por Raúl San Mateo
Hoy se cumplen 71
años del estallido de la bomba atómica en Hiroshima, Japón. Fue la
primera vez que se usó un arma nuclear, y el horror y la destrucción
que causó la la ciudad y sus habitantes no tenían precedente. Nunca
se podrán recordar suficientes veces, pero hoy no vamos a hablar de
ellos, sino de cinco cosas positivas que los japoneses hicieron para
dejarlos atrás.
1. El plato de la
bomba atómica. La escasez de alimentos que siguió a la bomba y la
guerra trajo una invención culinaria propia de Hiroshima: el
okonomiyaki. Literalmente significa “lo que puedas, a la plancha”,
lema bajo el cual las madres de Hiroshima ponían en común sus
sobras de comida y se las daban de merendar a sus hijos. Hoy es un
plato muy popular en Japón, y se sirve en bares cuyas mesas tienen
una plancha donde se cocinan los okonomiyaki delante de los propios
clientes.
2. Liga de
ciudades por la Paz. Desde el estallido de las bombas en agosto de
1945, Hiroshima y Nagasaki se han esforzado en contar al mundo la
crueldad de las armas nucleares. Así, en 1982, el entonces alcalde
de Hiroshima, Takeshi Araki, impulsó “Alcaldes por la paz”, una
“liga de ciudades” que se oponen a las armas nucleares. Hoy ya
cuenta con 7.114 ciudades de 161 países.
3. Las mil
grullas de origami. Una leyenda japonesa sugiere que quien pliegue
mil grullas de origami le será concedido un deseo. Sadako Sasaki
conoció la leyenda en el hospital donde estaba en tratamiento por
leucemia. Tenía entonces 12 años, y había sobrevivido a la
explosión atómica 10 años antes. Sadako intentó llegar a las mil
grullas, pero la enfermedad pudo antes con ella. Hoy se ha convertido
en un icono de los niños y niñas afectados por la radiación, y las
grullas en un símbolo de esperanza por la paz.
4. La paz tiene
edad. Hoy la zona devastada por la explosión nuclear es el inmenso
Parque de la Memoria y la Paz, dedicado al impacto de la bomba y el
recuerdo de las víctimas. Los árboles del parque fueron plantados
poco después de la bomba; sus semillas habían sido donadas desde
todas partes del mundo. Los habitantes de Hiroshima dicen orgullosos
que la edad de esos árboles son los años que su ciudad está en
paz.
5. Así se
mantiene viva la memoria. Desde después de la guerra, Hiroshima
realiza cada 6 de agosto una celebración en recuerdo de las víctimas
y por la paz en el Parque de la Memoria y la Paz. Una celebración
muy extraña para un país como Japón: en ella, además de los actos
oficiales, cientos de personas se dan cita de manera improvisada para
celebrar la paz. Músicos, gente con pancartas, personas que cuentan
la historia de Sadako Sasaki, un grupo de niños y niñas haciendo
grullas de origami, gente que da “abrazos gratis”... Una
celebración con una energía muy particular y dos mensajes claros:
no más armas nucleares, y sí a la paz.
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Fuente:
Raúl San Mateo, Cinco cosas sobre Hiroshima que (probablemente) no sabías, 06/08/16, Greenpeace España.
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