Una nueva pericia
afirma que la autopsia de Santiago Maldonado contiene graves errores. El perito Enrique
Prueger dijo que el estudio que realizó, sin la aprobación de la
familia, contradice el dictamen de la autopsia y concluyó que
Santiago “fue plantado” y que no pudo haber estado sumergido 53
días.
por Adriana Meyer
Cuando apareció
el cuerpo de Santiago Maldonado, su hermano Sergio dijo que el
resultado de la autopsia, que determinó que murió por ahogamiento e
hipotermia, no cerraba el caso sino que abría más preguntas que
respuestas. La Justicia en primera y segunda instancia rechazó los
pedidos de la abogada de la familia, Verónica Heredia, para que se
iniciara una investigación con expertos independientes de todos los
poderes del Estado, y así este reclamo llegó a la Corte Suprema.
Dentro de los argumentos planteados por la letrada estaba la
necesidad de ampliar algunos puntos de la pericia general del
hallazgo del cuerpo, porque la autopsia no determinó el modo en que
murió el tatuador anarquista, cuándo sucedió, ni en qué
circunstancias. Aquel dictamen, firmado por unanimidad por todos los
peritos de las partes, había establecido que el cuerpo estuvo en el
río Chubut entre 53 y 73 días, y que no había señales de que
hubiera sido movido. Sin embargo, un estudio elaborado por el perito
criminalístico Enrique Prueger pone en cuestión tales conclusiones
y vuelve a abrir la puerta a la hipótesis de que haya sido plantado.
“Los propios
estudios verificatorios de la autopsia del cuerpo de Santiago
Maldonado dan por tierra los resultados del dictamen final”,
expresó Prueger a PáginaI12. “El informe de la bióloga es
ignorado, describe que hay polen en los pantalones, y que dicho polen
desaparece en indumentos con más de 30 días en el agua”, agregó.
Por su lado, Heredia dijo que el informe de Prueger no fue pedido por
la familia pero enfatizó que “los resultados que difundió un
portal regional están en línea con las preguntas que formulamos al
juez en el expediente sobre la autopsia, porque no entendíamos por
qué llegaban a esas conclusiones”. Gustavo Lleral rechazó
responderles y por eso denunció ante el Máximo Tribunal que el
magistrado le impide plantearlos a los peritos que hicieron la
autopsia.
El instituto que
Prueger dirige en Neuquén, que también interviene en el caso Rafael
Nahuel, emitió el informe luego de hacer un experimento con un trozo
de carne, y detectar “dos errores” en el informe de la autopsia
que firmaron 28 profesionales el 24 de noviembre. El perito afirmó
que Maldonado no estuvo 78 días sumergido donde lo encontraron, que
fue “plantado por alguien desde unas horas antes a unos diez días
previos a su aparición”, y abrió dos posibilidades, que calificó
de terrible y siniestra: “Santiago murió ahogado y su cuerpo fue
escondido en algún lugar antes de ser arrojado al río para que se
lo descubriera, o fue apresado, escondido –si había sido golpeado
tal vez para esperar que sus golpes desaparecieran– y luego ahogado
y colocado en ese lugar”.
La abogada
Heredia indicó que “es un trabajo por su cuenta, pero las
conclusiones que trascendieron están en sintonía con nuestras dudas
sobre la autopsia: las condiciones y el lugar que se encuentra el
cuerpo de Santiago, una parte del río que en esa época tenía
treinta centímetros de agua, pasaron por allí tantas veces en los
rastrillajes, por qué los mismos buzos que pasaron siete veces por
ahí el 17 de octubre se topan con el cuerpo y no dan ninguna
explicación sobre por qué no lo encontraron antes, y cómo llegamos
al 1 de agosto con toda la violencia desplegada por la Gendarmería”.
Leticia
Povilauskas, licenciada en Geología y Palinología, analizó las
prendas de Maldonado y su relación con el entorno vegetal del río
Chubut. Según consta en el informe de la autopsia, se hallaron
granos de polen pertenecientes a Cupresaseae, coníferas de zonas
boscosas de la Patagonia. Povilauskas concluyó como “muy
importante” que “bajo ningún punto de vista los granos de polen
encontrados pueden permanecer adheridos a las prendas citadas,
sumergidas en el lugar del hecho por un período de tiempo
prolongado, teniendo en cuenta la mínima velocidad que pueda tener
la corriente de flujo en el del río, la energía presente en el
medio acuático y la cantidad de oxígeno removido en el lecho. Estas
condiciones hacen que el polen se desprenda fácilmente de las
ropas”.
El otro ítem
cuestionado se refiere a las tablas que se utilizan, según el
criterio de Prueger, para relacionar la temperatura del agua con la
permanencia del cuerpo en el medio acuoso y el fenómeno cadavérico
que se produce. “No se tomó la temperatura promedio del agua en el
período entre que desaparece y aparece Maldonado; los peritos
utilizaron los valores más bajos (3.2° y 3.9°) debiendo haber
utilizado el valor promedio, que es de 6,27°, de acuerdo con los
registros oficiales. Esto modifica la interpretación de las tablas
utilizadas (REH y Madea), que hubiera arrojado un cadáver con
cabellos y epidermis desprendidos, uñas sueltas, piel macerada e
hinchazón, entre los días 10 a 16”, describió.
Por último,
señaló que introdujeron “un kilogramo de carne en el agua para
verificar la degradación semana a semana, con peso y fotografías,
por el accionar de la fauna ictícola y carroñera que, según la
autopsia, hay en ese lugar. En 40 días, se redujo casi a la mitad
producto de peces depredadores y alimañas”. Si bien el cuerpo de
Santiago presentaba signos de haber sido mordido, son insignificantes
comparados con la pérdida de masa que presentan las fotos del
experimento. “En las ciencias fácticas no existen estudios
complementarios sino verificatorios, y esos estudios en este caso
echan por tierra las conclusiones del dictamen”, dijo tajante.
Para la familia
la autopsia no estuvo mal hecha, sino que tiene “agujeros negros”
e incógnitas. En el mismo sentido impugnaron el peritaje del DNI de
Santiago porque “no se están haciendo en las mismas condiciones en
que se encontró el cuerpo”. PáginaI12 consultó a uno de los
expertos que firmó la autopsia, que evaluó que Prueger manejó
información incorrecta, por ejemplo sobre la temperatura del agua
“que se tomó día a día”, y que usó parámetros que no son los
que tuvo Maldonado. La fuente científica reiteró que “no hay
argumentos forenses que indiquen que el cadáver estuvo en otro
lugar”, pero agregó que “tampoco dice que no haya estado”. Esa
ambigüedad es la que busca disipar el pedido de la familia.
Asimismo, este perito ponderó la seriedad de los estudios biológicos
sobre el polen. Y coincidió con la importancia de que la autopsia no
clausure el caso, pero puso en manos de una “dilucidación
criminalística” el resultado final.
Fuente:
Adriana Meyer, El informe que pone en duda el relato oficial, 26/07/18, Página/12. Consultado 26/07/18.
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