sábado, 10 de noviembre de 2018

Río Tercero: la ciudad cordobesa donde los desastres químicos son “lo natural”



En toda la ciudad, todos los días del año, el que respira percibe en el aire ciertas notas de cloro o sulfuros. La explosión-bombardeo del año 95, y la reciente emanación de ácido nítrico por parte de Petroquímica S.A, son sólo 2 de miles de hechos que los ciudadanos afrontan en el cotidiano y que, generalmente, son presentados por las empresas y autoridades como “algo natural”.

En tanto, Río Tercero, la Capital Nacional del Deporte, pretende pasar como “una ciudad saludable”, mientras produce insumos químicos militares o glisfosato sin ningún tipo de control ambiental.

Marcos Peña es un sobreviviente del desastre del año 95. Una bomba quedó su pupitre sin estallar después de haber entrado por el techo del aula. “Desde niños se nos hizo creer que encerrarse y sellar las ventanas por las emanaciones es lo normal”, asume.

En tanto, la emanación de ácido nítrico en la forma de una columna de humo naranja, fue reconocida por la empresa como consecuencia de un “corte programado”.

Comunicado: de la Asamblea en Defensa del Ambiente CBA

-Veo el futuro repetir el pasado-

Río Tercero, 30 de octubre de 2018

A 4 días que se cumplan 23 años de aquel fatídico 3 de noviembre en que un atentado hizo volar la Fábrica Militar y con ella la mitad de la ciudad, nuevamente el miedo y la incertidumbre se apoderan de Río Tercero. Hoy, pudimos observar el escape de una gran columna de humo naranja de la planta de ácido nítrico.

La misma fábrica, lxs mismxs vecinxs, el mismo peligro latente. Otra vez niñxs aterrorizadxs en las escuelas, otra vez madres y padres aterrorizadxs en sus casas y trabajos, otra vez la falta de control del estado sobre el polo fabril. Acostumbradxs a tomar estos escapes como un “incidente normal” cada vez que la planta sale de funcionamiento o se realizan tareas de mantenimiento, acostumbradxs porque desde los organismos estatales y desde las empresas químicas es la información que dan a la población, y porque nos hacen creer que sin este descontrol las fábricas no pueden funcionar, y que si las fábricas no funcionan no hay más fuentes de trabajo y la ciudad muere. 23 años después sigue pasando lo mismo.

El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”

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