Es uno de los
mayores aparatos mediáticos del país. Cuenta con suplementos de
diarios, sitios web, programas de radio y televisión, y hasta un
canal que transmite 24 horas al día. Son cientos de periodistas que
difunden las bondades del modelo agropecuario en base a transgénicos
y agroquímicos. Pero las empresas van por más: lanzaron una campaña
mediática titulada “el campo hace bien” y buscan mejorar su
imagen en las ciudades. La última: Monsanto inauguró programa en la
TV Pública.
por Darío Aranda
El conflicto por
la resolución 125 (2008), las denuncias y pruebas sobre los efectos
nocivos del herbicida glifosato, y los cuestionamientos a los
transgénicos, entre otros factores, incrementaron las críticas al
agronegocios. Las empresas del sector tomaron nota, y además de
mantener (y aumentar) la pauta publicitaria para el conglomerado de
medios, iniciaron campañas inter-institucionales.
El Servicio
Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) es el
organismo que debe controlar los agroquímicos (organizaciones de
pueblos fumigados, médicos que trabajan con poblaciones afectadas e
investigadores de universidades públicas cuestionan al Senasa por su
complicidad con las empresas). En mayo pasado realizó una charla
para periodistas titulada “Jornada sobre glifosato”. Abordó los
“mitos” que hay sobre el herbicida, hizo eje en la “baja
toxicidad” y en lo inofensivo que sería si se lo manipulase según
lo sugerido por las compañías.
La charla fue
organizada junto a Casafe (Cámara de Sanidad y Fertilizantes),
conformada por Monsanto, Bayer, Syngenta, Basf, Dupont y una decena
de empresas productoras de químicos.
Ni siquiera
cuidaron las formas: el taller con periodistas se hizo en la misma
sede de las empresa de agroquímicos (Reconquista 611).
“Buenas
prácticas agrícolas (BPA)”, es el término utilizado por las
empresas para justificar que con determinados cuidados pueden fumigar
con agroquímicos hasta diez metros de las viviendas y no afectar la
salud de la población. Esa argumentación es muy cuestionada por las
organizaciones de pueblos fumigados, especialistas en derecho
ambiental y por los propios ingenieros agrónomos, que sindican como
irreal a las BPA.
Las grandes
empresas del sector conformaron la “Red BPA”. Sobresalen Aapresid
y Aacrea (empresarios-productores del agronegocios, hoy dentro del
Gobierno y con gran capacidad de lobby), Bolsa de Cereales, CRA,
Coninagro, Sociedad Rural, Ministerio de Agroindustria de Nación,
Uatre, INTA. Las grandes empresas aparecen camufladas en “cámaras”
u ONG: Casafe (Cámara de Sanidad y Fertilizantes) reúne a todas las
grandes empresas empresas de agroquímicos: desde Bayer/Monsanto y
Syngenta/ChemChina, para abajo. Idéntica situación es la de ASA
(Asociación de Semilleras Argentinas), donde dominan las mismas
empresas de agroquímicos, y se suman la “nacionales” Don Mario y
Bioceres, entre otras. En las ONG sobresale Barbechando (espacio de
lobby del agronegocios en el Congreso Nacional) y Fertilizar
(impulsan la venta de insumos químicos para el campo).
“El campo hace
bien”, fue la campaña mediática que lanzaron. Intentan “acercar
el campo a la ciudad”; mejorar su imagen. El domingo 4 de diciembre
realizaron su primer maratón, en Palermo, bajo la consiga: “El
campo hace bien. Hace bien correr”. Impecables remeras blancas, con
las tres letras clave (“BPA”) en color celeste y del lado derecho
del pecho; y vivos celestes, verde/amarillos (como pequeñas ramas
verticales) del lado izquierdo.
Amplia difusión
mediática y dudosa concurrencia (ninguna foto panorámica de los
corredores).
El ministro de
Agroindustria de Buenos Aires y ex gerente de Monsanto, Leonardo
Sarquís, participó del maratón y subió a Twitter una foto,
elongando junto a la ex presidenta de Aapresid (y actual funcionaria
de Agroindustria de Nación), Beatriz “Pilu” Giraudo. El hashtag
fue: “#ElCampoHaceBien”.
