Investigadores ingleses y suizos estiman que sigue siendo probable que haya un siniestro de ese nivel una o dos veces por siglo.
El riesgo de
accidentes nucleares tan graves como Chernobyl o Fukushima sigue
siendo el mismo, a pesar de las medidas de prevención tomadas en
estas últimas décadas. El número de accidentes ha disminuido,
señalan dos informes anglo-suizos, pero solo los de nivel moderado y
grande; los extremadamente grandes siguen teniendo una frecuencia
probable de una o dos veces por siglo.
Un equipo de
expertos en riesgo ha llevado a cabo el análisis más grande de la
historia sobre accidentes nucleares, y advierte de que el próximo
desastre en la escala de Chernobyl o Fukushima puede ocurrir mucho
antes de lo que se piensa.
Investigadores de
la Universidad de Sussex, en Inglaterra, y la Escuela Politécnica
Federal de Zúrich, en Suiza, han analizado más de 200 accidentes
nucleares, y -estimando y controlando los efectos de la respuesta de
la industria a los desastres anteriores- ofrecen un panorama sombrío
de los riesgos de la energía nuclear.
Su preocupante
conclusión es que, mientras que los accidentes nucleares han
disminuido sustancialmente en frecuencia, esto se ha logrado mediante
la supresión de eventos de moderados a grandes. Calculan que los
desastres de nivel Fukushima o Chernobyl es más que probable que
sucedan una o dos veces por siglo, y que los accidentes en la escala
de la crisis de 1979 en Three Mile Island en los Estados Unidos (con daños
por valor de unos 10 mil millones de dólares) son más que probables
que sucedan cada 10-20 años.
Spencer Wheatley,
el autor principal, explica en la nota de prensa de la Universidad de
Sussex: "Hemos encontrado que el nivel de riesgo de la energía
nuclear es extremadamente alto".
"A pesar de
que hemos sido capaces de detectar el impacto positivo de las
respuestas de la industria ante accidentes tales como Three Mile
Island y Chernobyl, eso no eliminó suficientemente la posibilidad de
desastres extremos, como Fukushima. Para eliminar tal posibilidad
serían necesarios, probablemente, enormes cambios en la flota actual
de reactores, que son predominantemente tecnología de segunda
generación".
Transparencia
Los estudios,
publicados en dos artículos en las revistas Energy Research & Social Science y Risk Analysis, renuevan la presión sobre la
industria nuclear para que sean más transparentes con los datos
sobre incidentes.
Los datos
públicos "defectuosos y lamentablemente incompletos" de la
industria nuclear están dando lugar a una actitud de exceso de
confianza respecto al riesgo, advierte el estudio. El equipo de
investigación apunta al hecho de que su propio análisis
independiente contiene tres veces más datos que los proporcionados
públicamente por la propia industria. Esto es probablemente debido a
que la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), que
compila los informes, tiene la doble función de regular el sector y
promocionarlo.
El equipo de
investigación de este nuevo estudio recogió sus datos de informes,
documentos académicos, notas de prensa, documentos públicos y
artículos de prensa. El resultado es un conjunto de datos que no
tiene precedentes -tiene dos veces el tamaño del siguiente análisis
independiente más grande-. Además, los autores hacen hincapié en
que el conjunto de datos es un recurso importante que debe ser
desarrollado y compartido con el público de forma continua.
El profesor
Benjamin Sovacool, del Grupo de Energía de Sussex en la Universidad
de Sussex, que es co-autor de los estudios, dice: "Nuestros
resultados son alarmantes. Sugieren que la metodología estándar
utilizada por la AIEA para predecir los accidentes e incidentes
-sobre todo cuando se centra en las consecuencias de los fenómenos
extremos- es problemática. El próximo accidente nuclear puede ser
mucho más pronto o más grave de lo que piensa la gente".
El equipo también
exige un replanteamiento fundamental de cómo se clasifican los
accidentes, argumentando que el método actual (la escala discreta de
siete puntos INES) es muy imprecisa, está mal definida, y es a
menudo inconsistente.
