En esta columna, se argumenta por qué cumplir con la Ley de Bosques también es
garantizar los Derechos Humanos.
por Eduardo Soler
Cuando Alberto Acosta promovió en Ecuador la inclusión de
los Derechos de la
Naturaleza en la Constitución , algunas voces señalaron que el
único sujeto posible de derecho es el ser humano. La discusión puede ser
amplia, pero lo cierto es que de todas formas darle derechos a la naturaleza no
deja de ser una forma de darle derechos a los humanos, aunque su formulación
sea ecocéntrica y no antropocéntrica. Una forma más potente (integral) de
garantizarlos.
La discusión de la
Ley de Bosques Nativos, así como las otras Leyes de
Presupuestos Mínimos en materia ambiental (otro ejemplo es la Ley de Glaciares), ilustra muy
bien este punto. La reciente difusión de un informe de la Secretaría de Ambiente
de la Nación
sobre el incumplimiento de la Ley ,
al decir que desde su sanción se deforestaron más de un millón de hectáreas,
nos habla más que un daño a los bosques, como conjunto de árboles. O, mejor
dicho, entender que el Bosque incluye a árboles, humanos, otros animales. Sobre
todo cuando son nativos, se los llama "Bosques con Gente".
En ocasiones cuando desde la sociedad criolla se solidariza
con los pueblos indígenas se les dice "los antiguos poseedores de esta
tierra". "La tierra no nos pertenece, nosotros le pertenecemos",
es la respuesta de algunas comunidades originarias. En el derecho indígena,
está consagrado el derecho al territorio como derecho fundamental sobre la que
se construye la identidad del pueblo. La primera acción que lo visualizó fue la
protección de la
Reserva Pizarro , en Salta, para los wichi.
Se ha observado también que en Santiago del Estero se
produjeron la mayor cantidad de desmontes ilegales, y también la mayor cantidad
de superficie deforestada en total. Por eso no es extraño que allí la
conflictividad social sea alta. Incluyendo claras violaciones a los derechos
humanos, en forma de asesinatos. En comunidades donde lo indígena se fusionó
con lo campesino: allí también el monte no es algo exterior, no es naturaleza
ajena, sino lugar de pertenencia. Deforestar con monocultivo, también es
imponer una monocultura.
Y por eso defender los Bosques Nativos es defender la
diversidad biológica, pero también la diversidad cultural. Es defender los
Derechos de la Naturaleza ,
pero también los Derechos Humanos. Es defender lo verde, pero también defender
todo el espectro de colores.
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Ley de Bosques, Ley de Papel (de Soja)Fuente:
Eduardo Soler, Derechos Humanos de los Bosques con Gente, 28/01/13, ComAmbiental.
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