Río Negro. A través de interpretaciones judiciales tratará de eludir la ley provincial que prohíbe su instalación.
por
Adrián Pecollo
A
mediados de febrero, el gobierno nacional, a través del Municipio de
Sierra Grande, pondrá en marcha una estrategia judicial para
insistir en la instalación de la central nuclear en Río Negro.
Buscará derribar una ley provincial que impide su instalación en el
territorio rionegrino, desoyendo el fuerte rechazo que generó el
proyecto, para avanzar con una instalación cuyas características
técnicas y potencial peligrosidad se desconocen.
La
posible estrategia diseñada por Nación contempla que, a través de
Energía, dicte una norma que disponga la localización de la central
nuclear en Sierra Grande. Esta formalidad abriría al Municipio el
camino para avanzar en la Justicia, con un recurso de “conflictos
de intereses y de inconstitucionalidad”.
Un
equipo legal -que integran la constitucionalista Marcela Basterra, el
exdiputado y exministro radical Oscar Machado y, entre otros, los
letrados Micaela Santolaria y Pedro Casariego- evalúan antecedentes
y opciones jurídicas. Los primeros argumentos: reivindicar la
potestad de Nación del manejo de la actividad nuclear -fijada en la
ley 24804- y la decisión municipal de Sierra Grande de permitir el
asentamiento de una planta.
Actualmente,
la instalación está prohibida en Río Negro por la ley Nº 5227,
promulgada en setiembre pasado. Aún así, el proyecto siguió
latente y, por ejemplo, nunca existió resignación de parte del
intendente serrano, Nelson Iribarren. Así, se lo había hecho saber
a Nación y, en esa línea, idearon un proceso, previa realización
de una consulta popular en Sierra Grande para su reimpulso.
El
17 de diciembre, esa localidad votó por “Si” o “No” a la
planta nuclear. Con baja concurrencia (24 %) y sin fiscalización
independiente ni participación de la oposición -que llamó a no
participar-, el Municipio anunció un triunfo de los que están a
favor de la instalación. Este respaldo -según los datos oficiales,
del 85 %- servirá a la Nación y al Municipio para insistir con el
proyecto.
A
principios de enero, en Villa La Angostura, el presidente Mauricio
Macri le adelantó la decisión al gobernador Alberto Weretilneck.
“Plantean llevarlo adelante. Yo le dije que la provincia fijó su
posición aunque yo creo que la planta es importante y trascendente.
El gobierno (provincial) se expresó con la ley que dice que no puede
haber una planta nuclear. Pero, si el gobierno nacional o Cambiemos
considera que ellos pueden llevarla adelante, entonces sabrán como
hacerlo”, declaró Weretilneck.
Así,
Macri entendió que el gobernador no obstruirá su intento. En
cambio, el vicegobernador Pedro Pesatti promete una activa
resistencia. El diputado macrista Sergio Wisky encabeza el empuje
nacional. “Esa instalación sería extraordinaria”, afirmó.
La
reaparición del proyecto correspondió al senador Miguel Pichetto,
que lo retomó el mismo día de la elección de octubre pasado. Sus
fundamentos: “la extensa trayectoria en materia nuclear” de Río
Negro, con el Invap y sus reactores; significa la “inversión más
grande de la historia de la provincia”, con “más empleo” en
“cantidad y calidad”; y la “energía nuclear juega un rol clave
para bajar la emisión de dióxido de carbono (CO2), contribuyendo a
la protección del medio ambiente”. La propone para Sierra Grande
ya que está “gravemente afectada por diferentes crisis económicas,
que la condenan a un futuro incierto”.
En
Sierra Grande, Iribarren apura a la Nación para cumplir con el
trámite de localización y avanzar en la acción judicial frente al
STJ. Esa formalización daría cierto cuerpo al proyecto y,
consecuentemente, razones municipales para su reclamo judicial.
Quiere evitar un traspié formal, como ya ocurrió. A fin de año,
este tribunal declaró “improcedente” un recurso del barilochense
Antonio Sánchez, que pedía la inconstitucionalidad de la ley de
prohibición. La Justicia ni profundizó el análisis ya que
cuestionó la legitimidad del accionante.