Suple miento
Clarín publica
los sábados el suplemento “Rural”. La Nación sale a la calle
con “Campo”. Algunos titulares: “El área de soja certificada
crecerá 30 por ciento esta campaña (entrevista a gerente de empresa
Syngenta)”. “Se aprobó un nuevo evento biotecnológico en maíz”.
“El agro cordobés reclama más obras e infraestructura”. “La
soja juega su futuro entre América de Sur y Estados Unidos”.
“Premio INTA: los mejores en calidad alimentaria”. “La semilla
será protagonista en 2017”.
Una antigua frase
define al negocio: “Periodismo es aquello que se publica en los
espacios libres que deja la publicidad”.
En los
suplementos campestres es muy notorio: publicidades de Dow
AgroSciences, YPF, Rizobacter, Syngenta, Expoagro (feria que
organizan ambos diarios en sociedad), Don Mario Semillas, Nissan,
Bayer, Amarok, entre otros.
No hace falta ser
periodista para confirmar la vinculación entre publicidades y notas.
Son parte de un mismo modelo agropecuario. No se lee una crítica a
las consecuencias: fumigaciones con agroquímicos, desmontes,
afecciones en la salud y, mucho menos, a la irregular manera de
aprobación de semillas transgénicas ni la carterización del
mercado (tres empresas dominan casi el 90 por ciento del mercado:
Bayer-Monsanto, Syngenta-ChemChina y Dow-DuPont).
Simple ejercicio
mental: una multinacional tabacalera anuncia el lanzamiento al
mercado de un cigarrillo que no afecta la salud. Los periodistas
replican la noticia sin siquiera dudar del nuevo producto milagroso.
Monsanto,
Syngenta o Dow lanzan una nueva semilla de soja (o maíz). Se
utilizará junto a un cóctel de químicos (glifosato, glufosinato de
amonio, 2-4D). La publicidad afirma que es más productiva que otras
semillas, que no afecta la salud ni el ambiente. Decenas de
periodistas reproducen la noticia sin siquiera dudar, mucho menos se
preguntan cómo se aprobó esa semillas y, jamás, solicitan los
estudios que dan cuenta de la veracidad del discurso empresario.
Por
contraposición, cuando aparece algún estudio científico que
cuestiona los agroquímicos se les despierta el gen de la mirada
crítica y minimizan (o defenestran) al académico en cuestión. En
Argentina hay más de cien estudios de universidades públicas (UBA,
La Plata, Río Cuarto, Litoral, Rosario) que dan cuenta de las
consecuencias de los químicos. Nunca fueron tapa de los suplementos
campestres.
El caso más
grotesco es Héctor Huergo, jefe del suplemento rural de Clarín. Se
autodefine en twitter como “relator militante de la segunda
revolución de las pampas” y, como muchos “periodistas
agropecuarios”, tiene conflicto de intereses entre los temas que
escribe y los auspicios personales. Su programa de televisión
(jueves a las 22 en Canal Rural) y su sitio web personal
(laindustriaverde.com.ar) tiene pauta publicitaria de Pioneer-DuPont,
Casafe (Cámara de Sanidad y Fertilizantes, donde están todas las
empresas de químicos) y Agrofy (mega-empresa agropecuaria Cresud,
del millonario Grupo Irsa).
También es
accionista de Bioceres, empresa en la que es socio con referentes de
Aapresid (empresario de siembra directa y espacio de lobby político)
y con Gustavo Grobocopatel (titular de uno de los mayores pooles del
siembra del continente).
Una decena de
diarios provinciales tienen suplementos campestres similares y
repiten la misma lógica (difusores del discurso empresario) medio
centenar de sitio web.
Ciencia go home
Argenbio es la
organización de lobby científico-político fundado por las empresas
Syngenta, Monsanto, Bayer, Basf, Bioceres, Dow, Nidera y Pioneer,
todas productoras de transgénicos y agroquímicos. Lanzó la campaña
“Transgénicos 20 años”
(http://www.transgenicos20.argenbio.org). Es un sitio de publicidad
transgénicos, aunque con un intento de discurso científico y
técnico. Argenbio, junto a la Embajada de Estados Unidos, el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) y el Ministerio de Agroindustria
organizaron el seminario “El desafío de comunicar lo que hacemos”,
con el objetivo de fortalecer “el potencial de la agrobiotecnología
para el desarrollo sustentable y equitativo de la región”.
