Esta semana
cosechó otra noticia para la historia de la lucha ambiental. La
corporación Monsanto decidió abandonar su construcción en Malvinas
Argentinas, Córdoba, iniciada hace cuatro años. Se trata de la
primera gran victoria de los pueblos en resistencia contra el
agronegocio en Argentina.
por Eduardo Soler
Cuando en junio de 2012 la Presidente Cristina Fernández anunciaba desde Nueva York
la construcción de una planta de Monsanto en Malvinas Argentinas,
los directivos de la empresa no imaginaban que tal inversión no
llegaría a concretarse. Sólo un mes después, la resistencia ya
tomaba cuerpo en la pequeña localidad cordobesa, en julio de 2012 se
conformaba la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida.
Hasta que legó
el punto en que se instaló desde septiembre de 2013 el acampe y
bloqueo contra la construcción de la planta que detuvo de hecho la
obra. La decisión popular no estuvo fuera de la Ley, porque hasta
entonces se habían demostrado ya las inconsistencias en las que
había incurrido por caso la Municipalidad de Malvinas Argentinas al
otorgarle la habilitación a Monsanto sin estudios de impacto
ambiental.
Por ese mismo
motivo, en enero de 2014 la Justicia provincial le dio la razón a
los vecinos. La Cámara de Trabajo dio lugar a un amparo presentado
para frenar la construcción por la fuerza del derecho. La actuación
judicial fue importante porque si bien el proyecto estaba detenido en
los hechos, en los primeros meses de acampe hubo cuatro acciones de
represión policial sobre los manifestantes. El amparo sirvió para
darle legitimidad a la lucha.
En ese mismo
sentido, otro hito relevante sucedió en junio del 2015. En una
elección histórica por sus características, dos asambleístas se
presentaron como candidatos a intendente. Hugo Mazzalay consiguió
el segundo puesto con el 34 por ciento de los votos y la agrupación
"Malvinas Despierta" logró tres concejales de los siete en
total. Si bien volvió a triunfar el oficialismo de la UCR, en 2011
había obtenido el 86 por ciento mientras que luego de la llegada de
Monsanto la adhesión llegó sólo al 40 por ciento de los sufragios.
Desde esta
perspectiva, el triunfo fue una derrota para el oficialismo. Esto fue
confirmado también en el ámbito judicial, porque hace una semana
fueron imputados 15 funcionarios del Municipio, incluyendo al
ex-intendente Daniel Arzani por haber autorizado la construcción de
la planta sin seguir los procedimentos planteados por la ley. Entre
ellos, la audiencia pública luego de la evaluación de impacto
ambiental.
En este contexto,
la decisión de Monsanto de abandonar la construcción de la planta
de Malvinas Argentinas no resulta ilógica. Aunque todavía no existe
una confirmación completa, la certeza de que la corporación no se
instalará viene de la lucha de un pueblo que logró grandes triunfos
desde la movilización social, el litigio legal y hasta la contienda
electoral. Por eso su caso es motivo de estudio en el mundo.
Así también lo
expresó en un reciente comunicado la propia Asamblea Malvinas Lucha
por la Vida: "Una pequeña ciudad que enfrento a un monstruo.
David y Goliat. Fue la resistencia del pueblo organizado la que luego
de varias batallas en plano político, judicial y en las calles lo
que logro que la atención mundial se centrara en Malvinas
Argentinas". Fueron cuatro años de movilización coronadas por
este logro que tendrá una influencia en el país.
Hasta el momento,
logro de esta trascendencia en Argentina sólo habían sido
alcanzados por la lucha contra la megaminería. En primer lugar, el
antecedente en Esquel (Chubut) en 2003 con el famoso plebiscito donde
el 81 por ciento votó por el "No a la Mina". Luego, las
reiteradas movilizaciones en Famatina (La Rioja), sobre todo en el
verano del 2011 y 2012, que impidieron la instalación de Osisko.
En el caso de la
resistencia contra el agronegocio, el campo en disputa aún es mucho
mayor, por el peso que tiene en el país la tradición agrícola,
aunque en los últimos años se haya transformado justamente por el
ingreso de las corporaciones transnacionales. Un hecho relevante
ocurrió también en Córdoba en agosto de 2012 con la primera
sentencia aplicada a fumigadores en el barrio Ituzaingó.
Para leer el resto del artículo dirigirse a ComAmbiental
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