En nota anterior vimos que el OIEA máximo organismo que impulsa la energía nuclear y el Congreso de los Estados Unidos, han admitido que las explotaciones de uranio afectan el ambiente y la salud de los humanos. También vimos que una entidad alemana de protección a las radiaciones lo demuestra. Hay numerosas entidades que igualmente lo admiten.
Por Juan Vernieri
La revista Journal of the American College of Cardiology (JACC), publicó recientemente un estudio de acceso abierto, que evalúa cómo la exposición al uranio, medida a través de niveles urinarios, puede impactar negativamente la estructura y función cardíaca. Los hallazgos destacan asociaciones adversas entre los niveles de uranio urinario y características de la geometría y función del ventrículo izquierdo, especialmente entre jóvenes adultos indígenas estadounidenses.
Esto subraya la necesidad de investigar los efectos cardiovasculares a largo plazo de la exposición crónica al uranio y diseñar estrategias para reducirla.
El gobierno de Francia y su empresa nuclear AREVA, han reconocido también, aunque a regañadientes, los efectos de las explotaciones de uranio.
Francia es un Estado muy altamente nuclearizado, que ha negado durante mucho tiempo los problemas asociados a la minería de uranio. Pese a ello, y gracias a un trabajo sostenido durante 17 años y el apoyo de los medios de comunicación, el laboratorio de la Comisión de Investigación e Información Independientes sobre la Radiactividad, CRIIRAD, ha obtenido algunos resultados.
El CRIIRAD no es un laboratorio contra o a favor de la energía nuclear, su objetivo es medir la radioactividad e informar a la población para poder protegerse.
En particular a partir de la emisión de un reportaje, en el programa de France 3 «Piéces a conviction», que mostraba que en Francia había decenas de zonas contaminadas por causa de esta minería, tanto Areva como el gobierno francés se han visto obligadas a realizar algunas mejoras. No son todas las medidas suficientes, pero ha supuesto un pequeño progreso, especialmente por el reconocimiento de la contaminación.
La Comisión Internacional de Protección Radiológica (ICRP) es una asociación científica, con sede en el Reino Unido, sin ánimo de lucro e independiente, dedicada a fomentar el progreso de la ciencia de la protección radiológica para beneficio público. Proporciona recomendaciones y orientación sobre todos los aspectos de la protección contra la radiación ionizante incluidas, por supuesto, las que aparecen en la producción del combustible para los reactores nucleares.
La Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos identifica los sitios de desechos peligrosos más serios en la nación, luego los coloca en la Lista de Prioridades Nacionales (NPL) para limpieza por parte del gobierno federal. La EPA ha encontrado uranio en por lo menos el 4 por ciento de los sitios actuales o que formaron parte de la lista en el pasado.
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