Docentes y
estudiantes son guiadas por activistas de la Asamblea Permanente del
Comahue por el Agua de la ciudad de Allen para conocer las
consecuencias del fracking petrolero en la zona.
por Laura Brion
La actividad
hidrocarburífera no es nueva en la zona de Allen, ya que la
extracción de petróleo y gas se realiza desde fines de la década
del 60 con las metodologías convencionales. Sin emabrgo, y como
afirma el especialista Martín Álvarez (OPSUR) en El Alto Valle
perforado: el petróleo y sus conflictos en las ciudades de la
Patagonia Norte, “desde el 2008 el regreso de YPF a la zona se dio
en un contexto de nuevo avance de la frontera gasífera sobre las
zonas de producción de fruta, a partir del impulso público de los
programas Gas Plus. A esto debe sumarse el desembarco de los
hidrocarburos no convencionales y la técnica de hidrofractura
generando, ambos procesos, un vertiginoso aumento de la extracción
de tight gas en la zona”.
Acompañados por
activistas de la Asamblea Permanente del Comahue por el Agua de la
ciudad de Allen, docentes y estudiantes de la UNCo y de los
Institutos de Formación Docente de Fiske Menuco - General Roca y
Villa Regina, recorrimos las zonas rurales que circundan la ciudad
para conocer las consecuencias sobre el territorio del avance de la
explotación de gas mediante el método de fractura hidráulica o
fracking.
Las docentes y
estudiantes somos integrantes del proyecto de investigación
“Políticas educativas, trabajo docente y extractivismo,
situaciones de disputa en la Norpatagonia a inicios del siglo XXI”
de la facultad de Ciencias de la Educación de la UNCo y del proyecto
“Extractivismo y educación en el Alto Valle de Río Negro, una
problemática de las Ciencias sociales” de los Institutos de
Formación docente de Fiske Menuco - Gral Roca y de Villa Regina.
El toxi tour por
Allen
El sábado 21 de
julio guiados por Lidia Campos, vecina de la ciudad y activista de la
Asamblea Permanente del Comahue por el Agua de Allen, recorrimos las
zonas rurales que circundan la ciudad. La visita guiada por la zona
del fracking comenzó a las diez de la mañana. Salimos desde la sede
de la Unión de Trabajadores de la Educación de Rio Negro (UNTER),
el sindicato docente de Allen, porque es allí donde regularmente se
reúne la Asamblea.
Fuimos
alejándonos de la ciudad y subiendo hacia la barda norte en
dirección al Aeroclub. Nos dirigíamos al basurero petrolero. En el
camino pudimos observar las chacras abandonadas con frutales talados
y basura por doquier. Además, nos llamó la atención la alta
frecuencia de paso de grandes camiones con contenedores. Lidia nos
explicó que pertenecían a las empresas petroleras y que llevaban el
“barro” con residuos tóxicos al “basurero”.
Llegamos a la
barda norte. Desde allí arriba pudimos observar el valle, la ciudad,
las chacras que la circundan y al fondo nuestro hermoso Río Negro
contenido por la barda sur. Más lejos aún, el desierto patagónico.
Basureros
petroleros
En ese lugar,
desde el cual observábamos el valle, se encuentra emplazado el
basurero petrolero. Ni bien bajamos del auto para acercarnos al
predio sentimos un penetrante olor nauseabundo y se nos irritaron los
ojos. Estos “basureros” acumulan en sus predios cutting (lodos de
perforación), flowblack (agua de retorno del fracking) y los
denominados fondos de tanques, entre otros desechos. Estos son
residuos peligrosos que, además de contener los químicos utilizados
en todo el proceso de perforación y fractura, suelen traer las
sustancias alojadas en subsuelo, como materiales radiactivos de
origen natural como el uranio, torio, radio y radón, o metales
pesados como el mercurio, cromo, plomo, cadmio, arsénico, etc.
Estos residuos
son arrojados en grandes piletas excavadas en la tierra que, según
denuncia la Asamblea, no tienen las membranas correspondientes para
evitar filtraciones. La contaminación se produce por la filtración
de las sustancias tóxicas en la tierra que, por la acción de las
lluvias, bajan hacia el valle y pueden afectar el sistema de riego. A
su vez, emanan de las piletas gases peligrosos que el viento arrastra
hacia la ciudad.
En ese momento
comprendimos la enorme tarea que llevan adelante los vecinos y
vecinas de la Asamblea de Allen, como Lidia, que luchan contra las
poderosas empresas petroleras y el Estado cómplice.
