sábado, 16 de julio de 2016

YPF y Petroquímica La Plata: contaminación diaria y alerta entre los vecinos de la Región Capital

por Lara Haure

En el día de ayer se acrecentó la magnitud de las llamaradas de las antorchas de YPF. Según la empresa, esto se dio mientras se iniciaba la puesta en marcha de las unidades de craking catalítico, que hizo que emanara más gas que el habitual. Sin embargo, hoy afirmaron que este proceso continuará durante toda la semana, por lo que se seguirán percibiendo fuertes olores, ruidos y el aumento de las llamas. Pero esto no es un hecho aislado.

El viernes, alrededor de las 22 horas, 200 trabajadores fueron evacuados como consecuencia de un escape de gas tóxico que afectó directamente a 18 operarios, de los cuales seis debieron ser hospitalizados con graves cuadros de intoxicación. Según un comunicado de la empresa, luego de que saltaran unos compresores, “se produjo la salida de una reducida porción de gases sin combustionar por la Antorcha 3”.

El pasado 5 de julio, la Sala III de la Cámara de Apelaciones Federales de nuestra ciudad, rechazó un recurso que había interpuesto YPF y por lo tanto ordenóla ejecución de un plan de obras que reduzca la contaminación generada por la refinería, además del pago de indemnizaciones a los afectados directos que realizaron la denuncia. La empresa, había intentado no cumplirla argumentando que la causa iniciada en 2003, y convalidada por la justicia diez años después, había prescripto. En esa ocasión, seis informes de monitoreo detectaron niveles de carbono, nitrógeno, azufre y material particulado por encima de lo permitido.

Los vecinos que viven en las inmediaciones sufren con más fuerza las afecciones producidas por el proceso de refinamiento de los hidrocarburos, incluso algunos llegaron a instancias judiciales con las empresas que concentran el negocio. El 2 de abril quedó al descubierto que no existen planes de contingencia ante posibles desastres más allá de la contaminación diaria que genera el gigante petrolero.

El Complejo Industrial La Plata, el más grande y antiguo del país, abarca alrededorde300 hectáreas que limitan con Berisso, Ensenada y La Plata. Fue construido en 1925 por iniciativa de Enrique Mosconi, Director General de YPF, cuando el país buscaba terminar con la importación de nafta. En los años 60, y nuevamente en los 90, se incrementó notablemente su potencial. En él se procesan hoy unos 189 mil barriles de petróleo crudo por día para la elaboración de combustible, lubricantes y otros derivados.

Según Dario Andrinolo, Doctor en Ciencias Biomédicas y titular del departamento de Toxicología la UNLP, la refinería se encuentra en una inmensa bacha de inundación que tiene el Río de La Plata y en consecuencia, todo lo que es contaminación es muy difícil de manejar: “si bien en su momento no se tuvo en cuenta el crecimiento ni la concentración urbana, ni mucho menos cuestiones ambientales, no podría haber sido peor el lugar que se eligió para la instalación del parque industrial”.

Como consecuencia del crecimiento urbano y la mala locación, la refinería infiere riesgos de todo tipo para los habitantes, principalmente a nivel atmosférico y en lo que respecta a su cercanía con la toma de agua potable de las ciudades. Los pobladores de las zonas aledañas sufren problemas respiratorios severos (como disminución de su capacidad pulmonar, disnea, tos, opresión torácica, asma, mayor reactividad bronquial); como así también problemas dérmicos, alergias en la piel, sorderas, cáncer e irritación ocular.

Los vecinos están continuamente expuestos a gases inorgánicos de azufre, a dióxido y monóxido de nitrógeno y carbono, a metales pesados, a aceites, a compuestos orgánicos volátiles, al coque residual, al ácido sulfúrico, a los derrames de benceno y a los gases (entre otras sustancias). Es por esto que la justicia ordenó a YPF presentar un plan de obras que será objeto de evaluación y supervisión por parte de los expertos del Centro de investigaciones del Medio Ambiente, organismo dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata.

Florencia Yaniello, autora del capítulo “El gigante petrolero del Gran La Plata: del auge desarrollista a la contaminación ambiental”, en el libro “Polos: injusticias ambientales e industrialización petrolera en Argentina”, indicó a NOVA que además de este fallo hay una serie de estudios que relevaron las problemáticas de salud de los vecinos y muchos indicios que muestran que no es saludable estar aspirando esos olores y esa contaminación visual, sonora y física.

Un trabajo interdisciplinario desarrollado por un grupo de técnicos y científicos de la UNLP y del Hospital de Niños determinó que los jóvenes de Ensenada tienen sus capacidades respiratorias reducidas: la prevalencia de asma en esta población etaria ronda el 25 por ciento, mientras que en la plata no supera el 12 por ciento”, explicó la periodista del colectivo ambiental Tinta Verde.

Entre los informes más relevantes, “Estimación del riesgo asociado a PAHs en ambientes urbanos e industriales” de Andrés Porta, indica que en las bandas industriales se presentan valores concentrados de benzo-a-pyreno, hasta dos veces mayores que la zona urbana y hasta diez veces mayores que en las semi-rurales. Se trata de uno de los hidrocarburos policíclicos aromáticos (PAHs), que poseen la “capacidad” de desarrollar efectos carcinogénicos, genotóxicos y/o mutagénicos.

A su vez, otro estudio difundido en 2014 por el Centro Regional de Estudios Genómicos (CREG), revela la presencia de hidrocarburos en los suelos de las franjas aledañas a la planta. Los valores hallados son por demás superiores a los permitidos o aceptados por la Organización Mundial de la Salud.