En su análisis,
el equipo de investigación calcula el coste en dólares
estadounidenses de cada incidente, teniendo en cuenta factores como
la destrucción de la propiedad, el coste de la respuesta de
emergencia, la descontaminación ambiental, la evacuación, las
multas, y las reclamaciones de seguros. Y por cada muerte, añadieron
un coste de 6 millones, que es la cifra utilizada por el gobierno de
Estados Unidos para calcular el valor de una vida humana.
Costes
Los 15 eventos
nucleares más costosos analizados por el equipo son:
Chernobyl, Ucrania (1986) - 231.693 millones de euros.
Fukushima, Japón (2011) - 148.500 millones de euros.
Tsuruga, Japón (1995) - 13.866 millones de euros.
TMI, Pennsylvania, Estados Unidos (1979) - 9.840 millones de euros.
Beloyarsk, URSS (1977) - 3.131 millones de euros.
Sellafield, Reino Unido (1969) - 2.236 millones de euros.
Athens, Alabama, Estados Unidos (1985) - 1.879 millones de euros.
Jaslovské Bohunice, Checoslovaquia (1977) - 1.789 millones de euros.
Sellafield, Reino Unido (1968) - 1.700 millones de euros.
Sellafield, Reino Unido (1971) - 1.163 millones de euros.
Plymouth, Massachusetts, Estados Unidos (1986) - 1.074 millones de euros.
Chapelcross, Reino Unido (1967) - 984 millones de euros.
Chernobyl, Ucrania (1982) - 984 millones de euros.
Pickering, Canadá (1983) - 895 millones de euros.
Sellafield, Reino Unido (1973) - 895 millones de euros.
Extremos
El análisis
mostró que el accidente de Fukushima en 2011 y el de Chernobyl en
1986 costaron un total combinado de 425.000 millones de dólares:
cinco veces la suma de todos los otros eventos en su conjunto.
Sin embargo,
estos dos extremos se clasifican como 7 -el nivel máximo de
gravedad- en la escala INES. Fukushima necesitaría una puntuación
de entre 10 y 11 para representar la verdadera magnitud de las
consecuencias.
Además, los
autores hacen hincapié en que un análisis estadístico
severidad-frecuencia de las consecuencias holísticas como éste
debería ser utilizado como herramienta complementaria para la
Evaluación Probabilista de la Seguridad estándar de la industria.
Sovacool añade:
"Los resultados sugieren que accidentes catastróficos como el
de Chernóbil y Fukushima no son reliquias del pasado. Incluso si se
introduce nueva tecnología nuclear, mientras se mantengan
funcionando las instalaciones antiguas -lo cual es probable, dadas
las tendencias recientes a extender permisos y a re-licenciar a los
reactores existentes-, sus riesgos, y el riesgo acumulado de operar
el parque nuclear mundial, se mantiene".
Por último, los
autores hacen hincapié en que su trabajo no es de naturaleza
comparativa, es decir, que no cuantifican los riesgos de otras
fuentes de energía. Proporciona una evaluación de riesgos para la
energía nuclear solamente, aportando solo un criterio, cuando en la
elección entre múltiples fuentes de energía se deben considerar
muchos criterios.
El profesor y
co-autor Didier Sornette subraya: "Aunque nuestros estudio
parezca refutar la industria nuclear, otras consideraciones y mejoras
pueden hacer que la energía nuclear sea atractiva en el futuro".
Una base de datos
de código abierto sobre los 216 eventos nucleares analizados está
disponible en línea, con fechas, lugares, el coste en dólares
estadounidenses, y las calificaciones oficiales de magnitud. Es la
mayor base de datos pública de accidentes nucleares jamás
compilada.
Referencias
bibliográficas:
Spencer Wheatley, Benjamin K. Sovacool, Didier Sornette: Reassessing the safety of nuclear power. Energy Research & Social Science (2016). DOI: 10.1016/j.erss.2015.12.026.
Spencer Wheatley, Benjamin Sovacool, Didier Sornette: Of Disasters and Dragon Kings: A Statistical Analysis of Nuclear Power Incidents and Accidents. Risk Analysis (2016). DOI: 10.1111/risa.12587.
Fuente:
El riesgo de un accidente nuclear grave no ha disminuido tras Fukushima, 20/09/16, Tendencias Sociales. Consultado 21/09/16.
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