viernes, 9 de noviembre de 2018

La ONU, por la agroecología

Una relatora de Naciones Unidas criticó el modelo argentino de agronegocios. Tras su paso por el país, la relatora especial sobre el Derecho a la Alimentación presentó un preinforme en el que cuestiona el uso masivo de agrotóxicos, la deforestación, la situación de pueblos indígenas y la falta de apoyo de la agricultura familiar.

por Darío Aranda

La Organización de Naciones Unidas (ONU) cuestionó el uso masivo de agrotóxicos en Argentina, alertó por el desmonte masivo, advirtió por la crítica situación de los pueblos indígenas y afirmó que el Gobierno eliminó políticas y acciones que beneficiaban a la agricultura familiar para apoyar a los grandes empresarios del agro. Luego de recorrer diez días el país, y entrevistar medio centenar de personas, la ONU aseguró que la única solución sostenible es la agroecología: producir alimentos sanos, sin químicos ni transgénicos.

La Relatoría Especial sobre el Derecho a la Alimentación es el máximo espacio de Naciones Unidas dedicado al tema. Al frente está la especialista Hilal Elver, de origen turco. Visitó la Argentina entre el 12 y el 21 de septiembre. E hizo público el informe preliminar que presentará en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

En el marco de la agricultura industrial (agronegocios, de transgénicos y agrotóxicos) a gran escala, es esencial que se tome en cuenta el verdadero costo de los métodos de producción en relación con el suelo y los recursos hídricos, y el impacto de la degradación ambiental sobre generaciones futuras, en lugar de concentrarse únicamente en la rentabilidad y el crecimiento económico a corto plazo”, alerta el informe de la relatora especial de Naciones Unidas.

Reivindicó el papel de la agricultura campesina. En la conclusión resalta: “Reitero la importancia de la agricultura familiar para lograr el objetivo de una alimentación adecuada y saludable para todos los argentinos. Debería ponerse empeño en promover la agricultura familiar como prioridad. Es la única manera de lograr un equilibrio, única manera de lograr una solución sostenible y justa para el pueblo argentino”.

En 2014 Argentina sancionó la Ley 27.118, de “reparación histórica” para la agricultura familiar. “Fue sancionada pero sin un financiamiento adecuado y, hasta la fecha, no ha sido reglamentada por el Ejecutivo”, cuestiona la relatora.

Sobre los pueblos originarios, la especialista de Naciones Unidas afirma: “Como consecuencia de la expansión de las actividades agrícolas, incluida la soja, y como resultado de otras políticas discriminatorias, las familias de los pueblos indígenas se vieron forzadas a dejar las zonas en las que vivían y, en algunos casos, tuvieron que migrar hacia las ciudades cercanas en busca de trabajo, sufriendo en muchas ocasiones una discriminación sistemática”.

Hilal Elver cuestiona que la agricultura industrial está controlada por pocas y grandes empresas y alerta que el Gobierno ya decidió su rol: “Durante las entrevistas con funcionarios de la Secretaría de Agroindustria observé una tendencia a apoyar el modelo agroindustrial y a realizar serios recortes en el apoyo, el personal y el presupuesto del sector de la Agricultura Familiar, incluido el despido de casi 500 trabajadores y experto”.

En el informe de Naciones Unidas hubo un apartado referido a la agroecología, que se trata de la producción de alimentos sanos, sin agrotóxicos, y comercializados a precio justo, para mercados locales. Elver visitó campos de la Unión de Trabajadores Rurales (UTT). “Las prácticas agroecológicas han demostrado ser exitosas en varias partes del mundo, logrando no solo rendimientos impresionantes sino también la promoción de los productores locales y de las prácticas que respetan el medio ambiente”, afirma la experta de Naciones Unidas. Sostiene que “la agroecología es una alternativa importante que debería ser seriamente considerada por el gobierno para logar la diversificación y sostenibilidad, además de importantes insumos para el programa de comedores escolares, la protección de los recursos naturales y el manejo del cambio climático”.

Recordó que la Organización Mundial de la Salud declaró en 2015 al herbicida glifosato como sustancia probablemente cancerígena. “Se aplica indiscriminadamente en la Argentina, sin tener en cuenta la existencia de escuelas o pueblos en las cercanías. Como resultado de ello, se me ha informado acerca de un aumento en la cantidad de personas que han perdido la vida o padecen enfermedades que ponen en riesgo su vida”, alerta.

Citó la investigación científica del Espacio Multidisciplinario de Interacción Socioambiental (Emisa), de la Universidad Nacional de La Plata, que determinó que “la mayoría de la población consume frutas y hortalizas que han sido fumigadas con agrotóxicos”. Ante un Gobierno que adopta el discurso de las empresas de agroquímicos y niega el impacto en la salud, la ONU contrapuso: “La exposición a plaguicidas puede tener efectos muy peligrosos para la salud de los seres humanos, en especial para niños y mujeres embarazadas que son más vulnerables”.

Entre las consecuencias del modelo agropecuario también apuntó a la degradación de las tierras y el desmonte. “En la última década se destruyeron más de tres millones de hectáreas de bosques para dar lugar a la producción de granos y ganado. La Argentina se ubica entre los países que perdieron más bosques entre 2010 y 2015. Y el gobierno nacional ha mostrado una falta de interés considerable en aplicar la ley de protección de bosques”, denuncia la especialista de Naciones Unidas.

Fuente:
Darío Aranda, La ONU, por la agroecología, 01/11/18, Página/12.

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