El departamento Villaguay, donde otrora esplendió la selva del Montiel, es el más depredado en los últimos 10 años por la acción humana, justificada en términos económicos, a un nivel desconocido en toda la historia anterior de Entre Ríos.
Una organización no gubernamental ecologista lamentó que de nada sirvieron los recursos de amparo ni los convenios firmados con la justicia para evitar la depredación: el desmonte siguió sistemático con topadoras y quema del monte nativo hasta su destrucción completa.
En estación Raíces, según la denuncia, el desmonte salvaje producido paradójicamente por la 'civilización' con fines productivos y comerciales, llega hasta el patio de las viviendas rurales de la zona. Esto permite suponer que la siembra de soja para obtener renta, que de eso se trata, llegará hasta allí.
Esto representa un peligro para la salud por el uso de agroquímicos que comporta el nuevo estilo productivo con uso de semillas transgénicas, y además viola la ley de uso de agroquímicos.
El procedimiento es: primero desmonte con topadoras, luego denuncia, luego llegada tardía de inspectores que aplican multas irrisorias que los infractores pagan con gusto.
Las normas, que el gobierno provincial a través de la Secretaría de la Producción no cumple ni hace cumplir, disponen que el permiso de desmonte para cada propietario de campo es de 100 hectáreas con un plan de manejo firmada por un ingeniero matriculado.
En contraposición con estas normas, que permanecen en los papeles y nada más que en los papeles, en el departamento Villaguay, bajo el impulso de los altos precios de la soja, se ha destruido la obra milenaria de la naturaleza, con consecuencias imprevisibles.
Fuente:
- AIM, 13/10/2011, "El Entre Ríos que la soja destruyó".
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