por Gabriela
Origlia
CORDOBA. Dos
millones de argentinos usan tres meses al año para buscar agua
(entre tres y seis horas diarias); expresado en dinero ese tiempo
equivaldría a unos $28.500 (tres salarios mínimo vital y móvil).
Un millón no tiene baño, letrina ni pozo.
El 22 % de los 44
millones de habitantes no tiene acceso a la red pública de agua y
cuatro de cada diez no tienen cloacas. Por supuesto, estas
situaciones impactan en la salud pública provocando, en particular,
cuadros de parasitosis que afectan, especialmente, a los niños.
Las cinco
provincias que viven las situaciones más críticas de acceso a agua
de red son Santiago del Estero, Formosa, Tierra del Fuego, Salta y
Chaco. En el caso de hogares sin cloacas las más complicadas son
Chaco; Formosa; Salta; Tierra del Fuego y Misiones.
Los datos se
desprenden de un trabajo colaborativo realizado por profesionales de
la Universidad de Buenos Aires; la Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales (Flacso), la Universidad Nacional de Quilmes, la
Universidad Católica de Córdoba, l a ONG Sed Cero, y de los
institutos nacionales de Tecnología Industrial (Inti) y de
Tecnología Agropecuaria (Inta).
Florencia
Iacopetti, gerenta programática de la Fundación Avina y
coordinadora de Sed Cero, explica a La Nación: "Hay un desafío
enorme en acceso al agua y al saneamiento; el problema requiere
soluciones combinadas, no hay una sola que se pueda extrapolar porque
hay características particulares como el suelo, los regímenes de
lluvia y cuestiones sociales y culturales".
Admite que "hay
avances" con el Plan Nacional del Agua -instrumentado por el
gobierno nacional a través del Ministerio del Interior- pero que hay
que complementar las soluciones en las zonas rurales más aisladas.
El programa incluye inversiones por US$40.000 millones (incluye
trabajos del Plan Belgrano en el área); desde el inicio de la
gestión -según datos oficiales- se terminaron 340 obras de agua y
cloacas; hay 263 en ejecución y 61 en proceso licitatorio.
"Es uno de
los objetivos prioritarios de inversión de este gobierno para
mejorar la calidad de vida de todos los argentinos. Se trabaja en
todo el país y en particular en el norte ( Plan Belgrano ) donde hay
un déficit significativo en infraestructura. Con estas obras la
gente vive mejor, se reducen las enfermedades", dice Pablo
Bereciartua, secretario de Recursos Hídricos. El objetivo es que en
2023 el 100 % tenga agua potable y el 75 % acceso a una cloaca y a
plantas de tratamiento de efluentes.
En La Candelaria,
300 kilómetros al norte de la ciudad de Santiago del Estero, los
500 vecinos que viven dispersos en el pueblo lograron resolver parte
del problema con un centenar de cisternas de fibrocemento que ellos
mismos construyeron en el marco de una iniciativa de Sed Cero con el
financiamiento de Danone.
A María Luna y
su familia la cisterna les cambió la vida; con sus hijos caminaban
14 kilómetros para traer agua del río. Usan el agua del tanque -que
se llena con lluvias- sólo para beber para que dure más. A la
noche, cuando vuelve de trabajar, su marido acarrea en moto bidones
de 20 litros. En pleno Chaco Salteño en verano las temperaturas
superan con comodidad los 40 grados.
Los expertos que
participaron del estudio -que derivó en una "plataforma del
agua" que sirve como herramienta de gestión- coinciden en que
en las zonas rurales hay que trabajar en "innovación social";
lograr que las comunidades se apropien de las soluciones y las
administren. "Los 'enlatados' no suelen funcionar y se terminan
viendo 'elefantes blancos' desde la ruta y la gente que sigue sin
agua", apunta Iacopetti.
En un territorio
extendido y de baja densidad poblacional como el argentino, insisten
que a la par del plan nacional hay que diseñar soluciones
descentralizadas (cisternas; canalización de agua de río,
perforaciones).
Salud en riesgo
A 135 kilómetros de la ciudad de San Juan , sobre la ruta nacional 141, las mujeres y chicos mendigando agua potable con bidones ya son parte del paisaje. Terminó naturalizándose una situación angustiante. En el pueblo La Planta viven unas 350 personas que llevan 10 años sin agua. Hace unos meses Obras Sanitarias Sociedad del Estado (Osse) de esa provincia anunció que se halló una fuente subterránea a siete kilómetros y que con una inversión de $85 millones en una perforación podrán abastecer al pueblo.
Susana Roldán,
médica de la ONG Una Gota de Salud -trabajan en el norte cordobés,
en la zona de las salinas, donde hay pozos de agua- explica que la
gente "acumula el tachos, pero la calidad no es la mejor"
por lo que diagnostican mucha parasitosis. "Es una patología
muy frecuente que colabora con el bajo peso y la desnutrición. Es
una batalla interminable por la no potabilización del agua".
La coordinadora
científica de Mundo Sano e investigadora del Conicet, Victoria
Periago, señala que además del acceso al agua está el problema de
las aguas contaminadas, por ejemplo, con arsénico. "En Formosa,
Chaco, Misiones y Salta, donde trabajamos, hay pozos contaminado,
salados; las comunidades colectan agua de lluvia o compran agua, pero
la acumulación no es cuidada".
"Hay
problemas de calidad y disponibilidad de agua y también de no tener
ni letrinas -continúa-. Se abre un ciclo de transmisión de
enfermedades que tiene un impacto importante sobre la salud pública;
hubo una campaña efectiva que promovió lo más básico, que es el
jabón para lavarse las manos pero hay miles que no tienen el agua".
Iacopetti
ratifica que el acceso al agua es un derecho humano y, como tal, la
responsabilidad última es del Estado. "Pero a veces solo no
puede, las alianzas multisectoriales son importantes. Desde la
sociedad civil se puede complementar su tarea con conocimiento,
recursos y tecnologías para acelerar y el proceso".
Desarrollo
El crecimiento y
desarrollo territorial van de la mano con el acceso al agua; sin ella
no hay posibilidad de que las comunidades más apartadas puedan criar
sus animales o tener huertas, dos de las economías más frecuentes
en esas zonas.
En El Abra
-salinas cordobesas- Leticia Capdevilla explica que "no crece
nada; no hay con qué cuidar lo que se siembra; a duras penas le
damos agua a los animales". En esa zona de la provincia los
indicadores de pobreza duplican la media de Córdoba.
Para los expertos
el agua es un "habilitador de desarrollo". Por eso la
primera tarea es llevarla a las comunidades e, inmediatamente,
trabajar en programas de emprendimiento con la gente. Explican que el
tipo de acceso (canilla comunitaria, cisterna en el propio lote) es
directamente proporcional a las posibilidades de desarrollo.
"Mientras más se aleja de la familia, más grande la brecha",
grafica Iacopetti.
Fuentes:
Gabriela Origlia, El 22% de los 44 millones de argentinos no tiene agua de red y cuatro de cada diez vive sin cloacas, 04/07/18, La Nación.
La obra de arte que ilustra esta entrada es "La aguadora", de Francisco de Goya.
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