Según la
gacetilla de prensa, “destacados especialistas compartieron su
experiencia y brindaron herramientas para optimizar la diseminación
de la agrobiotecnología, mejorar la percepción en la opinión
pública y contribuir al diálogo fluido entre los distintos actores
de la cadena en la región”.
La apertura
estuvo a cargo del Secretario de Agregado de Valor del Ministerio de
Agroindustria, Néstor Roulet, quien planteó que la biotecnología
aplicada al agro permitirá “aumentar la productividad cuidando el
medioambiente”. Pidió “mejorar la comunicación entre sus
eslabones y la sociedad”.
David Mergen,
consejero agrícola de Estados Unidos en la Argentina, Paraguay y
Uruguay, remarcó que persiste el desafío de “explicar al público
los beneficios de la agrobiotecnología para alimentar a una
población en crecimiento”.
Participaron los
directores de la cámara empresaria Maizar, Martín Fraguío; de la
Asociación Semilleros Argentinos (ASA), Martín Rapella; la
coordinadora de proyectos especiales del Instituto Nacional de
Semillas (Inase), Mónica Pequeño Araujo; funcionarios de la
Comisión Nacional de Biotecnología Agropecuaria (Conabia -organismo
clave en la aprobación de transgénicos) y los equipos de
comunicación de la Asociación Argentina de Productores en Siembra
Directa (Aapresid) y de la Bolsa de Cereales.
Locos x la TV
“Locos por el
campo”, es el nombre del programa que Monsanto, Toyota y Aacrea
estrenaron en la TV Pública (en 2015 estaba en América 24). Va los
domingos a las 14. Lo conduce Fernando Entín, que se autodefine como
“galerista de arte, palermitano”. Y propone “visitar diversos
establecimientos para conocer cómo se producen la soja, el trigo, la
leche, la carne y el vino, entre otras cosas; conocer los desafíos
cotidianos”.
Monsanto
(adquirida este año por la alemana Bayer) es la mayor empresa de
semillas transgénicos del mundo y creadora del cuestionado
glifosato.
“Una empresa
con intereses específicos en un sector estratégico no puede
construir imaginarios sobre el campo en un medio público porque
estarán dirigidos a sostener esos intereses (individuales y
comerciales), y eso lejos está de los intereses ciudadanos. Esto nos
llama a reflexionar acerca del rol de los medios públicos y en
particular tratar de entender cuál es la época que se está
viviendo en esta materia en la Argentina”, cuestionó Francisco
Godínez Galay, del Centro de Producción Radiofónico (CPR),
organización dedicada a la producción y a la investigación en
comunicación.
Idéntica crítica
le cabe a Aacrea, empresarios del agronegocios que, con un discurso
“técnico” e intereses particulares (de ganancia y rentabilidad),
establecen desde la televisión qué modelo de campo es el deseable
para el país.
En primera
persona
Matías Longoni
ingresó a Clarín Rural en 1998 (proveniente de Telam). Duró un año
y medio bajo las órdenes de Héctor Huergo (mandamás del suplemento
Rural y con línea directa al cuarto piso, donde están los gerentes
y directores). Pasó al “cuerpo del diario”, sus notas sobre
temas rurales se publican en la sección política. Es un referente
en el periodismo del agronegocios (aunque a él no le gusta ese
término para llamar al sector).
Es un caso poco
común en el periodismo de diarios porteños. Es una “firma
conocida” y al mismo tiempo tiene vida gremial, de asambleas,
discusiones paritarias y marchas en la calle junto a trabajadores. En
2012 fue uno de los seis trabajadores del diario que fue elegido
delegado gremial. Desde el año 2000, cuando Clarín echó a más de
cien trabajadores (incluidos los delegados), la empresa no permitía
la organización sindical. Los postulados fueron trabajadores de
carrera y con espalda para soportar presiones de la empresa. Longoni
denunció públicamente las situaciones laborales en Clarín. Hace
pocas semanas aceptó un retiró voluntario de Clarín, luego de 18
años en el diario.
“Yo no veo al
periodismo agropecuario como vos”, comienza la entrevista que
durará 45 minutos.
