentos más sureños (Roque Sáenz Peña y General Roca) cuentan con predios que acumulan la basura por zonas y aplican algún tratamiento. En varios de esos casos, incluso, es aún parcial.

En las ciudades más grandes, incluida la Capital, la disposición final está aún lejos de ser ambientalmente sustentable, y en la mayor parte del mapa, los desechos terminan en vetustos basurales a cielo abierto o en enterramientos precarios que apenas se tapan, para no ser vistos.

La idea que más avanza con apoyo de la Provincia, de vertederos regionales para separar lo reciclable y enterrar en fardos herméticos el resto, presenta dos complicaciones.

Una es el costo en fletes para los municipios más alejados. En el sur, hay localidades que impusieron un “plus” sobre las tasas que pagan sus vecinos para afrontar esos gastos. Mientras, el vertedero de Cruz del Eje -construido hace 15 años- jamás se inauguró porque ningún municipio de la región acordó fletar su basura: les resulta más barato arrojarla en algún campo cercano.

La otra complicación es por lo que en el mundo llaman “el efecto nimby ” (por la sigla, en inglés, de “no en mi patio trasero”), que alude a la resistencia de las comunidades para aceptar que sea en su entorno donde se acumule la basura que envía una región.

Los anuncios de aportes y promesas en Córdoba para nuevos vertederos regionales continúan. Algunos más podrían sumarse en varias regiones, en los próximos años. Alternativas que se enfoquen en experiencias más sustentables que apunten a la reutilización de los desechos y a la reducción de lo que queda sin destino siguen siendo aún marginales o acotadas.

Mientras el destino de la basura no sea un reclamo prioritario de la sociedad, no será un tema clave de la agenda de quienes la representan en sus gobiernos.

Porque siempre resultará más barato no hacer nada con nuestros desechos que darles un adecuado tratamiento. Eso, si medimos los costos sólo en números contables y en el cortísimo plazo.
Fuente:
Fernando Colautti, Cómo esconder cuatro millones de kilos por día, 18/09/16, La Voz del Interior.

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