sábado, 16 de febrero de 2019

A 4 años del 15-F, las aguas siguen divididas entre obras y quejas

Viviendas destrozadas en Unquillo el 15 de febrero de 2015. Fue tomada por el fotógrafo J. Stepanoff para La Voz del Interior y se convirtió en un ícono de las inundaciones catastróficas en las Sierras Chicas, que ocasionaron 8 muertos y cuantiosos daños materiales.

El Gobierno provincial y los municipios aseguran que las obras fueron terminadas y la situación ambiental está bajo control. En cambio, pobladores afirman que la ayuda fue insuficiente y que aún queda mucho por hacer.

por Matías Calderón

El 15 de febrero de 2015, una tormenta de lluvia que parecía no acabar nunca hizo crecer todos los ríos y arroyos de Sierras Chicas llevándose ocho vidas, más de 200 casas y 10 puentes durante la inundación más grande que vivió esa zona en toda su historia, superada en la provincia sólo por la de San Carlos Minas, en 1992. Tras la tragedia, un serie de actos de solidaridad por parte de vecinos y varios anuncios seguidos de acciones gubernamentales llevaron apenas un suspiro de alivio a los miles de afectados.

Habitantes de estos caminos que serpentean los arroyos serranos señalan que, cuatro años más tarde, la situación sigue casi igual. Aseguran que la ayuda estatal llegó a medias -o que nunca apareció- y que proyectos urbanísticos amenazan el monte nativo y ponen a la zona nuevamente en riesgo ante una eventual tormenta como la de aquella fatídica noche de febrero de 2015.

El reclamo de los vecinos de Sierras Chicas llama la atención porque desde el Gobierno de la Provincia aseguran todo lo contrario. Que cumplieron con las obligaciones firmadas y que se realizaron todas las obras prometidas, en conjunto con los municipios.

Los cambios fundamentales que dejó este evento se dieron en el plano hídrico: modificamos desagües, se recalculó toda la obra de Circunvalación, y todos los proyectos que desde entonces se diseñaron tomaron en cuenta los volúmenes de esa crecida”, destacó Ricardo Sosa, ministro de Obras Públicas de la Provincia.

El funcionario infirió que las consecuencias tuvieron relación con la falta de planificación urbanística en la zona. “En algunas zonas se construyó en forma anárquica y muchas casas sufrieron más porque estaban sobre el curso de las aguas. La gente no toma en cuenta que los ríos tienen memoria, y si pasó el agua por ahí, va a volver a pasar”, dijo.

Omar Albanese, intendente de Río Ceballos, hizo un balance positivo de lo hecho hasta el presente. “Las obras están terminadas en su mayoría. Faltan pasarelas sobre el río en algunos sectores y la pavimentación de 800 metros de una avenida. Se hizo la limpieza y profundización del cauce”, informó.

Alejandra Henot, vecina de la localidad, tiene una mirada distinta de la del intendente. “Vení, mirá. Arriba del techo tengo una garrafa y algunos alimentos no perecederos. No sé cuándo voy a bajar si el río vuelve a inundar mi casa. Acá estamos peor que antes, porque nunca recibí ayuda más que de los vecinos de la zona, y las obras de ensanchamiento del río aumentaron el peligro. Ahora el agua baja con más furia”, planteó la vecina.

Jorge Fabrissin, intendente de Unquillo, evaluó, en diálogo con La Voz, que se avanzó en varios aspectos, aunque reconoció una deuda estructural. “Lo que hay que hacer es elevar puentes y crear una laguna de retención en el tramo del arroyo Cabana, además de bajar el río. Es una obra que está en gestión y la Provincia prometió la inversión, enmarcada en el plan integral”, afirmó.

Más allá de este señalamiento, Fabrissin considera que la situación está controlada. “Cuando ocurre un hecho grave estamos preparados. Hay un protocolo de aviso en casos de tormentas graves. El dique siempre está a la altura suficiente para cuando llegue una cantidad desmesurada de agua”, planteó Fabrissin.

Pero en el parque Integrador, a la entrada de la localidad, hay un grupo de vecinos que opina diferente. Se organizan cada año para recordar lo que ocurrió el 15-F y exigir que se avance en la ayuda y en las obras. “En Unquillo somos pobres y, a pesar de nuestra condición, nunca nos brindaron ayuda”, dice Carina. “Hay un nuevo proyecto urbanístico que pretende arrasar con una zona amplia de bosque nativo. El río crece cuando el monte desaparece. Por eso este festival tiene sentido, cuando los intendentes y las autoridades se desentienden de sus responsabilidades y habilitan la deforestación que acarrea inundaciones y tragedias ambientales”, agrega Cecilia Michelazzo, vecina de la localidad.

Rosa Cativa es vecina de Mendiolaza y fue una de las personas que, a cuatro meses de la inundación, recurrió a la Justicia para pedir soluciones. “Los ciudadanos y vecinos de Sierras Chicas deben saber que el recurso de amparo que firmé en 2015 tuvo un fallo favorable y a cuatro años de la tragedia aún continúan los reclamos”, dice.

La Cámara en lo Contencioso Administrativo de 2ª Nominación ordenó registrar como “proceso colectivo” una acción de amparo ambiental iniciada por vecinos de Sierras Chicas en la que solicitaron la implementación de un sistema de alertas tempranas que permitan detectar, evaluar, informar y prevenir todo fenómeno meteorológico serio en la provincia.

En la causa, también se pidió la implementación de un protocolo de coordinación de las distintas áreas de la administración pública encargadas de la seguridad, tanto provinciales como municipales, entre otros planteos.

Los vecinos piden bajar la cota de La Quebrada

Dicen que ello podría evitar un nuevo #15F.

1,5 metros. El miércoles pasado, el nivel del dique La Quebrada estaba casi a 1,5 metros del vertedero. Si bien puede ser un alivio por la crisis hídrica, para un grupo de vecinos significa riesgo de inundación.

4,5 metros. Un grupo de vecinos autoconvocados de Sierras Chicas reclama que la Provincia mantenga el nivel a 4,5 metros por debajo del vertedero. “El dique es el único embalse de retención de la cuenca”, argumentan. El 15 de febrero de 2015, el dique estaba lleno. La lluvia extraordinaria que cayó ese día lo hizo rebasar.

Bosques. “Los microembalses de retención, la cota del dique y la salud del bosque serrano son imprescindibles para retardar las corrientes y para que las aguas no lleguen todas al mismo tiempo al curso principal del río”, agregan.

Fuente:
Matías Calderón, A 4 años del 15-F, las aguas siguen divididas entre obras y quejas, 15/02/19, La Voz del Interior.

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