El gobierno
porteño presentó un proyecto en la Legislatura para diseñar el
sistema; en la Ciudad se consumen 19 millones de baterías al año.
por Laura Rocha
¿Qué se hace
con las pilas usadas? ¿Cuáles conviene comprar? ¿Son todas
contaminantes? Muchos argentinos se hacen esta pregunta diariamente
después de que las baterías que usan en sus celulares, en sus
teléfonos, controles remotos o juguetes se agotan. Como no existe un
sistema de gestión de este tipo de materiales, la Ciudad de Buenos
Aires quiere encabezar una iniciativa para que sean los productores,
es decir quienes las fabrican, los que se se encarguen de su
disposición final.
Ese es el
espíritu que tiene el proyecto de ley que el Poder Ejecutivo local
acaba de enviar a la Legislatura porteña. En la Ciudad se consumen
anualmente 19 millones de pilas, lo que es equivalente a 500
toneladas por año, y se estima un consumo promedio anual de 12 pilas
por persona económicamente activa. Buena parte de ese material va al
relleno sanitario.
Según las cifras
oficiales, el porcentaje promedio de pilas y baterías agotadas que
componen los RSU de la Ciudad de Buenos Aires es del 0,0123 % del
total, representando 323 kg/día, lo que equivale a 117 toneladas
anuales de pilas y baterías desechadas.
"El proyecto
busca garantizar la gestión ambiental de pilas en desuso,
considerándolas como residuos sólidos urbanos sujetos a manejo
especial. Incluye todos aquellos que, por su tamaño, volumen,
cantidad y/o sus potenciales características de peligrosidad,
nocividad o toxicidad, deben sujetarse a un Plan de Gestión
Ambiental diferenciado del resto de los residuos sólidos urbanos",
indicaron en el Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño,
organismo que elaboró el proyecto.
El plan oficial
hace responsable al productor de la recolección del material usado,
del diseño del circuito de recolección, de la disposición final y
de los gastos que significaran. La política, conocida como
Responsabilidad Extendida del Productor, pretende que cada uno
presente un plan de gestión integral de lo que realizará con sus
productos desde el punto de venta hasta el final de su vida útil. De
no hacerlo les cabrá una pena contenida en el Régimen de Faltas del
distrito, aunque no está especificada la figura en el proyecto.
Durante la última
década hubo varios proyectos en este sentido, pero perdieron estado
parlamentario. Para las autoridades, esta vez estarían dadas las
condiciones para que los productores, tal como sucede en varios
lugares del mundo, se ajusten a la reglamentación.
El sistema deberá
aplicarse para las pilas de uso común AA, AAA, AAAA, C, D, N,
prismáticas 9V y pilas botón que se encuentran disponibles para su
compra minorista y/o mayorista, sin perjuicio de toda otra clase de
pilas que determine la autoridad de aplicación, que será la Agencia
de Protección Ambiental.
Los cálculos
oficiales indican que el país importa 200 millones de pilas de uso
común al año. El 40% son pilas primarias y el 60 % incluyen las
recargables, principalmente las baterías utilizadas en telefonía
celular, computadoras portátiles, cámaras fotográficas y de video.
Existen más de
40 importadores de pilas entre los que se encuentran Energizer,
Newsan (importador de Duracell) y Rayovac. Estas tres empresas
constituyen el 90 % del mercado de pilas alcalinas. Las empresas que
importan pilas de litio son Energizer, Visuar SA (Sony) y Weinger
SRL.
Las pilas
recargables pueden durar hasta 5 años, dependiendo de su uso y
recarga, lo que equivale varias veces al rendimiento de una pila
común. Si bien el costo del equipo de recarga supone una inversión
inicial mayor y por única vez, éste se amortiza si se compara con
el número de pilas comunes que se evitó comprar.
Sólo las pilas
recargables pueden reutilizarse, este tipo de pilas no debe
desecharse junto a la basura domiciliaria.
Entre sus
componentes las pilas y baterías tienen mercurio, plomo, cadmio,
manganeso, litio, zinc y níquel. Estos metales pueden generar daños
neurológicos y algunos están catalogados como cancerígenos.
Qué se hace en
otros países:
En Europa se
reciclan las baterías primarias (que no se pueden volver a usar) y
las recargables.
En los Estados
Unidos se usa el RBRC (Rechargeable Battery Recycling Corporation), y
comparten los gastos entre todos los fabricantes y crean una empresa
mixta. Todas aportan dinero para gestionar el conjunto de las
recargables, costo que se traslada al producto final. En lo que
respecta a las pilas comunes dependiendo el estado, varía entre
quienes las disponen con los residuos domiciliarios y quienes las
recolectan para tratamiento. No hay una política uniforme.
En Brasil las
pilas comunes que cumplan la normativa respecto de su composición
van a la basura domiciliaria.
En México juntan
las pilas recargables y las comunes y las mandan a reciclado o
relleno de seguridad.
Fuente:
Laura Rocha, Pilas usadas: los fabricantes deberán hacerse responsables de su destino final, 23/05/18, Infobae. Consultado 28/05/18.
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