Al menos 185
activistas murieron en 2015, el 66 % de las víctimas son
latinoamericanas.
por Felipe Sánchez
El activista
ambiental colombiano Fabio Moreno, de 51 años, estuvo escondido 10
meses de los verdugos de uno de sus compañeros más cercanos. Ambos
recibieron la misma amenaza una semana antes del asesinato, en abril
de 2015: “Si saben lo que les conviene, váyanse”. Perpetrado el
crimen, Moreno abandonó el resguardo indígena que defendía de la
entrada de multinacionales mineras y grupos armados en busca de oro
en la zona, a ocho horas de carretera de Bogotá. “La gran minería
no respeta nuestros territorios sagrados y contamina las fuentes de
agua”, se queja en una llamada telefónica. “Cuando volví para
defender mi hogar, ellos también regresaron: Tenemos un buen dinero
listo para terminar el trabajo”, cuenta que le advirtieron a su
vuelta.
2015 ha sido el
año con más ecologistas asesinados en lo que va de siglo, con 185
muertes, 69 más que en 2014, según un informe publicado este lunes
por la ONG Global Witness. Latinoamérica ha vuelto a ser, como en
los conteos inmediatamente anteriores, la región con más víctimas
(66 %) y Brasil, con 50 muertes, el país más peligroso para los
activistas, con casi uno de cada tres asesinatos en el mundo (27 %).
Filipinas (33), Colombia (26), Perú (12) y Nicaragua (12) continúan
en el listado del número de muertos, de un total de 16 países.
Cerca del 40 % de los asesinados son indígenas.
La brasileña
Maria da Conceição Chaves Lima es una superviviente de este tipo de
crímenes. El pasado agosto, ella y su esposo, Raimundo dos Santos
Rodrigues, regresaban a su casa en la región del Nordeste cuando los
emboscaron a tiros. Él murió tras recibir 12 disparos y ella
todavía se recupera de las heridas de bala. La pareja se oponía a
la tala en la selva del Amazonas y era asesora del Instituto Chico
Mendes para la Conservación de la Biodiversidad, que recibe su
nombre del célebre ambientalista asesinado a finales de los años
ochenta. “Pocos días después de los hechos, incluyeron a Maria en
el programa de protección de víctimas y testigos amenazados”,
señala por correo Danilo Chammas, abogado de la familia. “Desde
entonces, está lejos de su comunidad y sin poder contactar a amigos
y familiares”.
Un estudio
independiente de 2014 calculó que la madera ilegal de Brasil
representa un 25 % de los mercados mundiales. Los conflictos por la
tala derivaron el año pasado en los asesinatos de 15 ecologistas en
el mundo, según el informe de la ONG. La minería (42), la
agroindustria (20), las hidroeléctricas (15) y la caza furtiva (13)
fueron los otros sectores cuyas disputas ocasionaron más muertes.
El presidente
interino de Brasil, Michel Temer, nombró a su llegada al Gobierno a
Blairo Maggi como ministro de Agricultura. Maggi es uno de los
mayores productores de soja del país, un cultivo que lleva aparejada
la deforestación de grandes terrenos, y recibió en 2005 el premio
Motosierra de Oro de Greenpeace por destruir el medioambiente. El
abogado Chammas no se atreve a especular sobre los cambios en la
situación de los activistas en este Gobierno, pero es pesimista en
general: “Hay algunos indicios de que casos como el de Raimundo y
su esposa tienden a repetirse con más frecuencia”.
Entre 2010 y
2015, Global Witness ha registrado 753 asesinatos. Tres de cada
cuatro se perpetraron en América Latina (77 %), con Brasil (207),
Honduras (109) y Colombia (105) a la cabeza en el número de muertos.
Solo estos tres países acaparan más de la mitad de los crímenes en
ese periodo (56 %). Honduras, con un poco más de seis millones de
ciudadanos, ha vuelto a ser en 2015 -por sexta vez consecutiva-
el lugar con más muertes de activistas por cada 100.000 habitantes.
Fuente:
Felipe Sánchez, El asesinato de ecologistas bate récords, 20/06/16, El País. Consultado 20/06/16.
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