jueves, 18 de agosto de 2011

Por que los lagos del Gran Córdoba están peor que el resto


En la última década llovió un 10 % menos en Punilla y en Sierras Chicas, respecto de la anterior.

En la última década, las regiones de Punilla y Sierras Chicas recibieron 1.230 milímetros menos de agua de lluvia que en la anterior. Eso representa una merma de más del 10 % por año respecto de la media histórica para ambas zonas.

Esa razón, junto a otras no menos destacadas, forma parte de la explicación por la que los lagos San Roque y La Quebrada, además de los ríos y arroyos del valle de Punilla y de Sierras Chicas, vienen atravesando una situación de crisis hídrica desde hace años.

Lo que resulta llamativo es que ese déficit hídrico no se repite de igual modo en otros valles serranos, como Calamuchita y Paravachasca, donde nacen las cuencas que alimentan lagos como Los Molinos y Embalse. Ambos han tenido en los últimos años un nivel casi normal respecto de su promedio histórico.


Mario Navarro, observador meteorológico, asegura que la media histórica de lluvias en Punilla, de 840 milímetros anuales, bajó a 810 en la última década. Y en Sierras Chicas, pasó de 1.024 a 920 milímetros. Mientras, según sus registros, en Calamuchita casi no tuvo variantes: alrededor de 860 milímetros anuales.

En el otro extremo está el más árido noroeste cordobés, donde el promedio de una década a otra se redujo de 600 a 530 milímetros anuales, lo que se hace sentir en los lagos Cruz del Eje y Pichanas, y en la preocupante situación que atraviesa esa región por la escasez de agua para riego.

“Hubo valores críticos, con años muy secos, como 2005, 2006 y 2009. Pero además, en el promedio de la década, se registra un déficit hídrico evidente, sobre todo en la zona norte de las sierras”, apuntó Navarro.

La cuestión climática no es, de todos modos, la única causa de la crisis hídrica en el Gran Córdoba. Las otras hay que verlas en el aumento de la cantidad de habitantes en esas zonas (las de mayor crecimiento poblacional en esta provincia) y por la situación de las cuencas hídricas en las sierras altas.

En los ríos. El impacto no sólo se percibe en los lagos. Según Navarro, en los ríos que rodean y abastecen al Gran Córdoba (en Punilla, Sierras Chicas, el Suquía, el Xanaes y el Jesús María), la cota en la última década bajó en promedio más del 50 por ciento respecto de la histórica, tanto en ancho como en altura. “Por ejemplo, los que tenían cota promedio de un metro, están en los 45 o 50 centímetros, precisó. Mientras –citó– esa diferencia es de sólo 10 % en los ríos que abastecen los lagos de Embalse y Los Molinos, que son los que mejor nivel han mostrado en los últimos años. Por caso, Embalse es el único lago cordobés que en los dos últimos veranos superó el nivel de vertedero.

La Niña pega. Navarro señala que esta cuestión climática tiene como explicación central los efectos del fenómeno La Niña, por el que por ciclos baja la temperatura del océano Pacífico, y con ello se reduce la humedad y las lluvias sobre parte del continente sudamericano. Pero dijo que “todos los estudios internacionales muestran que ahora está empezando otro ciclo, y sube muy lentamente esa temperatura del mar”. Eso representaría que podría esperarse para los próximos años un régimen de lluvias algo superior.

El titular del Observatorio Meteorológico Salsipuedes apuntó que las proyecciones indicarían para esta primavera y verano “la posibilidad de precipitaciones en niveles normales o levemente superiores a los normales”.

Fuente: La Voz del Interior 18/08/2011

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