domingo, 22 de diciembre de 2019

Los ritmos de la naturaleza: el verano y la crisis climática


por Antonio Elio Brailovsky

Queridos amigos, como ustedes saben, el daño ambiental es una de las muchas formas de sufrimiento evitable generadas por nuestra sociedad. Con frecuencia, la impunidad de quienes destruyen el medio natural que nos sustenta se basa en haber construido una cultura que nos aleja de la naturaleza. Recuerdo una jornada en la que un prestigioso arquitecto sostenía que:
En la ciudad de Buenos Aires no hay naturaleza. La Pampa está muy lejos.
La Pampa está debajo de tus pies -le contestamos.
Este distanciamiento cultural de la naturaleza condiciona opiniones que subestiman las consecuencias de agredir a nuestra base natural. Por eso mi insistencia en recordar los ritmos de la naturaleza, como un ejercicio para no despegarnos de nuestra esencia.

En esta entrega, ustedes reciben:
Un poema de Julio Cortázar, para consolarnos ante esas situaciones en las que todo parece salir mal.
Mis opiniones sobre la Ley de Cambio Climático, que acaba de aprobarse en la Argentina, con menos herramientas de las necesarias.
La obra de arte que acompaña esta entrega es: “Niños en la playa”, del noruego Peder Severin Krøyer (1851-1909)
Quiero saludarlos en el comienzo del verano. Y del invierno, para los amigos del Hemisferio Norte.

Un gran abrazo a todos

Antonio Elio Brailovsky

La mufa

Vos ves la Cruz del Sur,
respirás el verano con su olor a duraznos,

y caminás de noche
mi pequeño fantasma silencioso
por ese Buenos Aires,
por ese siempre mismo Buenos Aires.
Quizá la más querida
Me diste la intemperie,
la leve sombra de tu mano
pasando por mi cara.

Me diste el frío, la distancia,
el amargo café de medianoche
entre mesas vacías.
Siempre empezó a llover
en la mitad de la película,
la flor que te llevé tenía
una araña esperando entre los pétalos.

Creo que lo sabías
y que favoreciste la desgracia.
Siempre olvidé el paraguas
antes de ir a buscarte,
el restaurante estaba lleno
y voceaban la guerra en las esquinas.
Fui una letra de tango
para tu indiferente melodía.
Una carta de amor
Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo
como un perro que pasa, una colina,
esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,
todo eso es tan poco
yo lo quiero de vos porque te quiero.
Que mires más allá de mí,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,
y que el placer que juntos inventamos
sea otro signo de la libertad.

Julio Cortázar: La mufa

La Ley de Cambio Climático

Quiero expresarles mi preocupación por el texto de la recientemente aprobada Ley argentina de Cambio Climático.

Esa Ley atrasa. Hace 20 años, cuando empezábamos a tomar conciencia de los desastres que la civilización industrial está haciendo con los recursos climáticos, hubiera sido un texto excelente. Hoy es insuficiente porque sólo ordena estudiar lo que ya sabemos y hacer lo que los grandes intereses les permitan hacer. Es decir, casi nada.

