Son
16 animales que fueron salvados cuando la Policía interrumpió una
riña de gallos. Ya curados de graves heridas, la fundación Sin
Estribo busca nuevos hogares para ellos.
por
Lucía Pairola
“Son
animales que han sufrido mucho, entrenados para pelear, drogados y
hasta les han arrancado las plumas para satisfacer el deseo de ganar
dinero”, cuenta la abogada Andrea Heredia, presidenta de la
Fundación Sin Estribo. A fines del mes pasado fueron 33 gallos los
que la Policía recuperó tras encontrar en flagrancia la realización
de una riña en el barrio Ameghino Norte.
En
esa oportunidad se detuvo a medio centenar de apostadores, a los
organizadores y a la dueña de la casa en la que se realizaban las
peleas prohibidas por la ley.
“Las
riñas son terribles, porque los animales son preparados para pelear
desde pequeños. Se los droga, se los cuelga para que hagan fuerza
con las patas y creen músculos. Además se los encierra y les
colocan espolones con gillette y hasta picos de acero para que hieran
de muerte al otro animal”, detalló Heredia.
Los
“galleros” también arrancan el plumaje “sin importar el
sufrimiento del animal para que sean más livianos”, agregó.
Casa
nueva. El resonante caso se encuentra en manos de la Justicia
cordobesa, pero los animales están siendo atendidos por la Fundación
Sin Estribo. “Vamos aprendiendo a cuidarlos. Los debimos atender
bastante ya que vinieron muy lastimados y con fuerte sufrimiento
psicológico”, destaca Heredia en diálogo con Día a Día.
Actualmente,
por protección, los animales viven en jaulas individuales y se los
suelta de a uno para ser alimentados y que tengan contacto con el
espacio verde. “Urge encontrarles nuevas familias para que vuelvan
a vivir en libertad y recuperar el lugar de animal que por maldad se
los han hecho perder”, sostiene la comprometida defensora de
animales que ya cuida de un gallo en su casa.
Pese
a la creencia que estos animales podrían ser malos, aseguran que por
el contrario gustan de estar con las personas y que de modo natural
solo pelean por territorio o por las hembras. “Somos nosotros los
que transformamos su naturaleza, ellos defienden lo propio por
instinto”, asevera la abogada, quien lleva más de 400 causas en
defensa de los animales maltratados. En relación a las condiciones
para adoptar uno de los 16 gallos que aún buscan hogar, se detalla
que es necesario contar con un espacio verde, que no comparta lugar
con otros animales (perros, gatos u otro gallo), aunque sí podrían
convivir con gallinas.
Para
Sin Estribo es importante encontrarles casa porque actualmente deben
tener una consigna policial, a causa del intento de robo y
recuperación de los gallos por parte de unos apostadores.
Sin
Estribos sigue. Esta fundación cordobesa nació en el 2011 y cuenta
con unos 40 voluntarios activos. Desde que iniciaron su tarea ya han
recibido unos 300 caballos, además de perros, monos, gatos y ahora
gallos. Según detallan, es una de las pocas que realiza todo el
seguimiento de los casos de maltrato animal: la judicialización, el
rescate y la recuperación. Sin Estribo alquila un terreno en la ruta
E53 donde los animales tienen un hogar y pueden recuperarse física y
psicológicamente del maltrato.
“Nosotros
no somos proteccionista, buscamos dar un paso más allá: trabajar
sobre los cambios institucionales. Queremos que el animal sea
considerado un ser vivo y como tal sea respetado y cuidado. Peleamos
porque no sea tratado como un objeto al que se puede someter sin
límite”, levanta, así, Andrea la más importante de sus banderas.
Fuente:
Lucía Pairola, Fundación Sin Estribo busca adoptantes para gallos rescatados de riñas, 18/06/16, Día a Día.
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