lunes, 26 de enero de 2015

El agua en Embalse, un tema político


por Pablo Demarchi

Desde que un grupo de vecinos autoconvocados comenzó a protestar públicamente en el centro de Embalse por la crisis del agua corriente (para quienes nos leen desde otras localidades y no están al tanto del problema, los invitamos a leer un resumen al final de la nota), escuchamos con cada vez mayor frecuencia la acusación de que el reclamo de los vecinos es político. Se pretende con esto quitarle legitimidad a la protesta, y atribuir el impacto social del fenómeno a intereses partidarios.

¿El reclamo por el agua es un tema político? ¡Claro que es un tema político! Se trata de una crisis de salud pública, de la concesión de un servicio público cuyo control corresponde a la Municipalidad, de un derecho humano, de la falta de inversiones en infraestructura que ocasionan la situación actual, de la falta de previsión ante un problema que se veía venir, de los interrogantes acerca de dónde fueron a parar los fondos destinados a inversiones, la mala administración de los recursos de todos, la comunicación inadecuada ante una crisis, la falta de respuesta satisfactoria del Estado ante una emergencia… ¡No puede ser más político! Decir “es un tema político” como si se tratara de un descubrimiento es una imbecilidad.

Hay una gran diferencia entre decir que es un problema político y decir que es una cuestión electoral. En un año como este, todo parece adquirir un tinte partidario, y cualquier reclamo, por legítimo que sea, es puesto en duda con esta excusa. Pero nadie puede afirmar que en las reuniones vecinales y las protestas públicas de estos días haya visto una bandera, un volante o un afiche de un partido político. No se habló de elecciones, de votar a tal o cual, no se propuso a ningún candidato como salvador del pueblo. El único tema protagonista fue el que nos une a todos: queremos agua potable, respuestas sinceras e inmediatas, soluciones reales y definitivas, y paliativos para sobrellevar la situación hasta que se solucione. Entre los que participamos de las reuniones había, sí, militantes de la UCR y del Frente Para la Victoria, pero también muchas, muchísimas personas que no militan en ningún espacio político. Incluso, muchas que votaron al actual gobierno municipal y que, más allá de esta protesta circunstancial, probablemente siguen apoyándolo. De hecho, nos hubiera gustado ver también a militantes de la fuerza que hoy gobierna Embalse, pues es precisamente su ausencia la que transforma este problema de todos en una cuestión partidaria, un asunto de bandos enfrentados y no de vecinos trabajando solidariamente para hallar una solución.

La presencia de militantes de otros espacios sin duda molestó. Pero, así como decir que es un tema político es una imbecilidad, sugerir que para que el reclamo sea legítimo los representantes de los partidos opositores deberían abstenerse de participar es una hijoputez. En primer lugar, por la más obvia de las razones: quienes militamos en política también tomamos agua. También soportamos el olor a podrido cada vez que nos bañamos, también debemos hacer un esfuerzo para pagar bidones de agua mineral, también tenemos derecho a recibir un servicio como la gente y a protestar si no lo tenemos. En otras palabras, también somos vecinos.

En segundo lugar, porque la razón de ser de la política es solucionar los problemas de la gente. ¿Qué sentido tendría la existencia de los partidos opositores si, ante una crisis que afecta la vida de todos, debiéramos quedarnos al margen por decoro? ¿Para qué sirven las estructuras partidarias, los contactos con diferentes niveles de gobierno, los conocimientos sobre derecho y políticas públicas, si se espera de nosotros que los guardemos en un cajón hasta las elecciones?

No estamos en donde estamos para mendigar votos. Estamos acá para poner nuestra estructura, nuestros saberes y nuestro tiempo al servicio de la gente. Si les molesta que la oposición intente solucionar problemas, procuren resolverlos ustedes, en tiempo y forma.

Síntesis: el problema del agua en Embalse
Desde hace varios meses, los habitantes de Embalse venimos padeciendo un severo problema con el agua corriente: sale de las canillas con color oscuro, fuerte olor a podrido, y sabor en extremo desagradable. Se han reportado algunos casos de gastroenteritis, así como problemas de piel, y si bien no hay evidencias de que esto sea consecuencia del agua que consumimos, tampoco parece descabellado asociar una y otra cosa.

Ante la falta de una respuesta satisfactoria de las autoridades involucradas (el Municipio y la Cooperativa de Servicios Públicos), un grupo de vecinos autoconvocados comenzó a protestar activamente en el centro de Embalse, así como en las redes sociales. Su reclamo es concreto: solución definitiva de la situación en un plazo razonable, y paliativos -por ejemplo, entrega gratuita de agua envasada a los vecinos- hasta entonces.
Fuente:
Pablo Demarchi, El agua en Embalse, un tema político, 26/01/15, Noticias del radicalismo de Calamuchita, Espacio del Comité J. Páez Molina.

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