María de los Ángeles Gutiérrez, licenciada en óptica y optometría, comprobó diversos factores contaminantes aéreos que podían apreciarse centralmente en enfermedades relacionadas a la vista. Según la investigadora, que trabajó con 44 personas de zona urbano y 34 de la zona industrial, las alternaciones en “las personas de los barrios aledaños al polo, están claramente en un peor estado de salud ocular, principalmente tienen más incidencia de lo que se conoce como ojo seco”.

A raíz de este trabajo desarrollado en la Facultad de Ciencias Exactas, se creó un proyecto de extensión universitaria en barrio Mosconi, con el objetivo de problematizar con los vecinos la importancia de la prevención y promoción de la salud.

Según los extensionistas, los vecinos del barrio tienen muy en claro que sus hijos no tienen las mismas capacidades deportivas que otros jóvenes y que eso es por estar al lado de la petroquímica. Por otra parte, informaron que “ahora saben qué implica el ruido por los catalíticos, tienen en claro lo que es la luz –día y noche- de los fósforos en los barrios y ven también que las petroquímicas emiten más contaminantes los fines de semanas o cuando esta nublado, ocultando todos sus humos en la niebla o en la lluvia, o en el fin de semana que es cuando el OPDS (Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible, que debería encargarse de los controles), no trabaja”.

Las propuestas desoídas
Desde la organización Nuevo Ambiente se han presentado proyectos y ordenanzas tanto en el municipio de Berisso, como de Ensenada, para facilitar la puesta en marcha de estaciones de monitoreo fijas de control de calidad de aire. Sin embargo, “aún no hemos recibido ninguna respuesta a los pedidos que hemos realizado”, comentó a NOVA un referente de la ONG.

Según integrantes de dicha organización, faltan pulmones verdes de amortiguamiento, para mediar y apaciguar efectos negativos. “Es necesario crear zonas buffer, que son espacios de contención natural de contaminantes como, por ejemplo, el Parque Martín Rodríguez o el bosque platense”para lo que “tendría que haber una política integral entre provincia y municipios; entre empresas y jurisdicciones, para llevar a cabo la creación de las mismas”.

Los barrios más afectados son: Mosconi en Ensenada, barrio El Progreso, franjas de barrios de Berisso y zonas de El Dique. Desde Nuevo Ambiente, entienden que es necesario limitar la construcción de zonas recreativas o deportivas a menos de un kilómetro a la redonda del polo industrial: “se ve que en la calle 60 ha crecido la construcción de canchas de futbol infantiles que para nosotros no solamente es un riesgo ambiental, sino también de vida”.

María de los Ángeles Gutiérrez apuntó sobre la falta de monitoreos continuos de aire y aseguró que ese mecanismo permitiría llevar un registro constante del material particulado que se está emitiendo y, a la vez, informar a los ciudadanos de las actividades que pueden realizar dependiendo de la cantidad de aire que se está quemando. “En algunos países hay muestradores constantes en distintos puntos de la ciudad y toda esa información es traducida a la sociedad en una página con colores -al estilo de los semáforos- que permite, en zonas cercanas a los polos, saber qué días o en qué momento podes salir realizar actividad física y cuando no, es decir que se reconoce la contaminación”.

Según la investigadora se trata de darle información a la gente y de concientizar: “se ha visto en otros países que cuando uno va a hacer actividad física y los contaminantes del aire están elevados, se tiene más riesgos de sufrir un infarto”.

No hay plan
No sólo se está expuesto a dichas degradaciones en materia de salud y ambiente, sino también a otros tipos de riesgos como los incendios, las explosiones, las deflagraciones y los derrames. Es por ello que la exigencia más sentida por todos los vecinos e investigadores consultados consiste en la creación de un mecanismo de evacuación de las zonas más sensibles y expuestas. El 2 de abril de 2013, cuando se incendiaba la refinería de YPF, quedó al descubierto la inexistencia de un plan de contingencia que pueda prever una tragedia aún mayor.

Este hecho, silenciado mediáticamente, también se quiso encubrir en la justicia. Días después de la inundación, el Fiscal Jorge Paolini, encargado de delitos complejos, archivó la causa que ponía el foco en la explosión y el posterior incendio de la destilería. Desde su óptica, correspondía archivar la investigación, aduciendo que el siniestro tuvo su génesis en las extraordinarias precipitaciones, que habían provocado una saturación de los desagües fluviales y de la dispersión de material inflamable a través del agua.

Por el contrario, desde la Unidad Fiscal de Investigaciones N° 6 y la Fiscalía General, a cargo de Héctor Vogliolo, ordenaron mantener el curso de la investigación alegando que no estaban agotadas las medidas probatorias, ni la indagación acerca del accionar de los funcionarios públicos en aquel fatídico hecho.

El suceso ocurrió dentro de una empresa de tercera categoría, número de clase alto, que determina su peligrosidad. Desde Nuevo Ambiente, insisten en que no hay un protocolo para un hecho de tal magnitud: “No hay un plan de acción. Esto lo venimos reclamando desde hace tres años. Sabemos que por lo menos el 50 % de la población de Berisso, de Ensenada y de parte de La Plata (del cordón de la 122) tiene que estar evacuada en una situación similar, y hoy, si pasa algo, la gente no sabe a dónde dirigirse”.

Lara Haure, periodista. Especial para NOVA

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