A continuación,
nos dirigimos hacia las chacras para observar las torres y los pozos
del fracking. Pudimos conversar con un trabajador rural cuya casa
está ubicada a solo 50 metros de un pozo que se encuentra en
funcionamiento. En su relato expresó la angustia y el terror
permanente que viven los pobladores rurales por el avance de las
empresas petroleras. La noche anterior él, su esposa y sus hijos se
despertaron sobresaltados por un ruido infernal producido por un
escape de gas del pozo. En 2014 uno de esos escapes resultó en una
explosión en la que las lenguas de fuego se elevaron a más de
treinta metros de altura y el control del siniestro se hizo muy
complicado para los trabajadores de la empresa.
Además denunció
los problemas para la salud que acarrea vivir cerca de los pozos ya
que emanan permanentemente gases tóxicos (venteo). Como denuncian
los vecinos, los trastornos más comunes son brotes alérgicos y
problemas respiratorios, pero la continua exposición a la
contaminación puede generar problemas aún más graves como cáncer
o malformaciones.
Para los
habitantes de las zonas rurales, en su mayoría trabajadores y
trabajadoras de las chacras, la vida ha cambiado un 100 %. Su fuente
de trabajo se va agotando ya que los productores alquilan las chacras
a las petroleras y las familias se ven obligadas a migrar a la
ciudad. Esta situación también la observan los docentes que, con
preocupación, nos cuentan cómo en los últimos años se ha
producido una reducción constante de la matrícula de las escuelas
rurales en las que trabajan.
El agua más pura
de la región para el fracking
Dejamos la casa
del trabajador rural y visitamos otro pozo cercano. En este predio
Lidia nos señaló una instalación particular. Nos comentó que
estábamos observando una enorme bomba extractora, ya que las
empresas petroleras han descubierto un inmenso manantial de agua pura
subterránea que están vaciando para utilizar en el proceso de
fractura. Esta agua es más pura que la del Río Negro, que es la que
consumimos habitualmente los habitantes de la zona. Por cada
perforación se utilizan más de diez millones de litros de agua
potable, y en la zona de Allen ya se hicieron más de 160 pozos. El
agua potable se inyecta en el pozo con químicos altamente
contaminantes y nunca más se vuelve a recuperar. Las empresas no
están pagando un centavo por este saqueo.
Terminando el
recorrido fuimos a observar una torre de fracking cerca de la
Estación Fernández Oro. El paisaje se nos presentó imponente y
apocalíptico: entre álamos, manzanos y perales, se elevaba la
gigantesca torre que se utiliza como si fuera un taladro para
perforar la tierra.
La disputa por el
consenso
Como narran los
asambleístas, cuando en el año 2012 las empresas petroleras
trajeron el fracking a la ciudad de Allen desplegaron hábiles
estrategias de propaganda para convencer a los vecinos y vecinas,
trabajadores y trabajadoras, que traerían el desarrollo a la región.
Por ejemplo, financiaron festivales y eventos culturales populares,
apadrinaron y apadrinan escuelas haciendo donaciones, entre otras
acciones. Algunos trabajadores y sus sindicatos se han visto
beneficiados y apoyan explícitamente el fracking. El salario de un
obrero petrolero es muchísimo más alto que el de un trabajador
rural y el sueño de muchos es ser contratado por una empresa
petrolera. Sin embargo, el empleo que genera este tipo de actividad
productiva es muy volátil, precario y con gran impacto sobre otras
actividades, a las que induce a una dinámica siempre inestable,
cayendo un 24 % desde 2011.
La gente de la
Asamblea Permanente del Comahue por el Agua de Allen, junto a los
docentes de UNTER Allen, vienen realizando acciones de denuncia y de
concientización para alertar a la población sobre las consecuencias
nefastas que produce el avance de este modelo económico
extractivista en nuestras ciudades del Alto Valle. Es importante
comprender que el proceso de cambio que estamos observando no tiene
que ver exclusivamente con la contaminación irreversible del agua,
el aire y la tierra. A este hecho, sumamente grave, se le suman
transformaciones profundas a nivel económico y social que modifican
los estilos de vida de las pequeñas ciudades, generando aún más
concentración de la riqueza, polarización social y violencia.
Por todo esto,
los vecinos y vecinas, trabajadores y trabajadoras, nucleados en la
Asamblea de Allen, luchan diariamente plantándose desde abajo contra
este modelo económico de saqueo, y los docentes tenemos la tarea de
defender la educación pública para sostener la autonomía
pedagógica frente al avance de la cooptación empresarial.
Fuente:
Laura Brion, Río Negro: un “toxi tour” de fracking petrolero por Allen, 30/07/18, La Izquierda Diario. Consultado 03/08/18.
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