Conflicto
por una planta de reciclaje de residuos áridos. En medio de la
crisis sanitaria, el gobierno porteño autorizó la descarga de
escombros, altamente contaminante, en ese barrio del sur de la
ciudad.
por
Gustavo Veiga
La
contaminación ambiental y la pandemia son una mala combinación.
Vecinos de Villa Soldati sufren la primera desde 2013 con la planta
de reciclaje de residuos áridos (escombros). Pero en estos días de
cuarentena obligatoria se agregó el coronavirus y se toparon con una
hilera interminable de camiones con volquetes de las 120 empresas del
rubro que operan en la Capital Federal. Llevaban su carga de desechos
de obras en construcción para entregarla en el predio que depende
del gobierno porteño. En el lugar, sobrantes de mamposteria o
cascotes se transforman en polvo o materiales reutilizables para
trabajos que realiza la ciudad en el espacio público. “Se hacen
las baldosas y el alisado que vemos en otros lados pero no acá”,
contó Sabrina González, una de las afectadas. Las personas que
viven en el barrio y sobre todo en el perímetro de Lafuente, Barros
Pazos, Castañón y Chilavert respiran partículas en suspensión que
les ocasionan serios problemas respiratorios. El viernes se generó
un conflicto cuando se enfrentaron cara a cara los camioneros que
querían completar la descarga con autoridades de la Comuna 8 y un
grupo de vecinas en clara inferioridad númerica. No pasó a mayores,
pero la Policía de la Ciudad tampoco intervino cuando la situación
estaba a punto de desmadrarse.
“Nos
piden que ventilemos nuestras casas porque hoy tenemos un virus dando
vueltas que afecta las vías respiratorias y no podemos ventilar las
viviendas por el polvo que flota acá. Hay vecinos con corticoides,
abuelos y chicos comprometidos por esta situación”, explicó
Sabrina, quien estuvo presente en la protesta frente a la planta.
Página/12
consultó al secretario de Articulación Federal de la Seguridad de
la Nación Gabriel Fucks sobre una hipótesis que manejaban los
vecinos: si el transporte de escombros está entre las excepciones
que prevé el DNU 297 que firmó el presidente Alberto Fernández.
“Contaminar es un delito pero nada tiene que ver con el transporte
y lo que está permitido durante la pandemia. La contaminación
ambiental está prevista en el nuevo Código Penal, en la
Constitución de la ciudad y en varias normas más. Pero transportar
no es necesariamente contaminar y si hay algo que atacar es este
delito, no el transporte”.
El
problema entre vecinos y camioneros finalizó cuando se presentó en
el predio de Avenida Varela 2563 el gerente operativo de Plantas de
Tratamiento que depende de la Subsecretaría de Higiene Urbana,
Leonardo Giménez. El funcionario firmó un acta donde consta que “en
carácter excepcional se procederá a la apertura de la planta de
residuos áridos, restos de obra y construcción…”. El plazo que
se dio fue de 24 horas entre el viernes 27 y el sábado 28, con el
permiso de circulación para que tres choferes de la empresa
Volquetes Contecop pudieran completar la descarga en el predio cuyo
funcionamiento cuestionan los vecinos.
El
7 de febrero pasado estos últimos difundieron una denuncia sobre la
problemática que viven en Villa Soldati: “Desde el año 2013
funciona en nuestro barrio una planta de tratamiento de áridos. En
su labor procesa 2400 toneladas diarias de restos de obras en
construcción que dispersan partículas en el aire excediendo
ampliamente los máximos permitidos para zonas como las nuestras”.
En
el texto enumeraban las consecuencias de la situación: “Enfermedades
respiratorias, sequedad de tejidos húmedos, irritación, jaquecas,
ataques de asma tanto en forma aislada como crónica y, además, la
presunción de contacto con elementos cancerígenos como el asbesto
presente en restos de obra provenientes de construcciones antiguas”.
Sabrina
agregó: “Enfrente de la planta hay cuatro escuelas, dos son
jardines de infantes, hay clubes a los que vienen vecinos de otras
comunas. Vivimos como dentro de una enorme nube de polvo, cal,
cemento y material de demoliciones y partículas en suspensión que
no sabemos de qué son. En el barrio por ahora no tenemos afectados
por coronavirus pero sí hay mucho dengue”.
Aquel
día lluvioso de febrero se constituyó la Mesa de Trabajo Ambiental
Villa Soldati. En su primera reunión se juntaron decenas de vecinos
en un taller mecánico y firmaron un texto donde denunciaban:
“Principalmente nuestro derecho a la salud y a un ambiente sano
están siendo vulnerados, y el Gobierno de la Ciudad, en cabeza de
Mauricio Macri en sus inicios, y de Rodríguez Larreta desde 2015,
antepone los negocios y los beneficios para las empresas que lo
explotan en prejuicio del pueblo”.
El
viernes cuando se produjo el conflicto a las puertas de la planta un
camionero se justificaba con una vecina que le reprochaba la carga
contaminante que llevaba: “Nosotros estamos limpiando la ciudad”.
Es una de las tantas imágenes que se ven en uno de los videos que
filmaron las personas afectadas por el polvillo que se respira en
esas cuadras. “Somos muchos y muchas los que nos vemos
perjudicados: escuelas primarias, jardines de infantes, clubes
deportivos, trabajadores, vecinos y vecinas de Soldati”, comentó
Sabrina.
En
esas tierras bajas de Soldati se instaló en 1925 la usina
incineradora de residuos que funcionó por décadas y los vecinos
todavía recuerdan. En su trabajo Aproximación histórica a la
recolección formal e informal en la ciudad de Buenos Aires: la quema
de Parque Patricios (1860-1917) y la del Bajo Flores (1920-1977) los
investigadores Verónica Paiva y Mariano Perelman definieron a este
último basural como “el segundo más grande del mundo”.
La
contaminación de la planta de residuos sólidos asociada con la
pandemia empujó a los vecinos a salir de sus casas porque no pueden
estar dentro de ellas con las ventanas cerradas todo el tiempo.
Exigen al Gobierno de la Ciudad “el cese de las actividades en el
predio y el aprovechamiento del mismo en nuevas actividades que no
impliquen el menoscabo de la calidad de vida de la comunidad de la
zona”.
Fuente:
Gustavo Veiga gveiga@pagina12.com.ar, Villa Soldati, entre la contaminación ambiental y el coronavirus, 29 marzo 2020, Página/12.
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