“Nunca sentí
que hubiera temas prohibidos para escribir. Lo que falta es
involucrarse con el tema, laburarlo, aunque también es cierto que
muchas veces no hay estímulos por parte de jefes para ciertos
temas”, señala. Y afirma que “entre el 70 y 80 por ciento” de
la información agropecuaria la generan “las corporaciones”. Y
ahí incluye empresas, Estado y universidades. “Los periodistas
somos cada vez menos. A muchos les es más fácil copiar y pegar”,
y replicar la información de esas corporaciones.
Sobre las
fumigaciones con agroquímicos, se excusa. Dice no escribir porque él
no cubre “ambiente”, pero señala que si alguien en la redacción
tomara el tema: publicaría, con mayor o menor libertad, pero
publicaría.
Afirma que en el
suplemento Rural de Clarín sí hay temas vedados. Donde señala que
se responde mucho a la pauta publicitaria. “Es totalmente sesgado
el suplemento. Además Huergo no es periodista, es un empresario.
Tiene negocios en todos lados, muchos son públicos, con los feedlot,
con las semilleras”.
Reconoce que
muchos medios del agro son más “un folletín de las empresas que
periodismo”, y lo compara con el periodismo automotriz: “Está
financiado por publicidad de las empresas, que son las que venden
tecnología e insumos. ¿Es criticable? Sí y no. Muchos son medios
autogestivos que viven de eso, como los que venden corbatas…”. Al
instante aclara que sabe que no es lo mismo, pero sostiene el
ejemplo: “Son medios que para sobrevivir tienen que subordinarse a
la pauta”. Destaca que un contrapeso podría ser el estado, pero de
inmediato se contesta: “Para que el kirchnerismo te diera pauta
debías entregarle el culo”.
- Uatre (sindicato
de trabajadores rurales) pauta en muchos medios. ¿Compra silencio?
“Algunos
compran silencios. Otros establecen solidaridades. Saben que tenés
un medio y ayudan, como cualquier anunciante que ve que le puede
servir para difundir lo suyo”, grafica y aclara: “Ningún
periodista está obligado al silencio”.
Reconoce que el
periodista agropecuario se siente parte de un sector, por eso tira
para ese lado (siempre dentro del agronegocios). Y explica por qué:
“El peor de los productores, el más garca, es más rescatable que
el mejor de los políticos”.
Defiende al
periodismo agropecuario, pero también lo cuestiona. Y lo pone en
contexto: “Somos mejores que el periodismo político y económico,
donde hay cada uno… Pero en líneas generales sufrimos lo mismo que
otros periodistas, la pauta pública y privada que marca agenda, y
las malas condiciones de trabajo”. Refiere a la precarización,
bajos salarios, multitrabajo. Y resume: “El problema no es el
periodismo agropecuario, el problema es el periodismo”.
Longoni sigue en
el sector. Conduce (desde hace nueve años), Bichos de Campo (Canal
Metro), junto a otros siete periodistas. Se emite los viernes a las
21.30. Entre sus anunciantes están Monsanto, Nitrap (agroquímicos)
y Uatre.
Sorpresas desde
adentro
Dante Rofi
ingresó a La Nación Campo en 1997 y se mantiene en el suplemento.
Era el típico periodista agropecuario hasta 2004, cuando estaba en
el festival de Cosquín y vio que el folklorista Raly Barrionuevo
subía al escenario a doña Ramona Bustamente, abuela campesina que
resistía el avance de topadoras de empresarios sojeros. Esa misma
noche, León Gieco le dedicó su recital a los campesinos del norte
cordobés.
“¿Cómo podía
ser que cubría campo y nunca había escuchado de esos campesinos?”,
se preguntó. Volvió de vacaciones y comenzó a preguntar por esos
campesinos. No tardó en dar con Apenoc (Asociación de Productores
del Norte de Córdoba), una de las patas de lo que luego sería el
Movimiento Campesino de Córdoba (MCC). Comenzó a conocer de otro
campo, agricultura familiar, indígenas y también de las
consecuencias del modelo de agronegocios: desmontes, desalojos,
fumigaciones con agroquímicos.
Ya nada fue
igual.
“La mayoría de
los periodistas agropecuarios se olvida que son periodistas y pasan a
ser representantes de las empresas”, resume sobre el sector.
Sobre por qué
actúan así, Rofi descarta que sea por ingenuidad. “Están
validando un discurso. Creer que lo hacen por ingenuidad es
subestimarlos. Saben muy bien lo que hacen”.
