viernes, 28 de agosto de 2015

“El tema de la papa es peor que la soja. Le hacen aplicaciones casi semanalmente de agrotoxicos”

Días previos a realizarse el 7º Encuentro de Intercambio de Semillas y Saberes Ancestrales en el valle de Traslasierra (Córdoba), conversamos con César Gramaglia, productor de quesos de cabra de Finca Agua de las Palomas y miembro de INTA Villa Dolores, quien asegura que el período de transición agroecológica se está dando a nivel mundial.

“Cuando volví de una asistencia técnica de agricultura biodinámica en Misiones, compartí el material con los vecinos, con  pequeños agricultores y consumidores, y ese fue el puntapié inicial para organizar, en un una primera etapa, una alternativa de comercialización de productos alimenticios”. De esa manera, nació en 2007 la Feria de la plaza de Villa de las Rosas, pionera en la zona.

Dos años después, redoblaron la apuesta con una Jornada de Intercambio de Semillas. Allí, en lo que se denominan las “charlas bajo el árbol”, los abuelos de la zona intercambian sus saberes sobre producción de alimentos, medicinas naturales y construcciones ecológicas, más que nada para que no se corte ese traspaso generacional. Se realizan además charlas informativas y talleres vivenciales. ¿El denominador común? La agroecología, siempre.

En el corto tiempo lograron instalar dos grandes encuentros en el año: uno en el mes de agosto, el mes de la pachamama y “por demanda de la gente, surge otro en abril para celebrar la época de la cosecha, en el que además se intercambian productos alimenticios”.

Cada encuentro se realiza en una localidad diferente del valle, “nos propusimos hacer una feria itinerante para llevar la voz a todos los rincones”. A través de estos encuentros regionales y a partir de las donaciones de los productores, el mismo colectivo fue creando su propio “banco de semillas”. Ya para el segundo encuentro, en la mesa de entrada se encontraba este “banco”. A quienes se acercaban con un puñado de semillas, se les pedía que donaran una pequeña parte. Y quienes llegaban con las manos vacías, eran provistos con semillas, bajo el compromiso de intercambiar luego en la feria y llevarse algo para sembrar, “…y así comienza el juego”. “Se trata de un encuentro de intercambio, por eso cuando algunos feriantes querían comercializar sus productos nos generó un poco de ruido”.

Orgulloso de que hayan llegado a pasar más de 500 personas en una jornada, espera que la iniciativa siga con su expansión. La sociabilización y difusión son claves para generar confianza en la agroecología y lograr que se reconozcan sus beneficios para la calidad de vida tanto de los productores como de los consumidores.

INTA y sus dos caras
“Muchos me preguntan acerca del INTA. Bueno, “negro”, yo no sé lo que dice el otro, yo estoy convencido de lo que estoy haciendo y le meto para adelante”.Igualmente, sostiene que se hace notorio el cambio. “Luego de transcurridos varios años, [la agroecología] ya entró como una necesidad a nivel institucional”.

Pone de ejemplo el convenio que realizó la institución con la Universidad Nacional de La Matanza donde se dicta el posgrado en Agroecología. “Se están formando futuros dirigentes, personas que luego ocuparán cargos estratégicos y que lo harán con otra mentalidad”. El curso cuenta con la presencia de referentes en la materia como el ingeniero agrónomo chileno Miguel Altieri, quien conformó la Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología (SOCLA). Y, sumado a esto, se está iniciando una nueva estación experimental en Bolívar, Buenos Aires, con un perfil enteramente agroecológico para trabajar junto a escuelas agrotécnicas y asociaciones de productores.

Refiriéndose al conocido programa ProHuerta, que históricamente fomentaba las huertas familiares, escolares y comunitarias, en estos últimos años, a los técnicos del proyecto se les sugirió trabajar con los quinteros, que son quienes generan realmente el excedente de producción en cada cinturón hortícola de las distintas partes del territorio. Allí es donde se debe insistir para que se reconviertan a la agroecología y abandonen de forma definitiva la aplicación de agrotóxicos en la producción. “Es un proceso; no se puede generar un cambio de la noche a la mañana y lo vamos a provocar entre todos”.

Para materializar sus aspiraciones en una experiencia concreta, César nos cuenta que logró convencer a un productor de papa referente en la zona, de escala comercial importante,  para trabajar parte de su lote de manera agroecológica y comparar luego los resultados. La zona de Villa Dolores es conocida a nivel nacional por su producción papera, y se maneja de forma convencional con una alta carga de agrotóxicos. “El tema de la papa es peor que la soja. Le están haciendo aplicaciones casi semanalmente.” Él está confiado en que esta experiencia servirá como una “piedrita” fundamental para contagiar a otros productores de la región.

Fuente Amigos de la tierra Argentina

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