domingo, 19 de octubre de 2014

Inundaciones en áreas urbanas de las regiones andinas: área pedemontana de Mendoza

Inundaciones en Mendoza el 24 de febrero de 2011

por Jorge Adolfo Maza

El Gran Mendoza es un conglomerado urbano integrado por las ciudades departamentales de: Capital, Las Heras, Guaymallén, Godoy Cruz, Maipú y Luján. Emplazada en el centro de un oasis, a una altitud media de 769 m.s.n.m., ocupa una superficie de 16.692 has. urbanizadas, con una población de 973.011 habitantes. Estas se comportan como una unidad funcional, donde Capital es el centro político, administrativo y comercial más importante.

El clima de Mendoza es templado continental seco, lo que se ve reflejado en los siguientes datos:
La temperatura media anual es de 16 ºC variando las medias diarias mensuales de 8 ºC en Julio a 24 ºC en Enero. Las máximas medias diarias oscilan de 15 ºC en Julio a 32 ºC en Enero y las mínimas medias diarias van de 2 ºC en Julio a 16 ºC en Enero.
La humedad relativa media es de 52 %, oscilando a lo largo del año de 42 a 62 % (medias mensuales).
La precipitación media es de 200 mm anuales, variando en el interior de la provincia de 80 a 340 mm.
Las precipitaciones se desarrollan generalmente en el verano como tormentas convectivas de alta intensidad y corta duración (90 mm en 1 hora, el 31 de diciembre de 1959), teniendo registros de intensidades de hasta 5 mm/min.

Descripción del proceso
El incremento poblacional del Área Metropolitana del Gran Mendoza en los últimos años determinó modificaciones en la configuración de la superficie urbanizada y en la distribución espacial de la misma. El crecimiento alcanzado y desarrollado hacia las áreas periféricas, sin un orden urbano preestablecido, debido a la falta de planes estructurales que orienten y conformen un tejido urbano ordenado y articulado, ha generado falencias urbanísticas. Son de destacar:
La gran extensión del tejido urbano.
Crecimiento hacia sectores que no cuentan con infraestructura y equipamiento.
Existencia de importantes huecos urbanos con infraestructura periférica.
Falta de consolidación y jerarquización del equipamiento estructural.
Históricamente la ciudad de Mendoza ha soportado severas inundaciones derivadas del hecho de estar asentada en el pedemonte de la Precordillera Andina, en el cono de deyección de varias cuencas aluvionales.

De este pedemonte bajan innumerables cauces de diferente importancia, en forma más o menos paralela. Mendoza, que está situada donde el pedemonte se va transformando en planicie, los intercepta. Hoy, esta importante urbe denominada Gran Mendoza, ha quedado surcada por una serie de canales que han tratado de respetar lo que la naturaleza ha impuesto desde el comienzo.

Pedemonte y conglomerado urbano del Gran Mendoza. Ubicación de diques aluvionales. Fuente: INA-CRA

Existen antecedentes comprobados de problemas aluvionales desde el año 1607 (Mendoza fue fundada por españoles encabezados por Don Pedro del Castillo en el año 1561). Dichos antecedentes se encuentran plasmados en antiguos documentos y manuscritos, de sacerdotes y vicarios jesuitas y de altas autoridades de la época.

Estos problemas fueron surgiendo debido a la insuficiente capacidad de conducción con que cuentan dichos canales y a las características peculiares del sistema de drenaje pluvial. Esta insuficiencia puede atribuirse a la disminución paulatina tanto de su pendiente como de su sección transversal. Esta última es el resultado de la presión urbana por ocupar espacios. No es necesario resaltar para los mendocinos la situación crítica de la ciudad, ni tampoco hacer notar que el centro de Mendoza constituye un caso de núcleo urbano donde con el pasar de los años se producen crecientes en las zonas bajas provocadas por lluvias cada vez menores.

El diagnóstico es simple: Mendoza es un caso típico de urbanización clásica, agravado en los últimos años por la excesiva urbanización especulativa. Sin un criterio urbanístico adecuado, la misma está sujeta no sólo a una reducción cada vez mayor del tamaño de los lotes sino también a la falta de reservas de adecuados espacios para su parquización. Al respecto, cabe volver la vista hacia los años en que se estableció el parque General San Martín y comparar el tamaño del área urbana de entonces con el tamaño del parque, para deducir la extraordinaria visión que se tenía en aquel momento de la necesidad de espacios verdes.

Actualmente la ciudad crece hacia el Oeste de manera inadecuada, ya que prácticamente se está "pavimentando el pedemonte" con loteos que están indefectiblemente dejando totalmente anuladas las posibilidades de extensión del parque hacia el Sur y hacia el Norte.

En los últimos 40 años la población urbana del Gran Mendoza se ha triplicado con el consecuente efecto de impermeabilización, y las asiduas crónicas periodísticas durante la temporada estival dan cuenta de la gravedad de los daños que ocasiona el escurrimiento que originan las intensas tormentas convectivas.

