lunes, 2 de julio de 2018

En deuda con el Suquía, de Punilla a Mar Chiquita

El lago San Roque y la planta capitalina Bajo Grande son los dos grandes puntos concentradores de contaminación.

por Fernando Colautti

La provincia de Córdoba atrasa en el reloj del saneamiento ambiental. En 2010, el Censo nacional mostraba que sólo el 38 por ciento de los habitantes cordobeses contaban con redes cloacales, ante una media nacional del 53 por ciento.

Si las varias decenas de obras anunciadas e iniciadas por la Provincia en los dos últimos años en numerosos pueblos y ciudades se culminan, en una década el número de cordobeses conectados a redes cloacales pegaría al fin un salto notorio.

En las dos principales ciudades, la Capital y Río Cuarto, las redes cloacales llegan hoy al 40 y al 80 por ciento de sus zonas urbanas, respectivamente. Pero, en ambas, los desechos recolectados se acumulan en plantas municipales con tratamiento casi nulo, por lo que la mayor parte termina cayendo cruda a los ríos. Casi como si el sistema cloacal de nada sirviera.

En ambas ciudades, hay ahora obras en marcha, financiadas por Provincia y Nación, para optimizar esos servicios. El caso de la Capital es sustancial, por su tamaño y por el impacto de contaminación ya acumulada por décadas en el río Suquía.

A ese uso del río como desagüe cloacal se suma el aporte del Valle de Punilla, donde el Suquía nace: por similares carencias de infraestructura básica, allí sólo el 21 por ciento de sus habitantes cuenta con redes disponibles. En esa zona serrana, el degradado estado del lago San Roque es una muestra inocultable de esa contaminación.

El Primer plano de hoy está dedicado a profundizar ese cuadro de situación, con un relevamiento sobre los 200 kilómetros que recorre el Suquía, desde que nace en las Sierras hasta que entrega sus aguas a la laguna Mar Chiquita, donde -bien vale advertir- ya se perciben los primeros indicios de afectación en el punto de desembocadura del río.

A la vez, el informe indaga sobre las obras que están en marcha y que podrían ayudar a mitigar el evidente deterioro ya provocado, como también releva la lista de las que siguen faltando y continúan en zona de promesas.

Fuente:
Fernando Colautti, En deuda con el Suquía, de Punilla a Mar Chiquita, 29/06/18, La Voz del Interior.

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