Resalta que en La
Nación es clara esa línea que se baja, con editoriales sobre las
bondades del modelo y apoyo al glifosato. “Si sos empleado, la
lógica es ir por esa línea, no plantear otras posturas, no pensar
mucho. Repetís el verso de que el mundo tiene hambre, los
transgénicos producen alimentos y cierra por todos lados. Te surgen
programas de radio, auspiciantes para el programa de TV, en el diario
te quieren. Así la vida es hermosa”, sentencia.
Rofi es cotidiano
usuario de redes sociales. En Twitter dejó siempre claras sus
posturas de apoyo al kirchnerismo, su fanatismo por Racing y la
crítica a algunos editorialistas del diario en el que trabaja.
Discutió mil veces con sus pares y jefes. Cuando eran diez en el
suplemento (años 2007) y ahora que son sólo cuatro (tres editores y
él). “Se enojan cuando decís algo de los agroquímicos. Te saltan
con el discurso de las empresas, que no hay pruebas científicas,
pero la verdad es que no quieren ver las pruebas”, explica.
Está convencido
que muchos periodistas del sector prefieren no conocer. Cita nombres
de colegas pero para evitar problemas se pone en primero persona:
“Cuando conocés lo que pasa, lo que provoco este modelo de agro,
ya no podés volver a ser el mismo. Te cambia la vida”.
Rescata la
convivencia con su jefe del suplemento. Saben que piensan distinto,
se respetan, conviven. Va a cumplir veinte años en La Nación Campo
y sumó trabajo (ad-honorem), dos veces por semana tiene una columna
radial en la FM Tierra Campesina, de la Unión de Trabajadores
Rurales Sin Tierra (UST) de Mendoza. Allí dice todo lo que piensa,
del agro y de la política nacional.
La hora de la
verdad
Sábado. 6 de la
mañana. “La hora del campo”. Conducido por Alejandro Cánepa, se
extiende durante tres horas. Comienza con la clásica “Zamba de mi
esperanza” y antes del minuto es interrumpida por el auspicio del
programa: “Dow AgroSciences”.
Cánepa arranca
con buenas noticias: “En su gran mayoría, el campo está
arrancando”. Precisa datos del Indec de mayor venta de maquinaria
agrícola. Agrega: “Hay pueblos donde la industria metalmecánica
toma 30 o 40 personas y es muy importante”.
Picado de
noticias breves. Gobierno de Entre Ríos “asistirá” a
productores de arroz, Chaco pidió devolución de fondos de tabaco a
Nación, Buenos Aires aprobó ley de “feedlots” (engorde de
corral -muy cuestionados por el impacto en el ambiente,
alimentarlos con transgénicos y abuso de antibióticos-).
“La gente en el
mostrador quiere cada vez más alimentos de feedlots”, afirma
Cánepa en base a ninguna prueba. Paso siguiente, anuncia que hoy
hablarán con el presidente de la cámara de empresas de feedlot.
La producción
del programa es Gastón Ibañez, columnista Marcelo Pinto y César
Tapia (conduce también en Canal Rural el programa de Coninagro, una
de las entidades de la Mesa de Enlace).
Cánepa insiste
en la mayor venta de maquinaria agrícola. Recuerda que viajó con el
presidente de esa cámara de empresas a Estados Unidos, invitado por
Aapresid.
Las publicidades
a lo largo del programa son de Banco Galicia, Chevrolet, Cooperativa
de Seguros La Dulce, Dow AgroSciences, Biogénesis Bagó y una decena
de agroquímicos que intercalan frases como “la soja no se mancha”
o “estimulante para el campo”, “sabemos cómo proteger tu
soja”, y siempre finaliza con un locutor que lee a toda velocidad
(como si fuera la letra chica de un contrato) “cuidado, puede
afectar la salud y el ambiente”.
El próximo 9 de
febrero cumplirá quince años al aire. Cánepa agradece
especialmente a Dow AgroSciences y Biogénesis Bago porque lo
“acompañan desde el inicio”. Y señala que Biogénesis fue parte
de la creación misma del programa.
Mensajes grabados
de oyentes. Productor de Chaco pide que se le baje impuestos a las
empresas del agro que dan trabajo. Cánepa lo secunda: “Es buena la
idea”.