El sistema de drenaje pluvial natural (acequias de irrigación de la arboleda pública), no está adecuadamente diseñada para aquella función y por lo tanto el rol de conducción es asumido por las calzadas con los obvios inconvenientes que se producen durante los eventos.

Vista aérea del dique Cipolletti, río Mendoza y parte del departamento de Lujan de Cuyo que fue afectada por el aluvión del 11 de Enero de 1934

Si bien el problema pertenece al ámbito municipal, el Poder Ejecutivo Provincial debería coordinar las acciones de los municipios en el caso del Gran Mendoza, por su particularidad de conglomerado urbano, donde las divisiones políticas no coinciden con las divisorias de agua, y porque en muchos casos los colectores aluvionales inciden en el funcionamiento de los desagües pluviales.

El conglomerado urbano intercepta una gran cantidad de cauces naturales, muchos de los cuales han desaparecido y otros se han convertido en calles. Los más importantes se han respetado y hoy son canales que conducen el agua retenida y laminada por los diques aluvionales al colector principal.

Los diques aluvionales Papagayos, Frías y Maure se ubican al Oeste de la ciudad de Mendoza, en el comienzo de los conos de deyección y donde las pendientes pedemontanas adquieren valores menores. Estos diques tienen descargadores de fondo que no son regulados y vertederos de seguridad. Estos diques aluvionales forman una especie de escudo que normalmente protege de una forma efectiva a la ciudad de las avenidas que se forman en estas cuencas, las cuales poseen una importante pendiente media y por consiguiente, cortos tiempos de concentración y elevados caudales pico.

Medidas de control recomendables

Consideraciones generales
Debido a la variedad de factores geológicos que afectan a la urbanización y a los diferentes objetivos que pueden conducir al gobierno a formular las regulaciones sobre urbanizaciones, no existe un conjunto de regulaciones "mejores" o "modelos" que puedan recomendarse. Desde luego, deben hacerse muchas negociaciones y elecciones cuando se toman decisiones sobre políticas de urbanización. No es suficiente esperar que una ordenanza de otra comunidad pueda resolver todos los problemas ya que se pueden plantear una infinidad de consideraciones como las que siguen:
¿La comunidad quiere permitir la construcción de un número grande de unidades habitacionales sin riesgo?
¿O se limitaría más bien la urbanización en el pedemonte a una baja densidad de casas de tipo residencial de gran poder adquisitivo?
¿Se quiere conservar solamente el aspecto del pedemonte?
¿O se quisiera enfatizar más bien el hábitat de fauna silvestre y el ambiente natural?
¿Se prefieren caminos más amplios con mayor seguridad o más estrechos que minimicen la perturbación de la pendiente natural?
¿Se desea contar con una vegetación nativa densa por motivos estéticos y ambientales, o un paisaje irrigado?

Daños en la usina hidroeléctrica de Cacheuta, Mendoza, por el aluvión del 11 de enero de 1935

La lista podría ser aún más extensa. Las regulaciones de pedemonte pueden clasificarse como:

Recomendaciones sobre pendiente/ densidad. Éstas reducen las densidades permisibles en pedemonte ya que a mayor pendiente menor densidad. Esto puede complementarse con:
  1. Establecimiento de dimensiones mínimas para lotes para mayores pendientes.
  2. Especificaciones de porcentajes de cada sitio para ser mantenido en estado natural.
  3. Reducción del número de unidades habitacionales permisibles en pendientes pronunciadas.
Suelos. Estas recomendaciones ponen las regulaciones de la urbanización en función del tipo de suelo basados en mapas.

Técnica de principios guías. Esta técnica crea distritos que ponen todas las tierras del pedemonte en una única jurisdicción. Se aplica un conjunto de principios guía a todas las propuestas de urbanización en estas áreas. Estas regulaciones son usualmente flexibles, permitiendo diseñar la urbanización de acuerdo a cada sitio y aplicar técnicas innovadoras para obtener el fin deseado.

Las regulaciones sobre pendiente/ densidad son, quizás, las técnicas más comunes para controlar las urbanizaciones en pedemonte. La mayoría de las comunidades deberían reducir los impactos negativos típicos de las urbanizaciones en laderas: excesivos desmontes y terraplenado, problemas de erosión y drenaje. Es lógico dirigir estos problemas reduciendo la intensidad del uso del suelo en tanto se incrementa la pendiente. En particular las regulaciones sobre pendiente/ densidad se han visto como una manera de responder a las realidades geométricas de la nivelaciones en el pedemonte: los movimientos de suelo que se requieren para obtener superficies niveladas incrementa fuertemente con la pendiente, hasta que, para pendientes de 50 % (2 horizontal a 1 vertical) se requieren desmontes o terraplenes 2:1 que se extenderán teóricamente en forma ilimitada.

