jueves, 2 de agosto de 2018

El rol de las Fuerzas Armadas y el derecho a la protesta

A un año de la represión, desaparición y muerte de Santiago Maldonado, Greenpeace se suma al reclamo de Justicia y manifiesta su profunda preocupación ante el reciente decreto presidencial que modifica la política para las Fuerzas Armadas, lo que podría implicar una militarización de gran parte del territorio y los espacios públicos y su utilización para la represión de la protesta social.

Bajo pretexto de ”asegurar la protección de la soberanía e independencia de la Nación Argentina, su integridad territorial, sus recursos naturales, su capacidad de autodeterminación y la protección de la vida, la libertad y los derechos humanos de sus habitantes”, el Poder Ejecutivo Nacional sancionó el decreto 683/18, que modifica el uso de las Fuerzas Armadas, habilitándolas a actuar “en forma disuasiva o efectiva ante agresiones de origen externo contra la soberanía, la integridad territorial o la independencia política de la República Argentina, la vida y la libertad de sus habitantes, o ante cualquier otra forma de agresión externa”, considerando que éstas “no solo son de carácter estatal militar, sino que en ocasiones se manifiestan de otras formas que, sin dejar de tener su origen en el exterior, se desarrollan en nuestro territorio y/o tienen efectos en él, afectando intereses que la Defensa Nacional puede y debe contribuir a preservar”.

Greenpeace manifiesta su profunda preocupación ante el nuevo rol de las Fuerzas Armadas, lo que podría implicar una militarización de gran parte del territorio y los espacios públicos y su utilización para la represión de la protesta social. Las muertes de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel son un claro ejemplo de este avance represivo.

La libertad de expresión no sólo aplica a ideas percibidas como favorables por las mayorías o por cualquier gobierno, sino que quedan incluidas todas aquéllas que puedan perturbar, impresionar o que resulten contrarias a las políticas del Estado. Entendemos que esta libertad carecería de sentido si manifestarse, peticionar o expresarse contrariamente a la opinión política de quienes se encuentran a cargo de cualquier Poder, implicara riesgo alguno para la libertad personal.

Las manifestaciones públicas permiten elevar el nivel y la calidad de la información, del debate y del involucramiento social en temas de interés general. Como consecuencia, nuestra democracia resulta fortalecida cuando existe una voluntad permanente de sostener los valores de la libertad de expresión, de discusión, de participación y de protesta, en tanto dicho sistema de valores forma parte constitutiva e insoslayable de aquélla forma de organización social. Las manifestaciones públicas son los recursos con los que contamos los distintos actores y grupos de la sociedad (trabajadores, mujeres, agrupaciones sociales, comunidades indígenas, etc.) para visibilizar los reclamos e interpelar a las autoridades. Cuando la libertad se amenaza, se judicializa, se deslegitima, la calidad de la democracia se degrada en su práctica cotidiana.

Greenpeace es una organización ecologista internacional, económica y políticamente independiente, que se financia únicamente con el aporte de más de 3 millones de personas en todo el mundo, y que utiliza la no violencia para exponer y encontrar solución a los problemas ambientales. La piedra angular del conjunto de valores fundacionales de Greenpeace -los cuales sostenemos en todo el mundo y en cada una de nuestras campañas-, responde a principios que se basan en dar público testimonio de la destrucción del ambiente mediante acciones pacíficas, con el objetivo de promover un cambio en la realidad. Este compromiso con la libertad de expresión y con el derecho de protesta no es patrimonio exclusivo de Greenpeace. Por el contrario, estos valores están firmemente arraigados en la tradición de la protesta como motor de cambio positivo en la historia de la humanidad. Basta que recordemos los movimientos de protesta pública, pacífica y multitudinaria por los derechos civiles, por el sufragio universal, por la abolición de la esclavitud, por los derechos de las mujeres, sin los cuales no contaríamos hoy con varios de los fundamentales derechos que componen nuestras libertades civiles y políticas.

El trabajo de una organización como Greenpeace exige que las instituciones garanticen la seguridad y la libertad para ejercer el derecho de protesta y petición ante las autoridades y sociedades privadas de cualquier talla de modo pacífico. Dichas libertades lamentablemente se encuentran en detrimento a nivel global, y todos requerimos que en la República Argentina suceda todo lo contrario. Nuestro trabajo es permanente e independiente: ha sucedido y continuará sucediendo durante todos los gobiernos, cualquiera sea su orientación partidaria, en todos los países, defendiendo distintas causas, mostrando casos variados de la destrucción de la Naturaleza, y cumpliendo únicamente con nuestra misión como organización internacional, para la protección del ambiente a nivel global. Por ello, la defensa del ambiente y de las libertades para su ejercicio, no tiene color político: nuestro quehacer diario depende de hablar libremente, de no ser perseguido por las opiniones, de hacer respetar la ley, de controlar las decisiones de quienes ejercen la representación del Estado en todos sus poderes y niveles jurisdiccionales.

Fuente:
El rol de las Fuerzas Armadas y el derecho a la protesta, 01/08/18, Greenpeace Argentina. Consultado 01/08/18.

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