martes, 30 de septiembre de 2014

Otro tiempo, otras necesidades, otras distancias: la Coordinadora de Redes de Greenpeace te cuenta cómo es defender los bosques en Salta

"Dicen que para que algo se vuelva interesante basta con mirarlo muy de cerca. Hace poco más de una semana estuve en Salta, acompañando al equipo de activistas que fiscalizan el (in)cumplimiento de la Ley de Bosques", dice Victoria Bembibre, Coordinadora de Redes Sociales en Greenpeace Argentina. "Pasar de la realidad que nos es cotidiana a la mayoría en Buenos Aires a ésta fue bastante movilizante", asegura, y hoy quiere compartir con ustedes los tres aspectos que más le llamaron la atención:

El tiempo
No es noticia que en Buenos Aires el tiempo pasa muy rápido. A veces los días se vuelven rutina y transcurren dentro de un esquema bastante predecible. Aunque no nos damos cuenta, nos reconforta esa estabilidad. A pesar de que mi trabajo en Greenpeace cambia todo el tiempo, puedo estimar lo que va a pasar en mi agenda casi a cada momento. En cambio, en Salta, el tiempo se me hacía esquivo. A veces lento, a veces veloz, a veces fuera de horario. Quienes habitan allá viven con una calma que nos cuesta reconocer. Estar en contacto con la comunidad local me obligó a relacionarme de otra manera con el tiempo. A su vez, y paradójicamente, a Salta le queda poco tiempo. Para sus bosques, sus comunidades y sus especies, el tiempo es cada vez más valioso. El momento para actuar es ahora, porque mañana se reducirán drásticamente la cantidad de hectáreas que queden en pie. Y pasado mañana, en una semana, o un par de meses, ya no habrá bosques que defender. (Recordemos que dos topadoras encadenadas pueden arrasar con hasta 200 hectáreas por día. Sí, 200 manzanas como la de tu casa. Y pensá en todas las que ya destruyeron, más de 400 mil desde el 2007).

Las necesidades
Otra cosa que se vuelve radicalmente distinta es el contacto con las necesidades. Estando en Salta, conociendo a las comunidades indígenas, rápidamente te das cuenta de que lo que para vos es básico, tangible y seguro, para otros (no muy diferentes a vos) no lo es en absoluto. Comida, agua, techo, transporte y acceso a servicios son extremadamente difíciles de conseguir para los wichís, y lo mismo se aplica por supuesto a especies como el yaguareté (del que quedan sólo 200 o menos en todo el país).

Cada vez que visitábamos a las comunidades indígenas que habitan las fincas salteñas la misma botella de agua que para mí era algo accesible para ellos era un hallazgo fundamental.

La cercanía
Entre Buenos Aires y Salta existen unos 1500 km. por ruta. A eso, sumale unas 5 ó 6 horas más hasta Tartagal. Unos 30 minutos más en auto que te acercaban hasta el primer campamento de Greenpeace cercano a la ruta. Pero si realmente querías ver los efectos del desmonte, tenías que agregar unas 2 ó 3 horas en camioneta hacia adentro de las fincas. Toda esta distancia me parecía inmensa si pensaba en mi trabajo delante de una compu publicando y monitoreando las redes de Greenpeace. Estando allá pude sentirme cerca de esa realidad y muy próxima a transformarla. Los bosques, los indígenas y las especies de Salta nos necesitan. Y nosotros estamos muy cerca de ellos. Ya con descubrir y contar su historia superamos unos cientos de kilómetros. Tomar conciencia, comprometernos nos ayuda a sortear otros tantos. Y finalmente pasando a la acción, reclamando a los responsables de proteger los bosques que hagan cumplir la Ley, podemos sentirnos al lado de cada árbol, cada yaguareté y cada miembro de la comunidad salteña.

Podemos, por un momento, ser también ellos y ayudar a cambiar nuestra propia realidad.

En este momento hay más de 20 activistas que resisten en Salta para frenar las topadoras. Ayudanos a salvar nuestros últimos bosques nativos. Hacé click aquí

Otro tiempo, otras necesidades, otras distancias: la Coordinadora de Redes de Greenpeace te cuenta cómo es defender los bosques en Salta, 29/09/14, Greenpeace Blog.

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