Veamos el texto aprobado:
  1. En primer lugar, la ley plantea la creación de un Gabinete Nacional de Cambio Climático. El mismo ya se encuentra en funcionamiento desde 2016. Lo que ahora permite la ley es institucionalizar dicho gabinete que, en su momento, fue creado por decreto y así sostenerlo independientemente de cualquier cambio de gobierno. 
  2. En segundo lugar, ley consagra el principio de responsabilidades comunes, pero diferenciadas; según el cual todos los países son responsables de la problemática, pero hay diferencias respecto de la contribución histórica de emisiones de algunos (los más desarrollados). 
  3. En tercer lugar, se trata de una ley nacional. Es decir, su alcance de aplicación es para todo el territorio argentino. Al tratarse de una ley de presupuestos mínimos de protección ambiental, es obligatoria para todas las provincias que deberán trabajar para su correcta implementación local. 
  4. En cuarto lugar, la ley plantea la creación de un Consejo Asesor Externo del Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático para asistir y asesorar en las políticas públicas necesarias a los fines de la normativa. Su particularidad: el consejo debe estar integrado por científicos, representantes de organizaciones ambientales, comunidades indígenas, universidades, entidades académicas y empresariales, sindicatos, entre otros. 
  5. En quinto lugar, la ley establece que cada jurisdicción debe promover procesos de participación de los actores involucrados para definir mejores medidas de adaptación y mitigación. Además, todos los datos y la documentación relacionados a ella son considerados información pública ambiental.
Hace 20 años, hubiera llenado la mejor de las expectativas. Pero hoy vemos que la Ley ordena que se reúnan unos funcionarios que ya se estaban reuniendo para elaborar un plan del que no se da ningún lineamiento. Lo único que esta Ley garantiza son las fotos que se sacarán los funcionarios que elaboren el Plan.

Hay varios motivos para dudar del resultado:
El fracaso de la Ley de Bosques, que no logró impedir la deforestación.
El fracaso de la Ley de Glaciares, que no ayudó a evitar que se siguiera haciendo minería sobre los glaciares.
El fracaso de las 25 Cumbres por el Clima (COP), en las que se comprometieron a dejar de contaminar aquellos que casi no contaminaban, mientras que los grandes contaminadores no asumieron ningún compromiso serio.
Qué tendría que decir la Ley

Si de veras se quiere combatir el cambio climático, hay que fijar lineamientos que, por lo menos nombren los aspectos más críticos vinculados con la mitigación y la adaptación al cambio climático. Algunos ejemplos de lo que hay que hacer son:

Sobre Mitigación (dejar de emitir gases de efecto invernadero).
Reactivar el ferrocarril de pasajeros y cargas en todo el país, por ser el medio de transporte que menos gases emite por tonelada o por pasajero transportado.
Restringir progresivamente el uso del automóvil individual en todas las ciudades que tengan transporte público. Activarlo en las que no lo tengan.
Establecer un cronograma de cierre de las centrales energéticas que utilicen combustibles fósiles y su reemplazo por energías renovables.
Prohibir el fracking, por ser la actividad de extracción de hidrocarburos que emite más gases de efecto invernadero. Cerrar el yacimiento de Vaca Muerta.
Sobre adaptación (reducir el daño sobre la sociedad).
En todo el país: establecer la gestión del agua por cuencas hídricas, con participación de los actores sociales involucrados. Aumentar las penalidades por contaminación del agua, incluyendo prisión efectiva para los responsables.
Replantación de bosques nativos en gran escala, comenzando por las márgenes de ríos y arroyos.
En las zonas áridas y semiáridas, declarar la emergencia hídrica permanente, establecer una estricta contabilidad del agua disponible y establecer prioridades de uso.
Prohibir todas las actividades que impliquen un desperdicio excesivo de agua, desde la gran minería con lixiviación con cianuro hasta las canchas de golf en zonas áridas y semiáridas.
En las zonas húmedas, prohibir el loteo y la urbanización de humedales y zonas de riesgo de inundación con una recurrencia de 100 años.
Establecer modelos de ordenamiento territorial que prevengan inundaciones en zonas de agricultura extensiva.
Fijar pautas arquitectónicas, urbanísticas y de gestión de desastres para las áreas pobladas con riesgo de inundación.
Financiar la relocalización de poblaciones afectadas por el cambio climático.
La sola enumeración nos muestra la trama de intereses existentes para impedir que estas medidas se lleven a cabo. Si no hay una fuerza contrapuesta mayor en la sociedad tendremos sólo acciones simbólicas, que dejarán tranquilos a algunos pero no atenderán la gravedad de la crisis climática.

Fuente:
Antonio Elio Brailovsky, Los ritmos de la naturaleza: el verano y la crisis climática.

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