sábado, 18 de febrero de 2012

Miguel Bonasso: “Este modelo va en contra de nuestros pueblos”

Diputado nacional de mandato cumplido, presidió en los últimos ocho años la Comisión de Ambiente y Recursos Naturales desde donde impulsó las leyes de Bosques (contra la sojización) y de Glaciares (contra la megaminería). En esta entrevista con ComAmbiental, habló de su nuevo libro El mal. El modelo K y la Barrick Gold, el rol del ambientalismo, la Ley Antiterrorista, los medios de comunicación, el progresismo en Latinoamérica y lo que vendrá en la Argentina.

por Pamela Sioya

Comencemos por un pasaje del libro. En él decía que no se consideraba un ambientalista pero que “la lucha por los recursos naturales y la preservación del ambiente es la versión actual de la lucha contra el imperialismo”. ¿Podría desarrollar esa idea?

Así es. Hay un nexo entre lo que podríamos llamar la oligarquía norteamericana –los Bush son un buen ejemplo– y la oligarquía argentina –los Soldati, los Martínez de Hoz, por ejemplo– que a su vez influencia no solo sobre un gobierno manifiestamente conservador, reaccionario como fue el de Menem, sino lo que es más grave, sobre un gobierno “progresista” como es el de Cristina Fernández de Kirchner.

Entre los ’60 y ’70 utilizaron las dictaduras militares y en los ’90 vinieron por las empresas nacionales para privatizarlas; ahora vienen directamente por el territorio, los recursos naturales, el agua. El peligro que señalo en El mal no es solo que se queden con el oro -que ya el saqueo sería grave en sí mismo–, sino que además para lixiviarlos utilizan cantidades tremendas de agua que compiten con otros mecanismos productivos y además las dejan contaminadas.

Por eso José María Aznar, el expresidente de España, dice que los ambientalistas son los comunistas, los subversivos, los terroristas de esta época. A mí en San Juan ya me bautizaron “el ecoterrorista Bonasso”.

Eso nos remite a la Ley Antiterrorista...
Esa ley es una porquería. Ya hay más de 2.000 militantes procesados. No sé cuántos habrá con la ley antiterrorista. Pero esto es una seria amenaza para las organizaciones populares que no quieran aceptar las condiciones del programa económico y social.

Volviendo a la cuestión más general del modelo: ¿Sucede lo mismo con otros gobiernos progresistas en América Latina?
Sí, el de Rafael Correa en Ecuador creo que está en curso. En Perú, si no está en curso con Ollanta Humala es porque hubo una movilización muy grande del pueblo directamente afectado que es lo único que puede parar estos planes. El que no lo conoce puede decir “Bonasso exagera”, pero el que ya lo vivió como el ciudadano chileno del Valle de Huasco que hace 10 años tiene megaminería dijo “no van a circular camiones con cianuro por acá, que circulen en Argentina”.

Y estamos viendo que el cianuro provisto por Dupont –una empresa que se hizo millonaria vendiendo dinamita en la Guerra de Secesión tanto al Norte como al Sur- desembarca en el Puerto de San Lorenzo, en Santa Fe, y recorre 1.200 km terrestres, con custodia de gendarmería nacional, atravesando cualquier cantidad de poblados. La ruta del cianuro es uno de los secretos que mejor guarda la Barrick.

Las uniones regionales en América Latina ¿facilitan el proyecto IIRSA?
Creo que los presidentes de América Latina y en particular de América del Sur efectivamente deben propender a la integración de nuestros países, nuestras economías, nuestros pueblos. Por ejemplo el Banco del Sur es una iniciativa muy buena; pero no deben hacerlo desde la lógica de las corporaciones transnacionales como el tratado minero binacional argentino-chileno que fue hecho inclusive para un proyecto concreto: el Pascua-Lama. Eso es una vergüenza, una inmoralidad, es ilegal y además va en contra del espíritu de la integración. Que no sea pan para hoy y hambre para mañana.

Esta visión ambientalista y de lucha anti-imperialista ¿se aplicaría también a los agronegocios, que se relacionan a su vez con la Ley de Bosques?
Por supuesto. Acá hay un modelo perverso. Discutí con militantes kirchneristas y de La Cámpora y lo que dicen es: “Eh Miguel, pero es la minería, una política en particular. No podés negar todo lo que se ha hecho con la Asignación Universal por Hijo y otras medidas sociales”. Y las que son correctas las he votado.