Inundaciones en Mendoza el 24 de febrero de 2011

Pautas para la urbanización del pedemonte
Las urbanizaciones deben considerar la materialización de defensas para proteger el interior de los barrios y loteos, pero al mismo tiempo se deberá resolver la evacuación final de los excedentes hídricos ya que el actual sistema de colectores se encuentra saturado.
Tendrá que regularse el mercado inmobiliario a fin de evitar la excesiva urbanización especulativa, que atenta contra: el tamaño de lotes, servicios y equipamientos adecuados como también espacios verdes. Tanto uno como el otro, inciden significativamente en el coeficiente de escorrentía que tiene que ver con la generación de volúmenes, en la cantidad de caudales torrenciales y en el efecto inmediato producido. Es decir a mayor impermeabilización, se producirán mayores caudales y en menor tiempo. Es conveniente efectuar loteos con parcelas superiores a 400 m2, con el fin de que sea más efectiva la infiltración, así como la preservación de espacios verdes que actúen de freno a las corrientes de agua, producto de las crecidas aluvionales, a manera de bulevares por ejemplo. Debe desterrarse el criterio simplista de proyectar espacios verdes o plazas en el centro de los barrios que no permiten la infiltración y retención de escurrimientos pluviales.
Los movimientos de tierra que se efectúen para urbanización tendrán que realizarse de manera tal que modificando las características del terreno, se respeten los cauces naturales.
Se deberá evitar la configuración de barrios en damero, tratando de materializar las calles siguiendo las curvas de nivel. Es inadmisible seguir con el criterio de urbanización ajustado a ciudades de llanura.
En vista de la saturación de cauces colectores y de riego, tendrá que estudiarse la posibilidad de que cada barrio cuente con reservorios que amortigüen los excedentes hídricos torrenciales.
Tendrán que realizarse obras de control para las cuencas superiores, consistentes en la materialización de pequeños diques o bordos transversales con material del lugar. En tanto para los torrentes generados en cuencas medias, será necesario efectuar obras de corrección que defiendan a la ciudad. Siempre deberá considerarse el problema aluvional en forma integral teniendo en cuenta todas las variables tanto físicas como humanas.

Acceso Este en Puente de Hierro, Mendoza el 24 de febrero de 2011

Una revisión reciente de proyectos de control de crecidas para áreas urbanas ejecutados en Estados Unidos y Canadá, demostró que donde solamente se consideraron medidas de tipo estructural, con el lógico y significativo esfuerzo financiero, los daños se siguieron produciendo y los relevantes costos, no pudieron ser evitados. Con esta mención se quiere hacer resaltar la importancia que tienen como complemento la toma de decisiones de tipo no-estructural consistentes, por ejemplo en:
Legislaciones específicas sobre el tema abarcando aspectos como: uso del suelo, reglamentación sobre loteos y urbanizaciones, códigos de edificación, manual de drenaje de ámbito municipal, etc.
Acciones de emergencia sobre la base de un sistema de alerta hidrológica en tiempo real.
Disponibilidad de seguros contra crecidas.
Aspectos a contemplar en las etapas de planificación urbana.
Limpieza de calles para evitar la obstaculización del escurrimiento y la contaminación aguas abajo.
Implementación de un sistema de pago de tasas destinadas a recaudar fondos para la operación y mantenimiento del sistema de drenaje y para la inversión en nuevas obras. Si estas tasas fueran proporcionales al escurrimiento producido por cada propiedad (equivalente a superficie impermeable) alentarían al propietario a que tal escurrimiento infiltre total o parcialmente en su propiedad (por ejemplo: jardín) aliviando así al sistema de drenaje existente.
Educación pública sobre la problemática.
Se ha comprobado, a través de algunas experiencias en el exterior, que con una buena planificación y diseño de calles se puede ayudar sustancialmente a reducir las dimensiones, y algunas veces eliminar, el sistema de acequias en futuras áreas urbanas.

En varios países desarrollados se han realizado proyectos en el marco de la concepción denominada "Azul-verde" (blue-green) que consiste en la utilización de grandes espacios abiertos para el "almacenamiento temporario o permanente" del agua pluvial, desde un punto de vista estético y/o recreacional. Así también, y bajo el mismo concepto, se han diseñado plazas y paseos públicos en general.

Naturalmente, tanto el diseño de soluciones estructurales como la toma de decisiones no-estructurales necesitan del conocimiento cuantitativo de parámetros hidrológicos e hidráulicos.

Túnel de acceso a un shopping, Mendoza 24 de febrero de 2011

Juan Carlos Bertoni, Silvio Ambrosino, Osvaldo Barbeito, Alberto Daniele, Jorge Adolfo Maza, Carlos Ubaldo Paoli, Juan José Serra, Inundaciones Urbanas en Argentina, 2004, capítulo 7, páginas 198 a 204.

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