Vaca Muerta y el lado B del boom
El geógrafo Javier Grosso del Observatorio de Sismicidad Inducida explica la contracara de la fiebre por los hidrocarburos no convencionales. ¿Cuáles son los principales impactos? ¿Qué pasa hoy con los pasivos ambientales? Y algo clave: ¿es posible hacer control de daños?
Norpatagonia era una región prácticamente sin actividad sísmica. Pero desde fines de 2018 hasta la actualidad, el Observatorio de Sismicidad Inducida cuenta más de 500 eventos de este tipo, en particular, en pueblos como Sauzal Bonito, Añelo y Rincón de los Sauces, en la provincia de Neuquén. Los primeros en dar aviso a los especialistas de que algo extraño estaba pasando fueron los propios pobladores.
El geógrafo Javier Grosso, uno de los integrantes del Observatorio, y profesor de la Universidad Nacional del Comahue, señala que la irrupción del fenómeno coincide con el inicio de la actividad no convencional para la extracción de gas y petróleo en Vaca Muerta: al georeferenciar los epicentros de los sismos, también observaron que estos coincidían con la ubicación de los pozos de fracking.
En una entrevista con Canal Abierto, Grosso se detuvo a explicar en qué consiste esa técnica que en nuestro país comenzó a aplicarse tras la firma del acuerdo de YPF con la norteamericana Chevron, en 2013, sus diferencias con la extracción “convencional” y los impactos ambientales.
Entrevista: Nahuel Croza
Equipo técnico: Pablo Martínez Levy, Juan Alaimes y Ramiro Lorenzo.
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