Ahora, esto no es anecdótico, es un modelo que implica:
  • En la cordillera, la megaminería a cielo abierto con cianuro que destruyen los glaciares que son los que regulan los recursos hídricos.
  • En el territorio, la expansión agropecuaria que es puramente sojera. En perjuicio de los bosques nativos, las junglas que nos quedan, que son vitales para equilibrar el clima y combatir o mitigar el cambio climático. En beneficio de Monsanto, la soja transgénica, el maíz para el biodiesel en lugar de asegurar la soberanía alimentaria.
  • En el mar epicontinental, la explotación de petróleo offshore acordada entre compañías piratas británicas que operan en torno a las Malvinas lo cual va en contra de la ley que dice que las que operan en las islas no pueden hacerlo en territorio argentino.
Yo rompí con los Kirchner, como cuento en el libro, porque con la Ley de Bosques tardaron un año y medio en reglamentarla –cuando la propia ley daba 90 días– y que fue al día siguiente de la segunda tragedia de Tartagal que se veía venir. Tampoco creo que robar sea progresista. Y si además veta la Ley de Glaciares, no es mi Presidenta. Ahí el conflicto estalló y logramos restaurar la ley. Creo que es una derrota histórica, aunque como ustedes saben no la están cumpliendo. Y si el nuevo Congreso intenta modificarla va a haber resistencia social.

¿Cómo reflexiona sobre el proceso de acuerdo con el senador Filmus por la Ley de Glaciares?
En el debate público Filmus perdió porque si no al día siguiente no me hubiese llamado para buscar un acuerdo. Accedí pero con la condición de que no sea menos protectora y que sea a la luz pública explicando las razones. En algunas cosas hasta mejoró ciertos aspectos técnicos. Cuando propongo el proyecto en la Cámara de Diputados, veo que el bloque oficialista vuelve a plantear la prórroga como me lo habían hecho con la de Bosques. Pero Filmus mantiene el acuerdo.

¿Y cómo le pareció la votación dividida en el Senado?
Gioja viajó con Juan Pablo Milana que primero dijo que había 48 glaciares sobre la zona de Veladero y después que solo eran cuerpos de hielo. Gioja lo llevó luego a una de las audiencias en el Congreso. Javier Rodríguez Pardo lo denunció a Milana incluso en su libro Vienen por el oro, vienen por todo. Cual escena de El padrino, Milana estaba paradito al lado de Gioja. Esto demuestra cómo la Barrick compra gente, tiene una renta extraordinaria y es absolutamente inmoral.

¿Tuvo conocimiento de lo que pasó con los Manuales de Educación Ambiental?
Era una contradicción muy grosera, si está arreglando con la Barrick, cómo iba a sacar manuales con esa crítica desde la estructura educativa. Por eso Gioja es un servidor leal de la Barrick, que reprime a sangre y fuego cualquier crítica a la megaminería.

Por otro lado, en muchas cuestiones de recursos naturales también están afectados los derechos de los más vulnerables: los pueblos originarios, campesinos...
Cuando se discutía la Ley de Bosques vinieron a verme algunos diputados del oficialismo para que sacara el concepto de Emergencia Forestal y el de Comunidades Campesinas y de Pueblos Originarios.

¿Con qué excusa “progresista” el oficialismo pretendería sacar a los campesinos?
Con la misma con que por un lado combatía teóricamente a la Argentina sojera y por el otro le daba un subsidio a los seis grandes exportadores de aceite de soja como la aceitera General Dehesa, Bunge y Born, etc. Es permanente el doble discurso.

Sino, no podría haber esta ofensiva criminal contra el MOCASE, o la gente de San Juan que es crítica de la Barrick esté permanentemente controlada por inteligencia de la empresa con Rubén Osvaldo Bufano, que es un exrepresor del Batallón 601. Y acá Estela de Carlotto de Abuelas de Plaza de Mayo me genera una gran confusión cuando va a San Juan, le dice a la gente que cuide a Gioja porque es un buen gobernador, acepta que el gobierno de la provincia le ponga 100.000 pesos en una biografía filmada de ella y no se le ocurre preguntarle a Gioja: “¿Qué hace el señor Bufano acá?”.

El represor Bufano está acusado de la masacre de Fátima y el secuestro y desaparición de Haroldo Conti que es el nombre que lleva el Museo de la Memoria en la ex ESMA. Ni el Secretario de Derechos Humanos Eduardo Luis Duhalde, ni Hebe de Bonafini de Madres de Plaza de Mayo han dicho una sola palabra respecto de este genocida que debería estar preso y condenado a cadena perpetua.