Hay
voces en defensa de la ley y contrario a los pasos nacionales. La
senadora Magdalena Odarda, con residencia en Sierra Grande, reafirma
que “es constitucional y válida” mientras advirtió del “lobby”
del gobierno nacional para “avanzar en la central en Río Negro, a
pesar del multitudinario rechazo”. Reivindica el “desarrollo
eólico” y cuestiona que no es explotado en la provincia. Odarda
sale al cruce de la ofensiva nacional y advierte que la ley Nº 24804
también establece que los “emplazamientos nucleares deben tener la
aprobación de los estados provinciales y que las provincias son
autónomas en esa decisión”, sobretodo “las que pueden afectar
al ambiente”.
El
dato
24804
La ley en la que se apoyará el gobierno nacional para reivindicar la
potestad del manejo de la actividad nuclear.
Por
qué NO
Porque
una sola planta genera toneladas de desechos radiactivos al año,
algunos más peligrosos que otros. Los más persistentes pueden
tardar cientos de miles de años en disminuir su peligrosidad. Por
los riesgos de accidente y fugas, peligro siempre presente. Es una
energía cara y sucia si se tienen en cuenta todos los desembolsos
que hay que realizar para poner en funcionamiento una central nuclear
(y no solo los directos), es una de las formas más caras de producir
energía eléctrica. La energía generada es barata, comparada con
los costos del combustible, pero al tener que amortizar la
construcción y posterior desmantelamiento, la encarece
sensiblemente. La mayoría de las veces, solo se la compara con las
centrales termoeléctricas y se dice que emiten mucho menos C2
(dióxido de carbono), pero nunca se habla de los residuos que
genera, qué se hace con ellos y quienes pagarán los altísimos
costos de la gestión de los mismos. Emplea un material combustible
agotable y contaminante. El mineral utilizado es el uranio. Se
encuentra en la naturaleza, aunque en bajas proporciones y no se
regenera, debe ser extraído por minería con los riesgos asociados.
En la mayoría de los países esto va en declive y se encaminan hacia
energías limpias, renovables y sustentables. Porque hay zonas
protegidas y algunas de ellas Patrimonio de la Humanidad, con un
mercado turístico reconocido a nivel mundial y aún sin explotar,
con la posibilidad potencial de generar energía eléctrica, a través
de emprendimientos mareomotrices, undimotrices, eólicos o solares.
El proyecto es de tipo capital intensivo y llave en mano, tiende a
configurar un territorio tipo extractivo, viola el principio de
equidad intergeneracional, base del desarrollo sostenible.
El
impacto en el empleo local sería bajo en la medida que se
contratarían personas con experiencias en centrales.
No
tiene licencia social. Se han juntado más de 25000 firmas en su
contra. Y hay leyes que prohiben su instalación en Río Negro
(provinciales N 5227, 2772, 2951, la nacional 24804, Constitución
Provincial y ordenanzas municipales de Viedma, SAO y Sierra Grande).
Movimiento
Antinuclear Rionegrino (MAR)
Por
qué SÍ
Estoy convencido de su instalación en Sierra Grande. Tuve el privilegio de conocer el proyecto, desde el minuto uno. Y no me quedan dudas que es serio, responsable, sustentable en el tiempo y, por sobre todas las cosas, beneficioso para la localidad y toda la región.
No
se agota en su obvio significado económico, sino que atraviesa
transversalmente todas las capas de la sociedad, y se instala, sin ir
más lejos, en el plano cultural, en el intercambio de saberes y
costumbres porque modificará nuestra idiosincrasia. Y claro está,
presente siempre, la idea de crecimiento. Un crecimiento demográfico
proyectado a escalas inéditas, y la posibilidad de generar no solo
las fuentes de trabajo directas que implican la construcción y
puesta su funcionamiento sino las derivadas del necesario efecto
“rebote”, que genera en el intercambio de bienes y servicios.
Además,
la energía nuclear, lejos de estar en retroceso a nivel mundial, se
presenta como la alternativa más plausible en Europa Occidental y,
luego, de un período de amesetamiento, han comenzado a proyectar y
construir decenas de nuevas centrales nucleares.