Otro mensaje,
sobre la buena producción de trigo y la apertura de mercados
internacionales. El conductor comenta: “Macri cumplió con el campo
(por baja de retenciones). El campo cumplió con Macri”. Pinto
cuestiona que Macri haya calificado su primer año de gestión con un
8. Cánepa replica: “Fue lamentable lo de los últimos diez años.
Ahora hay diálogo”. Pinto retruca: el ministro Alfonso Prat-Gay
había anunciado 25 por ciento de inflación anual y fueron 40.
Cambio de tema.
Agradecen a la empresa de ropa Cardón, que envió tres mates de
regalo y viste a Cánepa desde 1990. Informan la apertura de cuatro
locales en Paraguay. Pie justo para, con la excusa del día nacional
del mate, entrevistar a “la primera sommelier de mate”. Más de
25 minutos sobre los “secretos” del mate y la yerba (tipo de
mate, temperatura de agua ideal). Ni una mención a la explotación
histórica del primer eslabón de la cadena, los tareferos
(cosechadores de yerba). Es una regla en los programas agropecuarios
invisibilizar la situación de los trabajadores del agro y mucho
menos se cuestiona al sindicato Uatre (Unión de Trabajadores Rurales
y Estibadores), donde Gerónimo “Momo” Venegas se maneja como
patrón de estancia. Causalidad, o no, la Uatre coloca mucha pauta
publicitaria es los programas del sector.
Música de Abel
Pintos, Dúo Coplanacu, José Larralde, Horacio Guaraní. Canciones
que hablan de aspectos sociales y que podrían sonar en cualquier
peña con público de izquierda.
Cánepa relata
que estuvo con las cuatro cadenas de granos (las empresas de soja,
maíz, girasol y trigo se reúnen por sector) y el denominador común
fue el pedido de una nueva ley de semillas, que saldría en
abril/mayo de 2017. No explica que es impulsada por grandes empresas
(nucleadas en la Asociación de Semilleros de Argentina, entre ellas
Monsanto).
Entrevistan a
Dardo Chiesa, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA),
que quiere una nueva ley, pero “no la lay talibán que quieren ASA
y Monsanto” (los productores quieren pagar una sola vez, cuando
compran la semilla. Las empresas quieren que sigan pagando por varias
cosechas luego de la compra).
Explica que, como
“gesto de buena voluntad”, las cuatro entidades (Sociedad Rural,
CRA, Coninagro y Federación Agraria) viajarán con Aapresid y Aacrea
a la sede de la empresa Pioneer en Estados Unidos. Que seguramente se
hablará del tema. Celebra que Macri le haya “devuelto la
normalidad al sector”.
Cánepa, que
también tiene programa en Canal Metro, avisa que son “plurales”
y llamarán a ASA y a Monsanto.
La hora del campo
tiene competencia. En radio La Red (AM 910, “La Red Rural”), en
Rivadavia (AM 630, “Bichos de Campo”), en Mitre (AM 790, “Mitre
y el Campo”), entre otros.
También hay
tiempo para un médico veterinario que recomienda doble vacunación y
antibióticos para los rodeos. Promete que (drogas mediante) no se
enfermarán y darán buena producción. El veterinario es de
Biogénesis Bagó.
El programa se
acerca al fin. Aún hay espacio para dar cuenta de los premios “a
la excelencia agropecuaria”, que otorgan el diario La Nación y
Banco Galicia. Uno de los premiados, la empresa Red Surcos (de Santa
Fe). Entrevista con su presidente, Carlos Calvo. Explica que ganó en
la categoría “innovación y desarrollo” porque lograron que el
herbicida 2-4D tenga “menor impacto, se volatilice menos y sea más
sustentable”.
Cánepa
complementa: “¡Qué bueno, hace que no se vuele, cae en el lugar y
queda ahí. Qué buena invención. Bien merecido el premio!”.
El directivo de
Red Surcos se despide y señala que es un honor ser auspiciante del
programa de Cánepa.
Dos minutos para
las 9 y el fin del programa. Alejandro Cánepa termina con una
oración: “Nuestra señera, virgen de Luján, ayúdanos en nuestras
tareas diarios y proyecciones, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Virgen de Luján, en vos confiamos”. Silencio y las últimas tres
palabras: “Auspició, Dow Agrosciences”.
Fuente:
Darío Aranda, Periodismo transgénico, 29/12/16, Lavaca. Consultado 02/01/17.
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