Esenciales para
la agricultura, indicadoras de la salud del medioambiente y
promotoras de la diversidad biológica: a pese de que las abejas
portan el título de guardianes del ecosistema mundial, cada día
están más expuestas a peligros que las llevarían a la extinción.
“Un mundo sin
polinizadores sería un mundo sin diversidad de alimentos, y a largo
plazo, sin seguridad alimentaria”, señaló recientemente en un
evento en Eslovenia el director general de la Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José
Graziano da Silva.
El agrónomo de
profesión hacía alusión a los cambios de suelo, el uso de
plaguicidas, la agricultura de monocultivo y el cambio climático,
peligros a los que están expuestos las abejas y que están afectando
la polinización de estos insectos.
Distintas
organizaciones a nivel mundial están promoviendo métodos de
producción agrícola para mejorar las funciones ecosistémicas,
tales como el Manejo Integrado de Plagas, un mecanismo que fomenta la
FAO y que consiste en reducir al mínimo el uso de productos químicos
agrícolas para aumentar la producción de manera sostenible.
Para el ingeniero
agrónomo Patricio Larrabe, quien hace 32 años trabaja con
apicultores chilenos, esta actividad está muy complicada porque los
volúmenes de producción han ido en descenso permanente.
“El cambio
climático está asociado tanto a la expansión urbana la eliminación
de especies y a los cambios fisiológicos de las mismas”.
La abeja cosecha
en los árboles tanto el polen como el néctar. El néctar es un jugo
azucarado que está en la flor, y es el principal alimento de la
colmena, en tanto el polen es un reservorio de proteínas.
“Lo que ocurre
es que las sequías y los aumentos constantes de temperatura hacen
que las plantas se estresen, con lo que cambia la fisiología de la
especie. Esta se empieza a comportar de manera distinta, y por lo
tanto, no produce el néctar”, señaló el experto que trabaja con
27 apicultores que mantienen entre 7 a 400 colmenas.
Una problema de
todos
La crisis de las
abejas es un problema mundial. En Francia se comprobó que la
desaparición de los antófilos estaba asociado al imidacloprid, un
agroquímico utilizado como fertilizante, cuyo componente principal
es la nicotina.
En Estados unidos
se determinó una relación entre las abejas y el virus israelí de
la parálisis aguda, al igual que en España, que se culpó al
parásito nosema ceranae de la desaparición de este insecto.
En Chile, un
estudio que realizó la Universidad Técnica Federico Santa María de
Chile en 2012, descubrió productos cancerígenos en el polen de al
menos un 70 % de las muestras de colmenas de la región de O’Higgins,
una zona distante a una hora al sur de Santiago.
Una sola abeja
melífera, es decir que porta miel, visita normalmente unas 7.000
flores en un día. Para producir un kilogramo de miel este insecto
debe polinizar cuatro millones de flores.
Según los datos
de la Plataforma Intergubernamental Científica-normativa sobre
Diversidad Biológica y Servicio de los Ecosistemas (IPBES, por su
sigla en inglés), una ONG que trabaja al alero de las Naciones
Unidas, 81 millones de colmenas producen 1,6 millones de toneladas de
miel a nivel mundial. Esta cifra representa un tercio de lo que se
comercializa alrededor del planeta.
Pese a que las
colmenas han aumentado en los últimos 50 años, el IPBES advierte
que estas han disminuido en países de Europa y en América del
Norte.
“Antiguamente a
una colmena le sacabas 25 a 30 kilos, que era lo normal. Hoy esa
cantidad en una colmena es muy raro. Este 2016 será un año malo en
Chile porque no hubo la suficiente lluvia para la floración, esto es
por el cambio climático”, aseveró Patricio Larrabe.
El presidente de
la Red Nacional Apícola de Chile, Misael Cuevas, señaló que el
panorama no es catastrófico pero es un tema de preocupación.
“Estamos en un
panorama distinto, mucho más complejo, pero creo que hay una crisis
de las abejas y los polinizadores en general. El incremento de la
mortalidad de las abejas es multifactorial, entre ellos se provoca
por la utilización de pesticidas, parásitos propias de las abejas,
la reducción de los espacios y el incremento del monocultivo, entre
otros”, detalló.
Cuevas agregó
que hoy las abejas se tienen que trabajar de la misma forma que a un
grupo pecuario. “Nuestras abejas son nuestro ganado alar, por lo
tanto tenemos que tener un plan de trabajo y atenderlas día a día”.
“En Chile
tenemos un plan de gestión sanitaria, uno para la inocuidad de los
productos, uno para la nutrición. También ver cómo se comporta el
clima, la flora, y ver los efectos que tienen las sequías y las
heladas”.
“Sin abejas
sería imposible alcanzar el objetivo principal de la FAO: un mundo
sin hambre”, enfatizó José Graziano da Silva en el día
internacional de las guardianas del ecosistemas, que producto del
cambio climático y el descuido humano, las abejas pese a ser las
guardianes de nuestro ecosistema, cada día están en riesgo de
desaparecer.
Fuente:
Sin abejas sería imposible alcanzar un mundo sin hambre, 07/08/16, El Colombiano. Consultado 10/08/16.
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