Lamento
profundamente el innecesario desgaste que ha producido los vaivenes
del gobierno de Río Negro en esta materia, y que solo ha redundado
en impregnar un temor infundado en parte de la población por falta
de información técnica y precisa, que no le permitió comprender
-con meridiana claridad- cuál es el corazón de este proyecto
histórico, único e irrepetible. Los pocos que se muestran
reticentes -seguramente- se plegarán a la gran mayoría que apoya
cuando el proyecto avance y así se fortalezca aún más esa
“licencia social” ya lograda.
Se
trata de convicciones. Y son convicciones que trascienden lo
ideológico y cualquier aspiración política. Es un hecho que nos
excede y compromete a la dirigencia política para ir en el mismo
sentido, llevar la paz social y lograr que todos los ciudadanos
abracen la bandera del progreso sustentable.
Nelson
Iribarren (intendente de Sierra Grande)
Contradicciones
y necesidades
por
Sergio Ceci - sgceci@gmail.com
La
opción legislativa -probablemente- no haya sido la mejor
técnicamente hablando aunque ya registraba un antecedente
parlamentario, con media sanción en julio de 1995, y nunca pudo ser
tratado en segunda vuelta por una fuerte y atendible intervención de
Invap. El año pasado, esta institución no pudo evitar la ley y
debió conformarse con excepciones para sus proyectos, como la venta
a Holanda que tuvo avales legislativos -ley 5.218- que
paradójicamente vienen de un estado con “ley antinuclear”.
Luego,
se suma otro elemento contradictorio cuando se establecen alícuotas
del 1,8 % -ley Nº 5265- de Ingresos Brutos para la “Generación de
energía térmica nuclear”. Es decir, una norma posterior grava una
actividad que otra ley (Nº 5227) claramente prohibe.
En
lo que aquí interesa, es necesario tener en cuenta el régimen
constitucional nacional, de base federal, que asigna competencias
provinciales y delega otras al Estado Nacional, como la generación
de energía eléctrica. Así, la solución parlamentaria de Río
Negro fue la mejor que el gobierno Provincial pudo lograr en ese
contexto político pero, si adoptamos una mirada técnica o jurídica,
esa ley prohibitiva es políticamente simbólica, por ser
jurídicamente innecesaria, o de efecto neutro, en tanto para
emplazar una central nuclear en una provincia, es necesario construir
depósitos o repositorios de combustible gastado y residuos
radiactivos en las propias instalaciones de la planta.
Las
leyes nacionales de Actividad Nuclear -Nº 24804- y de Residuos
Radiactivos -Nº 25018- fijan que cualquier emplazamiento de este
tipo se encuentra bajo jurisdicción, regulación y fiscalización
del Estado Nacional.
El
marco normativo también establece sí o sí que una ley provincial
autorice la instalación de una planta nucleoeléctrica de potencia
en su territorio, que también almacenarán sus residuos radiactivos.
Sin ello, la instalación está prohibida entonces la ley prohibitiva
redunda y pretender la declaración de su inconstitucionalidad poco
sumará -jurídicamente- a la intención de erigir la planta. Además,
será necesaria otra ley provincial que conforme el Código de Aguas
le otorgue permiso o concesión de dicho recurso, aún si fuese sobre
aguas marítimas.
Se
debe evitar sumar a la ya existente crisis política e ideológica
sobre las bondades o maldades de la energía nuclear, una
controversia judicial innecesaria, neutra o abstracta, y en todo caso
barajar y dar de nuevo, permitiendo que los rionegrinos accedan a un
debate informado, transparente y comprometido.
Este
tema, de tanta trascendencia política, social, ambiental y
económica, no debe caer en las grietas que nos desunen, no debe
arrastrarse a las escurridizas arenas jurisdiccionales, buscando un
atajo que incluso puede derivar en un camino sin salida. Más bien,
volver las cosas a su cauce normativo, y pedirle al Gobierno Nacional
y Provincial que transparenten sus acciones, estudios y permitir que
la decisión se construya participativamente tal como lo prevé el
marco jurídico nacional.
Profesor
adjunto de Derecho de la Energía (UNRN) y ex fiscal de Estado
Fuentes:
Adrián Pecollo, Nación fuerza la estrategia para insistir en la central nuclear, 04/02/18, Río Negro. Consultado 04/02/18.
La obra de arte que ilustra esta entrada es "Nuclear Marsh" del artista Wolfang Ertl.
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