Ediles del bloque
Vamos objetan la aplicación en todas sus variantes del herbicida que
consideran cancerígeno. El debate sobre el equilibrio entre la
producción alimentaria responsable y el cuidado de la salud y el
medio ambiente.
por Jorque Luque
Los integrantes
del bloque Vamos del Concejo Deliberante presentaron días atrás un
proyecto de ordenanza que prohíbe en todo el ejido de la ciudad de
Córdoba el uso y aplicación del producto herbicida glifosato en
todas sus variantes, sea éste para uso agronómico o en espacios
urbanos públicos y privados como el de la jardinería.
El glifosato es
un herbicida para el control de malezas anuales y perennes, que se
introdujo en Argentina en 1976, para disminuir el daño a los
cultivos causado principalmente por Cyperus rotundus, cebollín y
Sorghum halepense, sorgo de alepo, malezas de alto poder invasivo y
difícil control. Es un herbicida muy barato, ya que su patente
venció hace muchos años y se importa mayormente desde China.
A modo de
antecedentes legislativos, una veintena de municipios procuran más
bien regular, con más restricciones que las que exige la ley
provincial de agroquímicos (9164) sancionada en el año 2004, las
pulverizaciones con agroquímicos sobre campos pegados a áreas
urbanas. En cambio, la prerrogativa de la bancada que comanda Tomás
Méndez es contundente en cuanto a la lisa y llana prohibición, como
el caso de la ciudad entrerriana de Gualeguaychú, cuyo Concejo
Deliberante que acaba de aprobar una ordenanza en tal sentido.
Con el apoyo de
la Funam
El autor
intelectual de la propuesta, Tomás Méndez, asegura poseer
fundamentos sólidos para prohibir el uso y aplicación del glifosato
en todo el ejido municipal de la ciudad de Córdoba, con información
brindada por el biólogo Raúl Montenegro de la Fundación para la
Defensa del Ambiente (Funam), fundamentalmente porque lo considera
“cancerígeno” para el ser humano.
El proyecto prevé
que la autoridad de aplicación sea la Subsecretaría de Ambiente de
la Municipalidad de Córdoba, a cargo en este momento de José Roca,
la que se encargaría de la difusión e implementación de la futura
ordenanza -en caso de aprobarse- y la elaboración de medidas
alternativas para el control de malezas en tanto protejan la salud de
las personas, la biodiversidad nativa e implantada, y el ambiente en
general.
La iniciativa
incorpora a la ordenanza N° 12.468 de Código de Convivencia
Ciudadana Municipal el articulo N° 216 Bis, referido a la sanción
para aquel que realizare por sí o por intermedio de terceros, tareas
de aplicación del producto herbicida glifosato en todas sus
variantes, mediante fumigación terrestre o aérea. La multa oscila
entre las mil a dos mil Unidad Económica Municipal (U.E.M.), algo
así aproximado de $237.040 y $474,080, respectivamente.
Dicho cálculo
monetario está sustentado en la objetividad de la resolución N°
138/18 del pasado 4 de junio rubricado por el Tribunal de Faltas
municipal, por el que fijado la U.E.M. en $ 237,04 y que equivale a
ocho litros de nafta de menor octanaje, valor surtidor o precio final
al público, de la empresa estatal YPF plaza Córdoba.
A parte del rigor
dinerario de la multa, podrá disponerse el secuestro de los equipos,
vehículos u otros elementos utilizados para la aplicación aún
cuando estos últimos se encuentren fuera del ejido de la ciudad de
Córdoba. En tal supuesto, será menester la correspondiente orden
judicial.
Fundamentan la
prohibición sobre su peligrosidad
La Agencia
Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (Iarc) de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) ha incluido al herbicida
glifosato en el grupo 2A de sustancias consideradas “probable
cancerígeno para seres humanos”, ello como resultado del trabajo
de 17 expertos procedentes de 11 países.
“Por la nueva
clasificación de la Iarc, el glifosato tiene la misma potencialidad
cancerígena de dos plaguicidas cuyo uso ya fue prohibido en
Argentina y en la mayor parte de los países, los insecticidas
clorados DDT y el Dieldrin, también incluidos en el Grupo 2A”,
asegura el edil en la fundamentación del proyecto que ingresó en el
Concejo Deliberante hace dos semanas.
Según
estadísticas de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes
(Casafe), se vendieron en un solo año, en Argentina, 182 millones de
litros de glifosato (2012) y que en Argentina el 95% de los campos
que utilizan siembra directa usa glifosato en algún momento del
ciclo, muy especialmente en cultivos transgénicos de soja, maíz y
algodón, pero también se emplea en girasol, cítricos, manzana,
pera, membrillo, yerba mate, trigo, plantaciones de pino, espacios
verdes urbanos e incluso jardines hogareños.
“Argentina
consume más del 9% de toda la producción mundial de glifosato, y es
el país donde se consumen más litros de glifosato por habitante a
nivel mundial. La utilización del glifosato se ha incrementado por
desconocimiento de su toxicidad real a nivel de agricultura familiar,
desmalezamiento de pequeñas superficies e incluso a nivel de
jardinería urbana por ser un producto de venta libre”, destaca la
propuesta.
Al hacer mención
sobre los presuntos daños a la salud, el concejal considera que “el
glifosato ha sido asociado científicamente a la producción de
infertilidad, enfermedades del riñón, defectos al nacer, severas
enfermedades gastrointestinales, enfermedad de Parkinson, daños al
sistema nervioso y cáncer, ello en personas expuestas incluso a
bajas dosis del herbicida”.
