En las ciudades
más grandes, incluida la Capital, la disposición final está aún
lejos de ser ambientalmente sustentable, y en la mayor parte del
mapa, los desechos terminan en vetustos basurales a cielo abierto o
en enterramientos precarios que apenas se tapan, para no ser vistos.
por Fernando
Colautti
El impacto por la
falta de tratamiento adecuado de los residuos sigue siendo uno de los
grandes temas ambientales que Córdoba (como el país) no termina de
abordar. Los cordobeses generamos unos cuatro millones de kilos de
basura por día, que en su mayor parte van a parar a sitios con
riesgos ambientales y sanitarios.
En gran parte del
territorio provincial no hay plantas de tratamiento. El porcentaje
que se separa y recicla es aún muy bajo.
Los proyectos que
hace décadas se anuncian para crear vertederos regionales tuvieron
acotado desarrollo. Apenas una parte de Traslasierra, el valle de
Calamuchita y los dos departamentos más sureños (Roque Sáenz Peña
y General Roca) cuentan con predios que acumulan la basura por zonas
y aplican algún tratamiento. En varios de esos casos, incluso, es
aún parcial.
En las ciudades
más grandes, incluida la Capital, la disposición final está aún
lejos de ser ambientalmente sustentable, y en la mayor parte del
mapa, los desechos terminan en vetustos basurales a cielo abierto o
en enterramientos precarios que apenas se tapan, para no ser vistos.
La idea que más
avanza con apoyo de la Provincia, de vertederos regionales para
separar lo reciclable y enterrar en fardos herméticos el resto,
presenta dos complicaciones.
Una es el costo
en fletes para los municipios más alejados. En el sur, hay
localidades que impusieron un “plus” sobre las tasas que pagan
sus vecinos para afrontar esos gastos. Mientras, el vertedero de Cruz
del Eje -construido hace 15 años- jamás se inauguró porque
ningún municipio de la región acordó fletar su basura: les resulta
más barato arrojarla en algún campo cercano.
La otra
complicación es por lo que en el mundo llaman “el efecto nimby ”
(por la sigla, en inglés, de “no en mi patio trasero”), que
alude a la resistencia de las comunidades para aceptar que sea en su
entorno donde se acumule la basura que envía una región.
Los anuncios de
aportes y promesas en Córdoba para nuevos vertederos regionales
continúan. Algunos más podrían sumarse en varias regiones, en los
próximos años. Alternativas que se enfoquen en experiencias más
sustentables que apunten a la reutilización de los desechos y a la
reducción de lo que queda sin destino siguen siendo aún marginales
o acotadas.
Mientras el
destino de la basura no sea un reclamo prioritario de la sociedad, no
será un tema clave de la agenda de quienes la representan en sus
gobiernos.
Porque siempre
resultará más barato no hacer nada con nuestros desechos que darles
un adecuado tratamiento. Eso, si medimos los costos sólo en números
contables y en el cortísimo plazo.
Fuente:
Fernando Colautti, Cómo esconder cuatro millones de kilos por día, 18/09/16, La Voz del Interior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario