viernes, 13 de octubre de 2017

Cuando la degradación salta a los ojos

Sobran diagnósticos que marcan que la falta de cloacas es la principal causa del deterioro.

por Fernando Colautti

El lago San Roque acumula más de 40 años de decadencia, con decenas de investigaciones que fueron alertando sobre su avanzado estado de contaminación. Pero en la cultura dominada por la imagen, fue esa de marzo pasado de un embalse podrido y oloriento frente a la turística Carlos Paz la que encendió las alarmas como nunca. La degradación ya saltaba a los ojos. Ahí se reflotaron los anuncios sobre gestiones, que siguen en camino.

Recién en 2017, el municipio de Carlos Paz admitió, por primera vez abiertamente, que el lago que es su postal turística está degradado y que hasta su uso recreativo representa un riesgo sanitario. Es un avance: durante largos años, cada información sobre el tema en los medios generaba el enojo de sus sectores políticos y empresariales que siempre reprocharon que esa difusión atentaba contra el perfil de la ciudad. Pero, al revés, el problema no es mostrarlo sino ocultarlo: lo que aleja a los visitantes es que sea cierto y que no se haga nada por solucionarlo.

Sobran diagnósticos que marcan que la falta de cloacas es la principal causa del deterioro.

Llama la atención, en ese marco, que tantas localidades de Punilla tengan nula o muy baja cobertura en ese servicio, sabiendo del impacto (sanitario, ambiental pero también turístico y por lo tanto económico) que esa carencia genera, cuando otras ciudades cordobesas avanzaron, y por su propia cuenta, en redes cloacales que ocupan más del 70 u 80 por ciento, y en algunos casos hasta rozan el 100 por ciento, de sus áreas urbanas.
Fuente:
Fernando Colautti, Cuando la degradación salta a los ojos, 13/10/17, La Voz del Interior.

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