Página/12 podría publicar lo de Bufano por la causa de violación de derechos humanos y sin embargo no lo ha hecho...
Es que yo estoy censurado en Página/12. No me publican nada.

En ese sentido, ¿cómo ve la actualidad de los medios en relación con estas cuestiones ambientales?
Muy peligrosa. Con la excusa de combatir al oligopolio –es decir a Clarín–, están construyendo un nuevo oligopolio casi monolítico. Si uno mira la alineación de América 24, C5N, Telefé y la TV Pública con 678, se ve una ofensiva enorme que creo que ya tiene mayor poder de fuego que Clarín. Hay que ver qué pasa en el cable con esta ofensiva de Cablevisión. Y en segundo lugar el diario que había nacido con sentido crítico y en contra de las corporaciones, que es Página/12, se ha convertido en un boletín oficial de la presidencia. Entonces las expresiones críticas están muy limitadas, estamos marginados.

Por eso me interesa mucho lo que se puede hacer desde las páginas independientes y las redes sociales para expandir. Por ejemplo, este libro me interesa que pueda ser usado como un instrumento por jóvenes, activistas, más allá de mis opiniones que pueden ser tan cuestionables como las de cualquiera. Que se pregunten: “¿Es cierto que como dice en el libro, Eduardo Jorge Millón, director de Recursos Hídricos de San Juan, trabajó antes para la Barrick e hizo el Informe de Impacto Ambiental que luego aprobó como funcionario público?”.

A 10 años del 2001 ¿cree que fue una gesta incompleta?
Sí, desgraciadamente. Un exdiputado de Méjico, Héctor Sandler, me dijo: “la Argentina tiene una gran energía política pero una escasa cultura política”, me pareció muy precisa para lo que pasó el 20 de diciembre. Nosotros no pudimos construir una gran fuerza de izquierda que creí podría hacerse en ese momento a partir de la CTA, del prestigio que había ganado como sindicalismo independiente.

Claro que no estamos como en 2001 pero me refiero a lo que va a producir este modelo. Pronto se van a empezar a percibir los primeros efectos macroeconómicos peligrosos. Cristina y Néstor utilizaron una gigantesca caja de 400 mil millones de dólares durante ocho años para mantener la estructura clientelar del PJ: importó más mantener planes que hacer obras de infraestructura que permitiesen un desarrollo cuidadoso del ambiente.

¿Por qué decidió no renovar su banca?
Me voy muy satisfecho y seguiré dando mi lucha desde otra trinchera, la de los libros y la investigación periodística. Creo que es una función necesaria. Por otro lado, no quise entrar en las discusiones por posiciones electorales que se dieron en los espacios de izquierda y centro-izquierda. Soy partidario de que haya una unidad de izquierda que aspire al poder. Pino (Solanas) tiene razón: esto que decimos de la minería no está en la agenda de Binner.

Acá hay que construir una fuerza que no quede reducida a un gueto, que utilice un lenguaje que pueda ser asumido por los jóvenes, por la sociedad de cómo puede cambiar su vida cotidiana. Mi experiencia demuestra que un diputado solo, en un monobloque, pudo imponer una Ley de Bosques y una de Glaciares. Entonces ¿qué no se podría lograr si nos unimos? Tenemos una concepción similar antimonopólica, anti-imperialista, defensora del medio ambiente, de los recursos naturales, de los intereses nacionales.

Quizá la mejor estructura sea un Frente con un partido verde adentro como uno de los motores. Peleamos por una segunda emancipación, porque no cabe duda de que esta forma de producción extractivista, de primarización de la economía, nos retrotrae a la etapa del saqueo colonial, opresiva de los pueblos originarios y de los criollos. Estamos en una situación de pre-independencia. Sigo creyendo que la revolución es necesaria, por supuesto que no es en los términos de cuando milité en los ’70 con la lucha armada. El instrumento ahora creo que es una democracia realmente participativa y que debemos luchar por formas cada vez más participativas.



El mal. El modelo K y la Barrick Gold.
De Miguel Bonasso

Periodismo y Actualidad
Páginas: 496 páginas
ISBN: 9789504927273
Formato: 15 x 23 cm.
Editorial Planeta
Precio: $ 109.00

La entrevista fue realizada en diciembre de 2011.

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