domingo, 5 de octubre de 2014

El Día Nacional del Ave

por Matías Pandolfi

Para comenzar a hablar sobre el Día Nacional del Ave es bueno hacer antes una aclaración: aves y pájaros no son lo mismo. Los pájaros constituyen el grupo de los Paseriformes que incluye a más de la mitad de las especies de aves del mundo (casi 6 mil de las más de 10 mil especies de aves descriptas). Las especies de este grupo se caracterizan por tener cuatro dedos, tres dirigidos hacia adelante, y otro hacia atrás y tamaños relativamente pequeños en general. Los ñandúes, las aves rapaces, los pingüinos y los patos, entre otros, son aves pero no son pájaros. Las calandrias, los zorzales, los gorriones, los tordos y los cardenales sí son pájaros.

En 1928, el diario La Razón de Buenos Aires realizó una encuesta, con el apoyo de la Asociación Ornitológica del Plata (AOP), entre alumnos de escuelas primarias. Les consultaron cuál sería para ellos el “Ave de la Patria”. El hornero quedó primero entre sus preferencias y es por eso que es hoy nuestra ave nacional. En 1982 la organización Aves Argentinas estableció el 5 de octubre como el “Día Nacional del Ave” a los efectos de promover un día para la reflexión y la acción concreta relacionada con la protección de estos vertebrados con plumas, sangre caliente y pico córneo. En el año 2008 se publicó un excelente informe de la AOP y la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable acerca de la categorización de las aves argentinas según su estado de conservación.

Algunos renombrados especialistas en aves (ornitólogos) colaboraron en este trabajo que estableció la presencia de 1002 especies en nuestro país. Según la AOP de 80 especies amenazadas en la década de 1990 (un 8 % del total), la Argentina cuenta hoy con 113 especies de aves en peligro o de interés especial para la conservación (un 13 % del total). Como la ciencia es inquieta y dinámica actualmente los investigadores están trabajando en el proceso de recategorización de las aves de Argentina ampliando y mejorando el proceso realizado en el 2008. Esto nos dará un mejor panorama, se estima que para este año, acerca del estado de nuestras aves en la actualidad brindando nuevas y mejores herramientas para gestionar la conservación de las mismas en el ámbito nacional.

Este día se instauró para tomar conciencia de la enorme diversidad de aves que habitan nuestro país y por eso es que quiero mencionar de qué modo, y a qué niveles, se puede morigerar el impacto negativo que producimos los seres humanos sobre las poblaciones aves.

A nivel individual: Una de las primeras cosas que recomiendo es explorar la gran diversidad de especies de aves de nuestro país y fomentar el interés por las mismas. Hay numerosas guías didácticas de campo para su observación e identificación (1) y realmente es un pasatiempo que genera fanatismo y muchas satisfacciones. Se las puede ver en todas partes: en la selva, en las montañas, en el campo, en las playas, en esteros y bañados e incluso en las ciudades. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pese a ser una de las ciudades con menos espacios verdes/habitante de Latinoamérica, alberga unas 250 especies de aves. Luego de aprender a apreciarlas en libertad debemos ser conscientes y transmitir el mensaje de que no deben ser utilizadas como mascotas, más allá de que se permita la comercialización y la tenencia de algunas especies con el argumento, endeble a mi entender, de que son de criadero. ¿El nacimiento en cautiverio justifica acaso un ciclo de vida completo en esa condición?

A nivel de los poderes del Estado: Cuando se talan árboles, se avanza sobre la naturaleza para cultivar soja de modo incontrolable, cuando se construyen bares en los parques, cuando se produce desertificación, cuando se expropian espacios verdes y se los reemplaza por cemento, se alteran los sitios de alimentación, refugio y nidificación de nuestras aves. Cuando se sancionan leyes que afectan el medioambiente o cuando las leyes que son beneficiosas para el mismo no se reglamentan o se vetan, cuando no se aplica la ley a los delitos ambientales, el hábitat y la vida de las aves nativas y las que nos visitan durante sus migraciones (albatros, petreles, golondrinas, algunos patos) corren peligro.

A nivel de los comunicadores: Veo con preocupación cómo los grandes medios gráficos, a través de decisiones arbitrarias de sus editores, dejan de publicar sus suplementos de ciencia y también cómo las noticias ambientales son cada vez menos frecuentes y ni siquiera tienen su propio espacio. Algo inexplicable en un país con excelentes divulgadores y periodistas científicos sumamente idóneos y muchos problemas ambientales por resolver e interesantes y exitosas investigaciones por mostrar a nuestra comunidad.

Matías Pandolfi es doctor en Ciencias Biológicas

Para leer el resto de la nota dirigirse a ComAmbiental

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