por Will
Higginbotham
NACIONES UNIDAS,
5 feb 2018 (IPS) - El olor a tragedia en el Iraq devastado por tres
décadas de conflicto armado impregna también al ambiente, víctima
olvidada entre tantas personas muertas, heridas o desplazadas.
Mientras que el
ambiente se ha degradado debido al conflicto, en los últimos años
su situación ya crítica se vio exacerbada por el accionar del grupo
extremista Estado Islámico (EI).
“Donde sea que
haya estado el EI hay una enorme destrucción ambiental, acarreando
amenazas sanitarias potencialmente importantes para el público”,
dijo Wim Zwijnenburg, investigador en la organización no gubernamental holandesa PAX.
En los últimos
dos años, PAX usó imágenes satelitales públicas, así como redes
sociales e investigaciones de campo para rastrear los daños
ambientales y los riesgos que conllevan para la salud pública en el
norte de Iraq.
Las conclusiones
son expuestas en el informe “Living Under a Black Sky: Conflict Pollution and Environmental Health Concerns in Iraq” (Viviendo bajo
un cielo negro: La contaminación derivada del conflicto y las
preocupaciones de salud ambiental en Iraq), presentado en diciembre.
El reporte se
centra particularmente en la destrucción de refinerías petroleras a
manos del EI, sello de la organización extremista y a la vez parte
de su estrategia de arrasar todo lo que pudiera serle útil al
enemigo.
En 2014, miembros
del EI tomaron el yacimiento petrolero de Qayyarah y la refinería de
Baiji. Esta última es la mayor del país, y genera más de un tercio
de la producción interna iraquí de petróleo. En ambos casos, las
fuerzas iraquíes recuperaron las instalaciones, pero para entonces
el EI ya había prendido fuego a los pozos del combustible a medida
que se retiraba.
“Cuando
estuvimos allí, todavía había petróleo ardiente que manaba de los
pozos”, relató Zwijnenburg a propósito de su visita a la región
de Qayyarah el año pasado.
“Yo quería
recorrer para ver más, pero tuve que usar una máscara antigás
porque ya se podía sentir cómo el humo afectaba a los pulmones”,
continuó.
“Vimos lagos
que estaban llenos de crudo solidificado, que se habían derramado de
los pozos, y había ovejas blancas cubiertas de hollín negro. Fue
surrealista y apocalíptico”, agregó.
En cada uno de
estos ataques, la amenaza a la salud pública es sustancial.
“Los incendios
(de estos pozos petroleros) ardieron durante meses, liberando enormes
cantidades de residuos tóxicos en el aire que inhala la población
del área”, dijo Zwijnenburg a IPS. “Algunas personas no se
fueron, otras no se pueden ir, otras están volviendo”.
En el caso de
Qayyarah, el Ministerio de Petróleo iraquí estima que el fuego
emitió unos 20.000 metros cúbicos de gases contaminantes que
todavía no han sido limpiados.
En abril de 2017,
el equipo de PAX, en conjunto con ONU Medio Ambiente, llevó a cabo
una investigación con una veintena de mujeres de las comunidades
locales afectadas, sobre sus preocupaciones en torno a la
contaminación petrolera en Qayyarah.
Una de las
participantes manifestó su preocupación por las consecuencias sobre
la salud a través de distintas generaciones.
“La población
local viene padeciendo quemaduras, deformaciones e incontables casos
de discapacidad. Los genes humanos también se ven afectados por el
uso de armas químicas y los incendios de pozos petroleros y
remanentes militares. Las mutaciones genéticas generarán más
defectos congénitos”, alertó.
Aparte de la
contaminación derivada del petróleo, el informe de PAX también
pone de relieve los riesgos para la salud humana que conlleva el
llamado “daño urbano”. Ess decir, las peligrosas cantidades de
químicos tóxicos que se desprenden de sitios industriales
destruidos y de abandonados depósitos de armas.
Asimismo, ésta
registra una amplia contaminación con sulfuro, vestigio de el ataque
perpetrado por el EI contra un depósito de 50.000 toneladas de la
toxina. El atentado explosivo emitió a la atmósfera seis millones
de toneladas de la sustancia, dejando 20 muertos y cientos de
hospitalizados.
Estas
preocupaciones ambientales no sorprenden, ya que incluso antes del
conflicto con el EI Iraq había recibido la denominación de país
más contaminado del mundo.
También continúa
experimentando altos niveles de radiación y el flujo de otras
sustancias tóxicas en su ambiente, todo esto a consecuencia de
conflictos previos, como la Guerra del Golfo.
La pregunta es:
¿cómo limpiar la región?
“Iraq es un
desastre ambiental”, expresó por escrito a IPS el embajador iraquí
en Nairobi, Zaid Noori. El gobierno nacional necesita ayuda para
limpiar las áreas afectadas, dijo.
“El gobierno
está haciendo todo lo que puede para remediar la situación, pero
debido a la envergadura de los daños y la contaminación Iraq busca
apoyo y asistencia de la comunidad internacional y de las agencias de
la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para garantizar un
ambiente limpio y habitable a los civiles que residen en las áreas
liberadas”, agregó el diplomático.
De modo similar,
el informe de PAX señaló que probablemente Iraq no podría limpiar
la contaminación y manejar las consecuencias sanitarias solo.
“Realmente
tiene que ser un esfuerzo internacional”, dijo Zwijnenburg. “Los
estados deberían comprometerse yaportar financiamiento y pericia a
agencias relevantes de la ONU, como ONU Medio Ambiente, ONU Habitat y
el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, todas las
cuales trabajan con el gobierno iraquí”.
Actualmente, ONU
Medio Ambiente concentra buena parte de sus esfuerzos en Mosul,
dedicándose a la limpieza del “daño urbano”.
Sin embargo, no
hay ningún esfuerzo internacional por limpiar las contaminación
petrolera de la región.
Erik Solheim,
titular de la agencia ambiental de la ONU, dijo a IPS que es
lamentable que no se esté tomando más seriamente las tareas de
recuperación ambiental en los esfuerzos de reconstrucción.
“Éste es el
momento para que los donantes hagan esa inversión”, enfatizó.
Zwijnenburg
coincidió. “Desastres ambientales como éste no siempre son la
principal prioridad en materia de recuperación”, sostuvo.
“Las personas
que viven aquí lo saben, y les preocupa que, al apagarse los
incendios, con el paso del tiempo su causa sea olvidada”, agregó.
Fuente:
Will Higginbotham, Conflicto tóxico sin fin en Iraq, 05/02/18, Inter Press Service. Consultado 09/02/18.
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