La Defensoría
del Pueblo recomienda “las buenas prácticas agrícolas”
A solicitud de La
Nueva Mañana frente a la presentación del proyecto de ordenanza, el
Instituto de Ambiente del Defensor del Pueblo de la Provincia de
Córdoba (Inadep), recomienda “más allá del tratamiento sobre la
prohibición o no del uso de glifosato en el ejido urbano, fomentar y
hacer cumplir el programa de buenas prácticas agrícolas, llevadas
adelante por los técnicos idóneos en la materia”.
“Dado que el
defensor del Pueblo no es un órgano de gestión, por lo cual no
cuenta con las herramientas necesarias para la realización de
estudios experimentales, que pudieran ser concluyentes en el tema de
debate; solo se puede basar en la bibliografía existente, la cual no
es definitiva en lo que hace referencia a la utilización de
glifosato no es concluyente sobre si debe o no prohibirse su uso”,
aclaran de manera institucional.
“Es fundamental
el fomentar y promover las buenas prácticas agrícolas, las cuales
son principios normas y recomendaciones técnicas en lo referente a
la producción procesamiento y transporte de alimentos, que hacen
hincapié en la protección de la salud y el ambiente, a través de
un manejo y uso responsable no solo de los productos fitosanitarios
implicados en la producción agropecuaria, sino también de la
disposición final de los envases originados”, aseguran desde la
institución que se encuentra enmarcada en el artículo 124 de la
Constitución de la Provincia de Córdoba y que se rige por la ley
7741.
Fallo histórico
sobre el caso Ituzaingó Anexo
A mediados del
mes de septiembre del año pasado la Corte Suprema de la Nación
ratificó la condena a tres años de prisión condicional al
agricultor Francisco Parra y al piloto aeroaplicador Edgardo
Pancello, acusados de “contaminación ambiental dolosa”.
Como se recordará
el 22 de agosto de 2012, la Cámara I del Crimen de Córdoba emitió
un fallo inédito donde determinó que fumigar con agroquímicos es
delito.
El caso de barrio
Ituzaingó Anexo se convirtió en el primero en llegar a juicio penal
y en el que un productor agropecuario y un aerofumigador fueron
encontrados culpables por el delito de contaminación ambiental.
Recayó sobre ellos una pena de tres años de prisión condicional.
Otra mirada sobre
el glifosato
La ingeniera
agrónoma, especialista en terapéutica vegetal de la UNC y una de
las integrantes del grupo profesional que participó en la redacción
de la ley 9.164, Alicia Cavallo, afirmó que el glifosato “es tan
tóxico como los insecticidas que usamos a diario en la casa para
matar moscas, mosquitos o cucarachas y menos tóxico que algunos
piojicidas o repelentes que aplicamos directamente sobre la piel o en
la cabeza de nuestros niños”.
La experta -ya
jubilada- accedió a la petición periodística de La Nueva Mañana y
al referirse sobre si el glifosato puede causar cáncer dijo que “aun
considerando que la cuestionada clasificación 2A en que lo colocó
la Iarc en 2015 y que fuera fuertemente cuestionada, la posibilidad
de causar cáncer del glifosato se encontraría en la misma categoría
que el café y el mate calientes, la profesión de peluquero, la cama
solar y mucho menos posibilidad de causarlo que las bebidas
alcohólicas, el arsénico en el agua, el tabaco, los gases de escape
de los autos, por nombrar algunos de los más de 100 agentes
cancerígenos que pertenecen a la Categoría 1 de la Iarc, que se
ingieren o se respiran, lo que no pasa con el glifosato, que se
aplica a las plantas y se inactiva en el suelo”.
Hace ya un tiempo
que la ingeniera agrónoma opina y escribe acerca de quienes
beneficiarían la prohibición del glifosato: “Creo que son muchos
los interesados en que eso suceda, desde las empresas que
comercializan productos mucho más modernos para los mismos fines,
pasando por las autoridades y los productores que se verían
aliviados de la presión que ejercen los grupos ambientalistas de la
mano de la pseudo-ciencia y, por supuesto, estos mismos grupos que
toman como bandera a la supuesta peligrosidad de este herbicida para
infundir temor en la población”.
“A pesar de los
intentos de prohibirlo, en Europa fue autorizado para su uso por
cinco años más. Pienso que se calcula este plazo hasta que se
terminen las existencias mundiales como ya ocurrió con otros
productos fitosanitarios que habían sido superados tecnológicamente
y sobre los cuales se agitaron las mismas banderas que lo que pasa
hoy en día con el glifosato, tal fue el caso del herbicida
2,4,5-T”,añadió.
Finalmente, la
experta dijo que personalmente estaría de acuerdo con que se
prohibiera el glifosato, no solo en Córdoba, sino en todo el país,
“siempre que se lo haga después de prohibir las bebidas
alcohólicas, de impedir la circulación de vehículos que consumen
derivados del petróleo, por los gases de escape y por los accidentes
fatales que producen, de asegurar el agua de consumo sin arsénico
para toda la población, de no vender libremente medicamentos y de
prohibir o impedir el uso sustancias o conductas que tantas muertes
causan en la actualidad”.
Fuente:
Jorque Luque, Impulsan la prohibición del uso de glifosato en el ejido de Córdoba Capital, 02/07/18, La Nueva Mañana.
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