La alta radiactividad de los residuos nucleares, perdurable por miles de años, genera la falsa idea que el perjuicio que produce al ambiente lo sufrirán solo futuras generaciones. En esta nota, siguiendo un estudio realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), mostraremos cuán equivocados están quienes así suponen. Que la energía nuclear es amigable con el ambiente porque al generar electricidad no emite gases de efecto invernadero, es una conclusión, rápida, falsa y global, que el lobby nuclear se encarga de proclamar por el mundo. La energía nuclear, desde que existe, estropea el ambiente y lo seguirá dañando por miles de años.
Por Juan Vernieri
La temperatura de la tierra está delicadamente regulada por gases que se encuentran de forma natural en la atmósfera. Su presencia mantiene la superficie de la tierra a una temperatura que permite la vida. Los llamados gases de efecto invernadero (g.e.i.), dióxido de carbono, metano, etc., emitidos aumentan la cantidad existente en la atmósfera, alterando su eficaz protección.
Que la generación de electricidad nuclear no produzca gases de efecto invernadero, no justifica calificarla de amigable con el ambiente. Es una conclusión falsa. Una cosa es un reactor generando electricidad y otra muy distinta es la energía nuclear que perjudica al ambiente de muy distintas maneras.
El lobby nuclear confunde.
No solo los gases de efecto invernadero perjudican el ambiente. En la industria nucleoeléctrica la causa predominante de afectación del ambiente, no son esos gases sino las descargas radiactivas en la biosfera.
En las diversas actividades que abarca la industria nucleoeléctrica: extracción de mineral de uranio, su concentración, el enriquecimiento, la fabricación de elementos combustibles, la explotación de reactores, la reelaboración de combustibles, la gestión de los desechos radiactivos producidos en todas las fases del ciclo del combustible nuclear, el desmantelamiento de las instalaciones nucleares, y el transporte de materiales radiactivos, se producen gases de efecto invernadero y se daña el ambiente de muy distintas maneras.
Minería
La búsqueda del uranio, el mineral con que se fabrica el combustible de un reactor, consiste en localizar en campo radiactividad ambiental por encima de los valores comunes. Eso se logra con aparatos de medición montados en aviones, helicópteros y vehículos terrestres, inclusive a paso de hombre. Luego se efectúan perforaciones para detectar la calidad y cantidad del mineral explotable.
Las perforaciones ponen en contacto el mineral radiactivo con las napas de agua atravesadas, contaminándolas. Otra forma de arruinar el medio ambiente.
Todas estas actividades se realizan con máquinas y motores que emiten gases de efecto invernadero en cantidades apreciables.
Una vez definida la conveniencia de la explotación de una concentración de uranio, se ejecutan las tareas mineras que en su gran mayoría son a cielo abierto, con máquinas que emiten g.e.i.
Hay repercusiones radiobiológicas de la extracción de uranio, que se deben a la exposición al radón y a sus productos descendientes, emitidos por los minerales uraníferos. A consecuencia de la inhalación de radón y de sus descendientes, los tejidos pulmonares y del tracto respiratorio son irradiados con partículas alfa, aumentando así la posibilidad de contraer cáncer de pulmón. En algunas minas de uranio puede ser también significativa la exposición del cuerpo entero a la radiación gamma.
Fabricación del concentrado
En una planta próxima a la mina y a algún curso de agua, el mineral es sometido a operaciones mecánicas y químicas para extraer la mayor parte del uranio y producir un concentrado de óxido de uranio, lo que constituye un enriquecimiento primario. Esa tarea consiste en la trituración y el lixiviado (regado) de montones de mineral con una solución de ácido sulfúrico, tarea para la cual se utiliza gran cantidad de agua, cuyo desecho está contaminado con el ácido.
Las repercusiones radio biológicas de este tratamiento se deben a la emisión de polvos que contienen uranio y sus descendientes, radón y sus descendientes, etc. Emiten radón los tubos de ventilación de los tanques de lixiviación, las pilas de mineral, el sistema de retención de colas y el sistema de ventilación en la trituración y molienda del mineral. La mayor parte del radio que hay en el mineral es insoluble y permanece en las colas o residuos sólidos. Las soluciones residuales contienen radio.
Cuando finaliza la explotación, habitualmente tanto en la mina explotada como en la planta de lixiviado, quedan abandonados toneladas y toneladas de colas de mineral radiactivo, con ínfimas o inexistentes tareas de remediación.
En continuación de esta nota veremos como el enriquecimiento, la fabricación del combustible, la explotación de las centrales nucleares, la gestión de los residuos nucleares, el desmantelamiento de las instalaciones nucleares, y el transporte de los materiales radiactivos también afectan al medio ambiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario